En los primeros días del 2024 se dio a conocer la noticia de que la empresa china BYD desbancó a la estadounidense Tesla, propiedad de Elon Musk, como la fabricante de autos eléctricos que más ventas realizó durante el año 2023. Un hecho que nunca había ocurrido, pues durante muchos años la empresa Tesla fue la que más autos eléctricos vendió, manteniendo cautivo el mercado global de este producto, lo que le permitió a su dueño amasar una gran fortuna personal convirtiéndose en el segundo hombre más rico del mundo.

La propia empresa Tesla lo anunció el pasado 4 de enero, a través de un comunicado en el que informó que mientras ellos vendieron 487 mil 507 coches eléctricos durante el último trimestre de 2023, la empresa china logró vender 526 mil 409 vehículos de este tipo.

Según el portal web http://xn--noticias-holsticas-syb.com/, Elon Musk afirmó el miércoles 24 de enero, que los fabricantes chinos de automóviles “demolerán” pronto a sus rivales mundiales como Tesla, si no se disponen de barreras comerciales, como el cobro de aranceles elevados para la importación de estos automóviles en todos los países “occidentales”, comenzando por el propio Estados Unidos.

Las razones del por qué las empresas chinas, principalmente BYD, están ganando terreno a las estadounidenses se encuentran en el hecho de que los automóviles que producen son mucho más baratos para el público y se ofertan en una mayor variedad que los fabricados por los estadounidenses.

El propio Elon Musk declaró ante analistas financieros lo siguiente: “Las empresas automovilísticas chinas son más competitivas y pronto tendrán un éxito significativo fuera de China, dependiendo de qué tipo de aranceles o barreras comerciales se establezcan. Sino se establecen estas barreras comerciales, prácticamente demolerán a la mayoría de las otras compañías de automóviles del mundo. Los chinos son extremadamente buenos”.

Al mismo tiempo, Elon Musk advirtió que Tesla se encuentra al limite natural para abaratar costos de producción, mientras que los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, son expertos en mantener los costos de producción bajos debido a que cuentan con una cadena de suministros estable, por lo que rápidamente están expandiendo sus ventas más allá de China.

La empresa BYD no es la única que está teniendo éxito en este terreno. Pues según el economista Sergio Palomeque, China produjo 13 millones de autos eléctricos entre 2018 y 2023, muchos más de lo que fabricaron las empresas de Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia y Corea del Sur juntas, lo que significa que el gigante asiático está asumiendo el liderazgo mundial a nivel tecnológico en la lucha contra del uso de combustibles contaminantes como la gasolina y el diésel, impulsando decididamente una de la prioridades de la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas para combatir el cambio climático y detener el deterioro del medio ambiente. También vale la pena agregar que en China el 40% de los autos que circulan en su mercado interno son eléctricos.

Todo esto posible gracias al alto desarrollo que han alcanzado las fuerzas productivas en China como resultado del modelo económico construido por el Partido Comunista Chino desde el triunfo de la Revolución de 1949, modelo económico que oficialmente recibe el nombre de “economía socialista de mercado” o “socialismo con características chinas”.

Según el investigar del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (CMEES), Ehecátl Lázaro Méndez, especialista en estudios sobre China, entre 1949 y 1976, tras la toma del poder por parte del Partido Comunista Chino, se planteó un desarrollo económico NO CAPITALISTA, tomando como inspiración el modelo de economía planificada de la Unión Soviética, tratándola de aplicar a sus propias condiciones locales, sin embargo, durante estas décadas no se dio un gran desarrollo económico y hubo muchos problemas para impulsar la industria y la producción agropecuaria.

Fue a partir de 1978, que el Partido Comunista Chino dio un viraje en el programa económico que el país debía seguir, viraje que fue impulsado por el presidente chino Deng Xiaoping. El nuevo programa sostenía que debían adoptarse relaciones productivas de tipo capitalista, con la existencia de empresas privadas que tuvieran parte de los medios de producción y con el trabajo asalariado como principal medio para distribuir la riqueza entre la población, pues esto permitiría desarrollar económica y tecnológicamente al país.
Sin embargo, la Reforma y Apertura de Deng Xiaoping, se aseguró de mantener en manos del Partido Comunista el poder político, ejerciéndolo en representación de los obreros, campesinos y demás sectores trabajadores, y se aseguró también el control de los sectores estratégicos de la economía a través de empresas públicas en manos del gobierno.

Actualmente, según datos del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), con sede en la ciudad de Washington, DC., el 50 por ciento de las empresas más grandes de China las controla el Estado y el Partido Comunista, mientras que 40 por ciento están en manos del sector privado y el restante 10 por ciento son empresas mixtas.

Los sectores económicos estratégicos controlados por el gobierno chino son: la producción de gas natural y petróleo, el agua, la electricidad, el transporte, la educación, la salud, el internet, la telefonía, los bancos, la construcción de carreteras, entre otros. Vale la pena mencionar que, en los últimos 30 años, las empresas estatales chinas construyeron 160 mil kilómetros de carreteras en todo su territorio, más que en ningún otro país del mundo.

Por otro lado, en el informe “Fortune Global 500” del año 2020, que enlistó a las 500 empresas más grandes de todo el mundo, óigase bien de todo el mundo, 117 empresas son de origen chino, de las cuales 91 son estatales controladas por el gobierno; en contraste en esa lista, también se ubicaron 121 empresas norteamericanas, todas ellas de capital privado.

El socialismo con características chinas le ha permitido a esta nación asiática erradicar la extrema pobreza en el país, sacar a más de 800 millones de seres humanos de la pobreza, de los cuales 60 millones solo en los últimos 5 años. Esto también la ha llevado a convertirse en la segunda mayor economía mundial, muy cerca de Estados Unidos, y existe el pronostico de que ocupará el primer lugar para el año 2030 si continúa creciendo al ritmo actual, pues cuenta con una fuerza laboral de más de 600 millones de personas y contribuye con el 40% de la producción industrial de todo el planeta.

Según la analista Nidya Egremy, de la revista buzos de la noticia, en la actualidad China lidera la investigación científica y los avances tecnológicos en los siguientes sectores: inteligencia artificial; creación de la red móvil de Quinta Generación, más rápida y eficaz que la 4G actual; la industria aeroespacial, la producción de ferrocarriles de alta velocidad, los llamados trenes bala; también en el área financiera y de la banca móvil y, por supuesto, en la producción de vehículos eléctricos, que fue el tema con el que iniciamos este pronunciamiento.

Todo esto ha sido posible porque el partido que gobierna en China está formado por obreros, campesinos, profesionistas y políticos emanados del pueblo, con una doctrina filosófica de carácter científico que tiene como objeto principal mejorar la vida de los seres humanos y no la obtención de la máxima ganancia, como ocurre en el capitalismo. Hay por parte del pueblo y del Partido que los representa, una estricta vigilancia para que los funcionarios no se corrompan, una actitud de laboriosidad permanente, el impulso no solo del desarrollo económico, sino también de las bellas artes y el deporte, para la formación de hombres y mujeres cultos y sanos, entre muchas otras cosas.

Sin embargo, seguramente aún quedan muchas dudas sobre la forma de gobierno, los avances tecnológicos, productivos y sociales en esta nación, pero empezar hablar de lo que sucede en China es de suma importancia y, seguramente, estas dudas tarde que temprano se irán aclarando, porque los hechos valen más que mil palabras.