Un gobierno manchado por la violencia y la corrupción, una familia presidencial inmiscuida en una intrincada red de tráfico de influencias, un presidente señalado de haber recibido dinero del narco durante una de sus campañas electorales y actualmente bajo la sombra de un pacto inconfesable que explica su retórica de “abrazos y no balazos”, es el actual corte de caja de fin de sexenio.

A ello se suma una candidata presidencial impuesta y un partido político que dependen absolutamente de la suerte y el destino del Presidente. A diferencia de sus antecesores, el Presidente llega con todo el “pinche poder” al final de su gobierno, sin riesgos de ruptura o insubordinación.

Las principales figuras del morenismo, incluida su candidata, han tenido que doblegarse ante quien conoce todos sus secretos y es capaz de enviarlos a la cárcel o al exilio. Ni Ebrard, ni Monreal, ni siquiera Adán Augusto serán un problema para quien conoce sus más oscuros pecados, algunos de ellos cometidos en su nombre.

Hasta ahora, López Obrador tiene el control del tablero de la sucesión presidencial. Las encuestas confirman su alto nivel de aceptación y la tendencia a favor de su candidata. Pero hacia afuera, el presidente está herido.

Dos son los temas que más le preocupan: la revelación por parte de los Estados Unidos de sus vínculos con cárteles del narcotráfico y los casos de corrupción y tráfico de influencias de sus hijos y sus amigos más cercanos. Ya no basta decir que “mis hijos no son corruptos” ante la cascada infinita de negocios que han salido a la luz.

En el primer caso, no se trata de delincuentes convertidos en testigos protegidos para incriminar de habladas; se trata de información precisa que ha sido publicada por tres de los diarios más influyentes de Estados Unidos, y cuya fuente el propio López Obrador le atribuye a la DEA, el cuestionable organismo antidrogas.

Fue la misma DEA la que construyó el caso en contra de Genaro García Luna, hoy señalado culpable de cinco cargos: tres por tráfico de drogas, uno por delincuencia organizada y otro por falsedad de declaraciones. Así que la DEA, autor del festinado juicio en contra del archienemigo de López Obrador, hoy pretende convertirse en su verdugo.

Los periodistas Tim Golden y Anabel Hernández dieron a conocer que el Cártel de Sinaloa aportó entre 2 y 4 millones de dólares a la campaña presidencial del actual líder del Ejecutivo en 2006. No hay pruebas, como tampoco las hubo en contra de García Luna. Es la guerra de la sucesión.

Pero lo que más preocupa a López Obrador es que se conozcan los negocios de sus hijos. Aquí sí, las pruebas brotan hasta por las alcantarillas del drenaje del propio gobierno. La furia de López Obrador radica no sólo en la exhibición de sus bodoques -Cuitláhuac dixit- sino en que no han podido descubrir al sapo que los traicionó.

Familiares y funcionarios del círculo más cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador están una vez más en la polémica, luego de que el portal de noticias Latinus reveló que amigos de uno de los hijos del mandatario obtuvieron presuntos contratos por más de 100 millones de pesos con el gobierno federal.

Al parecer, no hay negocio en el que no estén metido alguno de sus tres hijos. Los chilpayates de López Portillo y los Bribiesca de Fox resultaron unos párvulos frente el profesionalismo de los López Beltrán para hacer negocios. Durante los gobiernos de Salinas, Zedillo, Calderón y Peña, sus hijos eran niños y adolescentes.

Pese al control de los medios y la propaganda de la mañanera, este será el fin de sexenio más polémico y escandaloso en lo que va del siglo. Pero las encuestas mantienen tranquilo al presidente.

Cuitláhuac: no hay títeres con poder

Se equivocan quienes acusan que el gobernador Cuitláhuac García ha perdido el poder luego del fracaso de proponer a una serie de personajes para ocupar vacantes en el Poder Judicial. No se puede perder lo que nunca se tuvo. No hay títeres con poder, dijo el presidente hace algunas semanas.

El presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, comentó que es facultad constitucional y exclusiva del gobernador Cuitláhuac García Jiménez enviar las propuestas para nombrar a los nuevos magistrados del Poder Judicial.

Y aseguró que no hay ninguna imposición respecto a la selección y posterior elección de los nuevos magistrados en el Poder Judicial, en franca referencia a la pre candidata Rocío Nahle.

Hasta ahí todo bien. Pero resulta que el albazo del gobernador se vino abajo. Durante la última sesión ordinaria del Pleno de la LXVI Legislatura del Estado de Veracruz, fue sacado del orden del día la votación de nuevos magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado.

La mayoría de las propuestas eran de personas incondicionales al gobernador, entre ellos, Ángel Alarcón Palmeros, director general de Transporte del Estado; Sarahí Peña Galaviz, subsecretaria de Prevención y Participación Social de la Secretaría de Seguridad Pública; Arturo Sosa Vázquez, director general de Patrimonio del Estado; y José Alfredo Corona Lizárraga, comisionado del IVAI.

Incluso, entre las propuestas del titular del Ejecutivo veracruzano estaba incluida Liliana López Coronado, quien es esposa del ex secretario de Educación Zenyazen Escobar García, según consignaron diversos medios de comunicación.

Es decir, no sólo se pretendía premiar a los colaboradores más cercanos, sino que se intentaba tender una red de protección dentro del Poder Judicial una vez que termine su gobierno. En efecto, el gobernador propuso en ejercicio de sus facultades. Pero resulta que estas ya se cancelaron.

Trascendió que un diferendo político motivó que el tema ya no fuera discutido por el Congreso de Veracruz, ya que la precandidata de Morena a la gubernatura, Rocío Nahle, busca que sean nombrados Humberto Oliverio Hernández Reducindo y Claudia Marlene Galán Espinoza.

El nombramiento de los nuevos magistrados tendrá que darse en las próximas semanas, a pesar de que algunas plazas aún están en litigio por los amparos promovidos por quienes las ocupaban.

De sus nombres, sabremos de quien es ahora “la facultad” de nombrarlos.

Perlas morenistas

1. NUEVA MASACRE EN TIHUATLÁN. Este domingo, elementos de la Guardia Nacional localizaron restos humanos en una fosa clandestina de Tihuatlán, al norte de Veracruz. Según las investigaciones, se calcula que se encontraron hasta 14 restos humanos, aunque no aclaran si corresponden a igual número de personas.

La Fiscalía General del Estado (FGE), informó que ha iniciado una carpeta de investigación: “debido a un reporte realizado por elementos de la Guardia Nacional. Dicho reporte señala el hallazgo de restos humanos en un terreno ubicado en la carretera México-Tuxpan, en el municipio de Tihuatlán”.

2. TABASCO, DE EDÉN A INFIERNO. Presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) culparon al grupo criminal “La Barredora”, integrada por antiguos Zetas, de la violencia que padece actualmente el estado de Tabasco.

En un video circulado en redes sociales, hombres encapuchados y fuertemente armados enviaron un mensaje para deslindarse de la estructura criminal identificada como La Barredora, quienes han sembrado el pánico en Tabasco. La tierra del Presidente es la personificación de la película de El Infierno.

3. PARO NACIONAL DE TRANSPORTISTAS, SIEMPRE SÍ. La Coalición de Organizaciones Unidas de Autotransporte, integrada por ocho agrupaciones, confirmó el Paro Nacional para este lunes, ante el aumento de asaltos y asesinatos de operadores de transporte de carga en carreteras del país, durante los últimos meses.

Este domingo, el gobierno federal emitió un comunicado acerca de una supuesta cancelación de su protesta lo que han desmentido los transportistas y llaman a conductores a no atender la falsa noticia difundida por algunos medios. En el caso de Veracruz, el paro se realizará en el límite con Tabasco, desde la plaza de cobro de Acayucan.

La ratonera

Uno de los más amigos más cercanos de López Obrador, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro vaticinó que allá ganarán las elecciones presidenciales de 2024 “por las buenas o por las malas”. Nomás para que le vayan midiendo. Al menos resultó más sincero que el tabasqueño…