La guerra entre Rusia y Ucrania cumple un año de haber iniciado. Inflación descontrolada en muchos países del mundo, una crisis migratoria no vista desde la Segunda Guerra Mundial, crímenes sanguinarios y el renacimiento una nueva «guerra fría moderna» han sido algunas de las cosas que ha provocado el conflicto armado.

El mundo, que ya no había sido el mismo desde la irrupción de la pandemia de covid-19, tuvo que enfrentarse a un nuevo reto, no sólo geopolítico, sino también económico y social. A un año del llamado de Putin a la «operación especial», la humanidad sigue padeciendo —directa o indirectamente— los efectos del conflicto. ¿Pero quién va ganando? ¿Qué ha dejado este conflicto? ¿Cómo terminó afectando el curso de la humanidad a un año?

¿Cómo inició la guerra entre Rusia y Ucrania hace un año?

Moscú pensó que tomaría Kiev en cuestión de horas, después de que el presidente Vladimir Putin emitiera un mensaje a las 4:00 de la mañana (hora local) del 24 de febrero —al mismo tiempo que las Naciones Unidas realizaba una reunión de emergencia sobre la tensión entre ambos países—, donde decretó en ese entonces la «operación especial» en Ucrania. Tres horas antes, a la 1:00 de la mañana, su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, tuvo una llamada recibiendo el visto bueno del Kremlin.

Putin dijo en su discurso que el propósito de la «operación» era «proteger a la gente» en la región predominantemente de habla rusa de Dombás, de quien afirmó falsamente que «durante ocho años, (había) enfrentado la humillación y el genocidio perpetrados por los régimen de Kiev», calificando al gobierno ucraniano como «nazi».

Lavrov era de los pocos que sabían el plan con el que Putin iniciaría la guerra. Desde noviembre de 2021, Ucrania alertaba al mundo de que Rusia quería comenzar una guerra, algo que el Kremlin negaba en reiteradas ocasiones, incluso mientras mantenía conversaciones con el presidente francés, Emmanuel Macron. Todo era por el Dombás, región controlada por los separatistas prorrusos, y afianzar el control de Crimea, que fue anexionada años atrás.

Los bombardeos en el Dombás —el epicentro del conflicto que ya databa desde 2014—, en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, que «reclamaron» su independencia comenzaron horas antes de iniciarse la guerra. Las tropas rusas, en alianza con los separatistas, lanzaron misiles y se fueron a la toma inmediata de territorio. Esa mañana, Kiev, Járkov, Leópolis y otras ciudades ucranianas amanecieron con bombardeos, destruyendo edificios y los tanques tomando las calles.

Las imágenes de gente refugiándose en el Metro de Kiev recorrieron el mundo. Familias enteras, incluidas sus mascotas, convivieron los primeros días en uno de los sistemas de transporte más profundos del mundo. En tanto, en sus calles, sonaban las alertas antiaéreas, sonido que no se reproducía desde la Segunda Guerra Mundial.

Volodímir Zelenski, un líder que fue elegido como un candidato outsider en medio del desprestigio de la clase política —y una reciente fama surgida de su serie cómica «Servidor del Pueblo»— tenía la posibilidad de huir del pais, pero comenzó a ganarse el prestigio del mundo occidental grabándose en medio de los bombardeos y las calles sitiadas de Kiev para evitar el avance de los rusos. Se negó a la solicitud de varios países, entre ellos Estados Unidos, de darle asilo por el riesgo de que fuera asesinado.

¿Cuánto territorio ganó y perdió Rusia a un año del conflicto?

Al inicio de la guerra, Rusia llegó a ocupar hasta 161 mil kilómetros cuadrados de Ucrania, es decir, el 27% por ciento del territorio. Con el avance de la guerra, las tropas ucranianas recuperaron hasta 74 mil 443 kilómetros cuadrados, llegando a una actual ocupación de Moscú de sólo el 18% de todo el país.

Rusia ocupó gran parte del territorio ucraniano en los primeros días, pero lo fue perdiendo al paso de las semanas. No sólo los ucranianos lograron recuperar el control de Kiev, sino tambien zonas que llegaron a tener los soldados de la «Z» —con los que se empezaron a identificarse a lo largo del conflicto—, incluso zonas peligrosas como la planta nuclear de Zaporiyia o la famosa y radioactiva planta abandonada de Chernóbil.

Pero no todo ha sido «gloria a Ucrania». Las tropas ucranianas tuvieron reveses como la reconquista de Bajmut —tomada por los paramilitares del Grupo Wagner—, y algunos de sus miembros han estado implicados tanto en violaciones a los derechos humanos como en ser simpatizantes de la ideología nazi.

Sin embargo, los rusos son quienes han cometido mayores errores y crímenes de guerra dentro de este conflicto. Desde la muy documentada masacre de Bucha —donde los cuerpos yacían sobre las calles del poblado—, el bombardeo masivo contra la ciudad de Mariupol, la violación de mujeres y niñas a lo largo del conflicto, armamento viejo y desactualizado, así como la movilización parcial, con gente que no tenía experiencia y murió de forma instantánea en la línea de combate.

Kiev ha pedido a las potencias occidentales seguir enviando millones de dólares para capacitación y armas, mientras que Moscú ha amenazado con usar armas más drásticas, como bombas de racimo —prohibidas por la Convención de Roma— y hasta el reactivar las armas nucleares. La pérdida de territorio y la extensión del conflicto hizo incluso que Putin cambiara su estrategia hacia una «guerra contra Occidente».

Esto se ha traducido en al menos 13 mil bajas por parte de los ucranianos —además de 7 mil 200 civiles—, mientras que del lado de Rusia suman más de 150 mil, aunque Moscú asegura que sólo son 5 mil 937 decesos. Ambos países se dicen ganadores, o que siguen en la línea de batalla. Sin embargo, sólo han estado bajo el respaldo de sus aliados.

¿Quienes han sido los aliados de Ucrania y Rusia?

La OTAN —liderada por Estados Unidos— y Rusia volvieron a enfrentarse «como en los viejos tiempos», pero no a la misma magnitud que durante los años más crudos de la Guerra Fría. Una coalición militar que perdió relevancia ante la caída del bloque soviético volvió a obtener protagonismo, y además, más candidaturas para adherirse a él. Tras este conflicto, no sólo Ucrania ha pedido ser parte de esta alianza, sino también de la Unión Europea. Países históricamente neutrales como Finlandia y Suecia han pedido sumarse a la OTAN, mientras que Moldavia, Kosovo y Bosnia y Herzegovina aspiran a tener voz y voto en Bruselas.

Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea —a excepción del ultraderechista húngaro Viktor Orbán— Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur son quienes expresaron un apoyo explícito hacia Kiev y Zelenski, aunque no con la misma intensidad. Pero quien ha defendido a Ucrania y ha gestado todo el apoyo ha sido Polonia, su país vecino y el cual comparte el mismo pasado socialista en los viejos tiempos de la Unión Soviética.

Los aliados —dentro y fuera de la OTAN— no sólo tomaron partido con Kiev, sino también han proporcionado armamento y recursos económicos. Zelenski ha estado junto a los líderes del mundo occidental, ya sea en visitas sorpresa en Kiev, a través de videollamadas con los parlamentario o recientemente haciendo viajes relámpago a la Casa Blanca, al Palacio de Buckingham y la sede del Consejo Europeo.

En contraparte, Rusia se ha quedado aislada económica y geopolíticamente con el bloqueo del sistema de pagos internacionales SWIFT, con restricciones a la venta de su petróleo y gas —incluido un sabotaje a sus gasoductos Nord Stream—, sanciones impuestas por la Unión Europea, el G7 y Estados Unidos y con resoluciones fallidas ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Moscú sólo ha contado con el respaldo explícito de su allegado bielorruso, Alexandre Lukashenko —el último dictador de Europa, quien ya estaba en la mira de Bruselas por el fraude electoral de las elecciones de 2020—, y de forma implícita por China e Irán. El gobierno de Xi Jinping le compra las materias primas y le ha estado proponiendo un acuerdo de paz, mientras que Irán lo provee de drones para atacar a los soldados ucranianos. Sólo Cuba, Venezuela y Nicaragua —cuyas tres naciones son dictaduras—han dado respaldo moral a Putin.

Países que han quedado en el justo medio han sido la India de Narendra Modi —con quien tiene intereses económicos, aunque aboga por la paz— y Brasil de Lula da Sivla —que crítica a Zelenski y Putin por igual, pero se ha ofrecido como mediador—, mientras que la región de América Latina ha quedado dividida entre el ausentismo y los posicionamientos tibios como Argentina y México.

¿La guerra en Ucrania hizo que se disparara la inflación?

La guerra supuso un salto de mediano plazo en los precios del petróleo, pasando de valer por debajo de los cero dólares al inicio de la pandemia a rosar los más de 100 dólares por barril. Aunque no se desató una «crisis del petróleo» como hace 50 años, el gas se convirtió en un objeto de disputa entre Rusia y los países europeos.

Tras la guerra y en medio de sanciones millonarias impuestas contra Moscú, el gas se convirtió en un recurso tan preciado —ante la amenaza del invierno— que se buscó tanto limitar su uso como almacenarlo y conseguir otros proveedores —entre ellos, Estados Unidos, Qatar y Argelia—, y por ello, los precios de la electricidad en Europa alcanzaron cifras récord, ya afectadas por la pandemia.

Ese aumento conllevó, en consecuencia, al aumento en el precio de los alimentos a nivel mundial. La inflación ha sido un reto para los bancos centrales de todo el mundo, que ordenaron usar «la vieja receta» subir sus tasas de interés con tal de controlarla, aunque apenas ha empezado a surtir efecto en algunos países como Estados Unidos y algunas naciones de Europa.

Ucrania es uno de los principales exportadores de granos y aceites. El inicio de la guerra conllevó al riesgo de que muchos habitantes de países africanos que ya padecían inseguridad alimentaria se quedaran sin comer. Por ello, Turquía decidió entablar negociaciones para no afectar el suministro ante el cierre del Mar Negro.

Las economías del mundo han entrado en incertidumbre, al grado que el propio Banco Mundial alertó no sólo un estancamiento económico mundial, sino que algunos países entrarían en recesión. La incertidumbre puede cambiar conforme haya proyección tanto de sus propias políticas como de lo que está sucediendo en Ucrania.

¿Cuántos ucranianos y rusos huyeron de sus países?

Las escenas de miles de ucranianos huyendo en tren del país hacia la vecina Polonia fueron imágenes que tampoco se veían desde la Segunda Guerra Mundial. El propio continente europeo —que ya padecía de una crisis migratoria por la pobreza en África y la guerra civil en Siria— tuvo que acoger a los más de 3.3 millones de refugiados que llegaron a asentarse en Polonia y otros países vecinos.

Perder sus casas en medio de los bombardeos, a miembros de su familia a manos de los rusos, a dejar la vida que tenían atrás ha sido una de las mayores tragedias que han pasado tras el conflicto. Además, desconocen si volverán pronto o terminará como una diáspora que se ha repartido no sólo por Europa, sino más allá de ella.

No sólo los ucranianos han huido del país, los rusos también abandonaron sus hogares. Pero no por los bombardeos, sino por la represión, la censura y el llamado a la «movilización general» de Putin, donde reservistas sin experiencia militar terminan siendo acribillados por las tropas ucranianas que defienden su territorio. Al menos 300 mil rusos han dejado el país a lo largo del conflicto.

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