El papa Francisco cree que “es urgente un alto el fuego global” porque el mundo está “al borde del abismo” y muestra su temor a “una escalada militar” por el conflicto en Gaza, que “se está extendiendo dramáticamente” y donde alcanzar una tregua “ya sería un buen resultado”.

La guerra es siempre una derrota. Para todos. Los únicos que ganan son los fabricantes y traficantes de armas. Es urgente un alto el fuego global: no nos damos cuenta, o fingimos no ver, que estamos al borde del abismo”, dice el pontífice en una entrevista hoy con el diario italiano “La Stampa”.

Sobre Gaza, “ahora el conflicto se está extendiendo dramáticamente. Estaban los acuerdos de Oslo, tan claros, con la solución de los dos estados. Mientras no se aplique ese acuerdo, la paz verdadera permanece lejos”, añade.

El pontífice teme sobre todo “la escalada militar”, aunque sigue manteniendo “un poco de esperanza, porque se están llevando a cabo reuniones confidenciales para tratar de llegar a un acuerdo” y añade que “una tregua ya sería un buen resultado”.

Respecto al papel de mediación de la Iglesia, el papa Francisco destaca “la figura crucial” del cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén de los latinos, que “es un gran hombre y se mueve bien” y que “está tratando decididamente de mediar”.

“Los cristianos y el pueblo de Gaza -no me refiero a Hamás- tienen derecho a la paz. Todos los días hago videollamadas a la parroquia de Gaza. Nos vemos en la pantalla de Zoom. Hablo con la gente. Hay 600 personas en la parroquia. Siguen con sus vidas enfrentándose a la muerte todos los días. Además, la otra prioridad es siempre la liberación de los rehenes israelíes”, explica.

El papa también se refiere la mediación vaticana en la guerra de Ucrania, donde su representante en la búsqueda de la paz, el cardenal Matteo Zuppi, que “es bueno y experto”, “está llevando a cabo una constante y paciente labor diplomática para poner a un lado los conflictos y construir una atmósfera de reconciliación”.

“Fue a Kiev y Moscú, y luego a Washington y Pekín. La Santa Sede está tratando de mediar en el intercambio de prisioneros y el regreso de civiles ucranianos. En particular, estamos trabajando con la señora Maria Llova-Belova, la comisaria rusa de los Derechos de la Infancia, para la repatriación de los niños ucranianos llevados por la fuerza a Rusia. Alguno ya ha regresado con su familia”, concluye.

López Dóriga

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