Aviones israelíes atacaron la madrugada de este domingo un campo de refugiados en la Franja de Gaza, donde mataron al menos a 40 personas e hirieron a decenas, según las autoridades de salud.

Israel dijo que mantendría su ofensiva para aplastar a Hamás, que gobierna el territorio, pese a las peticiones de Estados Unidos de una pausa en las hostilidades para llevar ayuda a civiles desesperados.

El domingo los ataques aéreos que golpearon el campo de refugiados de Maghazi en el centro de Gaza, mataron al menos a 40 personas e hirieron a 34 más, según el Ministerio de Salud gazatí.

Trabajadores de emergencias aún buscaban entre los escombros con ayuda de los vecinos para recuperar cadáveres o sacar a posibles sobrevivientes.

Un periodista de Associated Press en un hospital cercano vio los cuerpos de al menos cinco niños, incluido un bebé, que habían sacado de los escombros. Una niña sobreviviente caminaba por el pasillo del hospital guiada por un adulto que la tomaba de la mano, con la ropa cubierta de polvo y una expresión conmocionada en el rostro.

Arafat Abu Mashaia, quien vivía en el campo, dijo que el ataque había destruido edificios residenciales de varios pisos donde se refugiaba gente que se había visto obligada a salir de otras zonas de Gaza.

“Fue una auténtica masacre”, dijo el domingo por la mañana, de pie entre los restos de casas destruidas. “Todos aquí son personas pacíficas. Desafío a cualquiera que diga que había (combatientes) de resistencia aquí”.

El campo se encuentra en la zona de evacuación a la que el Ejército israelí había instado a los civiles palestinos de Gaza que se refugiaran, mientras centraba su ofensiva militar en el norte del enclave.

Pese a esas peticiones, Israel sigue con sus bombardeos en todo el territorio, afirmando que ataca a combatientes y activos de Hamás en cualquier lugar. Acusa a la milicia de emplear a los civiles como escudos humanos.

Las voces críticas afirman que los ataques de Israel a menudo son desproporcionados, dado el gran número de mujeres y niños asesinados.

La enorme cifra de muertos en Gaza ha provocado una creciente indignación internacional. Miles de personas, de Washington a Berlín, tomaron las calles el sábado para exigir un alto al fuego inmediato.

Israel rechaza la idea de detener su ofensiva, incluso para las breves pausas humanitarias propuestas por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien está de gira por la región. En su lugar, afirma que Hamás enfrentaría la fuerza plena de sus tropas.

“Cualquiera en ciudad de Gaza se está jugando la vida”, dijo el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant.

El Ministerio de Salud gazatí dijo que más de 9 mil 400 palestinos habían muerto en el territorio en casi un mes de guerra, y que probablemente el número subiría conforme continuaba el ataque.

Blinken se reunió este domingo con el presidente palestino, Mahmud Abás, en Cisjordania, al día siguiente de entrevistarse con ministros árabes de exteriores en la vecina Jordania. Abás no tiene autoridad en Gaza desde que Hamás se hizo con el control del territorio en 2007.

Blinken habló el viernes con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien insistió en que no podía haber un cese al fuego temporal hasta que fueran liberados todos los rehenes que tiene Hamás.

Los líderes árabes pidieron un cese el fuego, aunque Blinken dijo que eso “simplemente le permitiría a Hamás reagruparse y repetir lo que hizo el 7 de octubre”, cuando el grupo realizó un gran ataque desde Gaza en el sur de Israel, que desencadenó la guerra.

Las pausas humanitarias, señaló, pueden ser cruciales para proteger a los civiles, llevar ayuda y sacar a los ciudadanos extranjeros “al tiempo que se permite que Israel alcance su objetivo, la derrota de Hamás”.

Funcionarios egipcios dijeron que proponían junto con Qatar pausas humanitarias de seis a 12 horas diarias para permitir la entrada de ayuda y la evacuación de heridos. También pidieron a Israel que liberara a mujeres y ancianos de sus cárceles a cambio de los rehenes en poder de Hamás, sugerencias que Israel difícilmente aceptará.

Los ataques aéreos han demolido zonas de vecindarios residenciales en el norte de Gaza. Observadores de Naciones Unidas dicen que más de la mitad de la población que queda en el norte de Gaza, unas 300 mil personas se refugian en instalaciones gestionadas por la ONU. Pero los letales ataques israelíes también alcanzaron y causaron daños en esos lugares de forma reiterada.

Un ataque israelí golpeó durante la noche del sábado un pozo en Tal al-Zatar, en el norte de Gaza, lo que dejó sin agua a decenas de miles de personas en la zona, según dijo el gobierno local administrado por Hamás, en la localidad de Beit Lahia el domingo por la mañana.

Naciones Unidas estima que unas 1.5 millones de personas en Gaza, o el 70% de la población, han huido de sus hogares. La comida, el agua y el combustible necesario para los generadores que mantienen en marcha hospitales y otras instalaciones se están acabando.

La guerra ha avivado la tensión en toda la región, con intercambios reiterados de fuego entre Israel y el grupo armado libanés Hezbolá a lo largo de la frontera.

Al menos 150 palestinos han muerto en Cisjordania desde el inicio de la guerra, la mayoría en protestas violentas y combates durante redadas para hacer detenciones.

Miles de israelíes protestaron el sábado ante la residencia oficial de Netanyahu en Jerusalén para pedir su renuncia y el regreso de los aproximadamente 240 cautivos que retiene Hamás.

El mandatario se ha negado a asumir la responsabilidad por el ataque del 7 de octubre en el sur del país, en el que murieron más de mil 400 personas.

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