No se ha conocido hombre o mujer fuerte en un gobierno veracruzano que, de rebasar ciertos límites, no termine por caer.

Ahora hay un caso singular con el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, quien se ha llegado a sentir (y por lo tanto actúa) con un poder más allá de sus atribuciones.

Solo porque el gobernador Cuitláhuac García es distinto en el ejercicio del poder que da una gubernatura, si no hace tiempo que habría cambiado a su segundo de a bordo.

Patrocinio se estrenó en su cargo con un gran yerro, cuando en principio no pudo dar el control de la Legislatura a quien el Gobernador quería, el diputado Juan Javier Gómez Cazarín.

De ahí en adelante encontró la fórmula: avasallar al enemigo, lo mismo contra la expresidenta del IVAI que contra magistradas o quien fuera necesario de la oposición.

Pero nada es eterno. A la par de que se engolosinó y endureció su forma de ejercer el poder, a los que no pudo someter dentro del gobierno, por ejemplo Gómez Cazarín y Zenyazen Escobar, tomaron fuerza, lo enfrentaron y lo hicieron retroceder en sus áreas de influencia.

Tal vez no lo dimensionó correctamente o lo soslayó, pero sus problemas empezaron cuando cayó de la gracia de la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

El sexenio avanzó y con ello aumentó su deseo ya no de una senaduría o una diputación para el futuro, sino fijó su meta en sustituir a su jefe y tejió para ello, sin importar que supuestamente el equipo trabajaba para que la sucesora fuera Nahle.

En tanto se le fue encima al diputado Sergio Gutiérrez y al delegado Manuel Huerta no pasó gran cosa, pero todo cambió cuando arreciaron sus acciones y, al tu por tu, empezó a disputarle la candidatura a la gubernatura a Rocío.

Lo último que hizo fue tapizar el estado con propaganda a su favor y entonces otros locales dijeron nosotros también podemos, dando la impresión del desplazamiento total de la secretaria de Energía.

Fue entonces que vino el manotazo y maniobra, vía la reunión de Nahle con Gómez Cazarín, Zenzayen, Eleazar Guerrero y José Luis Lima.

Inmediatamente siguió lo expresado por el presidente López Obrador y luego lo dicho por el Gobernador en el sentido de que Patrocinio retiraría sus espectaculares y no buscará ser candidato a gobernador.

Lo prudente habría sido el acatamiento inmediato de la orden y el silencio, pero eso no se le da al Secretario de Gobierno, quien se echó para adelante. Hay una frase que dice que es mucho lo que se puede tener por ganar y poco por perder, en su caso ahora es: mucho lo que tiene por perder y poco por ganar.

Ya sea que la candidatura recaiga en Nahle, Gutiérrez o Huerta, a Patrocinio no lo veríamos ni como suplente de diputado.

Es más, cuando haya candidata o candidato lo primero que se supone que haría es pedir el cambio en la Secretaría de Gobierno, pues no habrá la mínima confianza.

El funcionario de referencia puede que crea que es indispensable para la operación política de 2024 o que están en deuda con él por lo hecho en estos últimos cinco años, pero ya se dará cuenta que no. Otros, igual, mejor o peor harán su trabajo.

 

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