En el mundo actual, la rehabilitación y reinserción de NNA son esenciales para un óptimo desarrollo de la sociedad.

La conformación tradicional de la justicia se inclina hacia la visión en donde el castigo se percibe como una forma de equilibrar el daño causado por la comisión del delito. Sin embargo, esta mentalidad tiene sus limitaciones cuando se trata de niños, niñas y adolescentes. En lugar de visualizarlos como infractores en un ciclo de castigo y reincidencia, se debe adoptar un enfoque más compasivo y efectivo: la rehabilitación y reinserción.

Según el comunicado de prensa número 172/2023, de fecha 29 de marzo de 2023, del INEGI, con respecto a la Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal (ENASJUP) 2022, se indican los datos siguientes:

– 56.5% de los adolescentes en el Sistema de Justicia Penal para adolescentes cumplían una medida de sanción en externación, mientras que el 30.2% cumplía una sanción de internamiento.

– 45.9% sufrió algún tipo de agresión física al momento de su detención.

– 32.0% de los adolescentes con medida de internamiento fue víctima de algún delito dentro del centro en el último año.

La rehabilitación no solo implica corregir el comportamiento delictivo, sino también abordar las causas subyacentes que lo provocan. Esto incluye factores como la falta de oportunidades educativas, la pobreza, la falta de apoyo familiar y los problemas de salud mental. Al centrarnos en la rehabilitación, se puede brindar a los NNA las herramientas y el apoyo necesarios para reintegrarse positivamente en la sociedad.

La reinserción, por otro lado, es crucial para garantizar que los NNA infractores no sean excluidos permanentemente de la sociedad.

Por lo anterior, resulta relevante recordar la reforma constitucional mediante la cual se estableció un nuevo sistema de responsabilidad juvenil en México, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de diciembre de 2005. Dicho sistema garantiza los derechos fundamentales de los adolescentes que hayan cometido conductas tipificadas como delito, brindando medidas de orientación, protección y tratamiento adecuadas a cada caso, con el objetivo primordial de su reintegración social y familiar, así como su pleno desarrollo personal y capacidades.

Con base en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en enero de 2024 se registraron 2,759 casos de delitos contra personas de 0 a 17 años en México, lo que representa una disminución del 2.9% en comparación con el mismo mes del año anterior, cuando se reportaron 2,840 casos. Sin embargo, durante el mismo período, se observó un aumento en cuatro tipos específicos de delitos contra NNA en el país. Estos son los siguientes: corrupción de menores, con un incremento del 3.4% (de 145 a 150 casos); extorsión, que pasó de 21 a 24 casos; rapto, que aumentó de 2 a 12 casos; y secuestro, que se elevó de 2 a 6 casos.

Es fundamental reconocer que los jóvenes tienen un potencial de cambio significativo.

De acuerdo con investigaciones realizadas por la UNICEF, a pesar de que los adolescentes poseen habilidades cognitivas desarrolladas para el razonamiento, la toma de decisiones y la planificación pueden ser fácilmente influenciadas por sus emociones o por la presión social. Cuando se encuentran en entornos donde deben tomar decisiones y están emocionalmente alterados, pueden verse inclinados a realizar acciones peligrosas o irresponsables. Además, la percepción de ser observados por sus pares puede aumentar su propensión a asumir riesgos.

En la actualidad, la sociedad debe alejarse de la mentalidad de “castigo para corregir”, se debe abordar un enfoque más humano y compasivo hacia la justicia juvenil, priorizando la rehabilitación y reinserción.