El hallazgo se ha logrado gracias al sistema de ópticas adaptativas del Gemini Norte, emplazado en Hawai, y se trata de la primera detección de un agujero negro de masa estelar en la Vía Láctea, cuya proximidad ofrece un objetivo de estudio único para avanzar en la comprensión de la evolución de los sistemas binarios, ha informado este viernes en un comunicado Noir Lab, que opera el telescopio.

Este agujero negro inactivo, denominado por los astrónomos como BH1, pesa cerca de 10 veces la masa del Sol y está ubicado en la constelación de Ofiuco. Está a apenas 1600 años luz de distancia, tres veces más cercano a nuestro planeta que el anterior récord, una binaria de rayos X ubicada en la constelación del Monoceros.

El descubrimiento fue posible tras observaciones precisas del movimiento del acompañante del agujero negro, una estrella similar al Sol que lo orbita a una distancia aproximadamente similar a la de la Tierra con respecto al Sol.

Los agujeros negros son los objetos más extremos en el universo. Es posible que las versiones supermasivas de estos inimaginables y densos objetos astronómicos se encuentren en el centro de las galaxias más grandes. Sin embargo, los agujeros negros de masa estelar, cuyo peso aproximado es entre cinco a 100 veces la masa el Sol, son muchos más comunes en el universo, con un número estimado de ellos de alrededor de 100 millones solo en la Vía Láctea.

No obstante, hasta la fecha solamente se han confirmado unos pocos, casi todos activos, lo que significa que brillan intensamente en rayos X a medida que consumen material de un compañero o compañera estelar cercano, a diferencia de los agujeros negros inactivos que no lo hacen, como el recién descubierto.

pressenza.com

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