En Xalapa las obras han resultado un dolor de cabeza tanto para los ciudadanos como para el alcalde Ricardo Ahued.

Tardan mucho en ser concluidas y provocan problemas a los vecinos y a los automovilistas en general, que de un día para otro se encuentran con que ya no pueden circular por determinada ruta y eso se prolonga por meses.

Ese largo tiempo para terminar las obras viales es lo que genera el dolor de cabeza para miles, incluido el presidente municipal por los reclamos que debe aguantar.

Unos ejemplos son muy visibles, como el de la avenida Lázaro Cárdenas, donde al inicio de los trabajos de rehabilitación avanzaron lentamente, levantando la losa vieja y deteriorada, y después rompieron tramos ya reparados para volverlos a hacer, seguramente porque estaban mal construidos.

También han sido conocidos y padecidos por muchos los casos en los que algunas constructoras no han tenido el cuidado debido y han roto tubería de agua agravando la escasez y dejando sin líquido por varios días a grandes sectores de la capital.

El último conocido es el de la calle Santos Degollado, porque la rúa está en pleno centro y es muy transitada. Los vecinos se quejan por el largo tiempo empleado en terminarla y por múltiples fallas.

El alcalde Ahued expresó al respecto que tienen la razón quienes ahí viven y que en dado caso la constructora tendrá que responder vía la fianza depositada. Lo que ya no podrá ser compensado es el tiempo perdido, las pérdidas en negocios y oficinas y los corajes de quienes viven o trabajan en la zona.

Hay otras obras que no son tan vistas, porque son realizadas en calles de menos circulación, pero igualmente han provocado dolores de cabeza.

Por mencionar alguna diremos la calle Tepic, en la colonia Inmecafé, de Araucarias a la Secundaria 128, unas tres cuadritas.

La constructora lleva más de medio año con los trabajos y es hora que no los puede entregar terminados.

Por ese rumbo, en Indeco Ánimas, los vecinos de la Beethoven yo creo ya perdieron la cuenta de los meses transcurridos para rehabilitar su calle.

¿Qué pasa con las constructoras que no pueden ejecutar en un tiempo razonable los trabajos? ¿Son improvisadas? ¿Las colocaron a chaleco desde la oficina en donde hay nuevo jefe porque el anterior murió en el intento de ser candidato a gobernador postulado por Morena y se hizo fama, entre otras cosas, de «constructor» de obra pública?

Y para seguir con los dolores de cabeza provocados por las obras viales en Xalapa, está el puente de Las Trancas. Ya lo terminaron, pero puede ser calificado como «raro», para ser benevolente.

Para empezar su carril de entrada a la ciudad provoca mayor congestionamiento metros adelante, al aventar más carga vehicular.

Y luego está el asunto de que sus carriles se reducen casi subrepticiamente, lo que puede ser causa de accidentes o de sustos constantes.

¿Quién hizo el trazo que debió llevar el visto bueno del secretario estatal de Obras Públicas? ¿No pudo hacer ver que el presupuesto era insuficiente y que la obra necesitaba más dinero para entregar un puente ajustado a las necesidades viales y no al recurso autorizado que lo hace riesgoso?… más allá de que ahí solo sirve para salir con menos problemas de Xalapa.

El puente Jiménez, del puerto de Veracruz, ese en el que hay que detenerse cuando se llega a su punto más alto por su pésimo trazo, ya tiene competencia en Xalapa y a los xalapeños les han agregado otro dolor de cabeza.