“La ciencia es para todos porque todos tenemos la capacidad” coincidieron investigadoras de la Universidad Veracruzana en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Durante el programa “Conversaciones científicas”, las investigadoras Zaira Domínguez Esquivel, Graciela Nachón García, Griselda Hernández Méndez y Laura Teresa Hernández Salazar, compartieron con la también investigadora Marcela Quiroz los retos que enfrentaron para poder desarrollarse en la ciencia, tales como acoso sexual, el desaliento de sus compañeros y maestros, la resistencia de la familia y la dificultad para compaginar otros aspectos personales de su vida como la maternidad.

Quería un trabajo que permitiera volar la imaginación

Zaira Domínguez Esquivel, investigadora del Instituto de Química Aplicada de la UV, recordó que desde pequeña tenía claro que quería un trabajo que “no fuera rutinario y que siempre permitiera que mi imaginación estuviera funcionando”.

Así fue como decidió estudiar química en Guadalajara, sin embargo se encontró con un ambiente “no muy amigable, tenía profesores chapados a la antigua que te desalentabas si eras mujer, te decían que estabas quitando espacio a un hombre que sí iba a estudiar y que sólo estábamos ahí en lo que nos casamos”.

Por ello, comparte la investigadora que al estar ahora del otro lado, como formador e importante “recordar aquello que nonos gustó cuando éramos estudiantes y no replicar esquemas de violencia, es muy importante ser conscientes de ello y crear espacios de trabajo adecuados en donde haya respeto y confianza”.

Se tiene que apoyar el ingenio

Laura Teresa Hernández Salazar, investigadora del Instituto de Neuroetología compartió que desde que leyó un artículo de National Geography su deseo era estudiar animales, sin embargo su familia le dijo que “meterte en una selva no es para ti y me quedé con esa espinita. Mejor estudia algo que puedas estudiar en una ciudad, como te vas a arriesgar, piensa en algo que puedas hacer en un consultorio así que empecé en nutrición”.

La “espinita” continúo hasta que conoció a un biólogo que pidió voluntarios para un estudio sobre la alimentación de los monos en donde Hernández Salazar no dudó en alistarse para finalmente seguir su vocación. Fueron bastantes los momentos en que se encontró con profesores que la apoyaron, así que comenta que desde su posición como profesora

“Aprendí de mis profesores que hay que apoyar al ingenio, así que en mis clases, sobre todo con mujeres les intento ayudar a que pierdan el miedo, sobre todo porque cuando estudias la maestría y el doctorado es un momento crucial en el que muchas mujeres desean ser madres pero para el trabajo en campo se dificulta, así que intento decirles “ok, esto va a pasar, pero vamos a planear y buscar las herramientas para que sigas destacando. Tratar de guiarlas, ser pacientes y sobre todo no cortarles las alas”.

Fue difícil encontrar un espacio

Por su parte, Griselda Hernández Méndez, investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales, dijo que llegó a la sociología al descubrir las desigualdades que había en el país y si bien pagó sus estudios con mucho esfuerzo y esto le permitió hacerse de un lugar en un instituto, esto también tuvo sus problemas:

“Fue muy difícil. En mi caso entré a un instituto en el que había hombres y mujeres, pero la edad no me ayudó. Sufrí acoso laboral y sexual, y aunque ahora hay más apoyo de las autoridades, en ese momento no querían escuchar. Además de esto, es difícil tratar de equilibrar nuestra vida como madres, esposas, hermanas conjuntamente con la labor de la ciencia”.

Por ello, la investigadora intenta recordar a sus estudiantes, que son profesores en su mayoría, que “la educación es la mejor forma para acabar con estas desigualdades, acompañar a los estudiantes con la transversalización de valores y mostrar a los estudiantes estas ideas de búsqueda de equidad de género”.

Quería llevar la odontología más allá

Gabriela Nachón García directora del Instituto de Ciencias de la salud, explicó que su reto más grande fue crearse una carrera en la investigación, pues cuando entró en la maestría consideraban que ella no tendría campo clínico por no estar en un hospital “entré condicionada, me dijeron “no, tú no”, por ello con sus estudiantes intenta enfatizar esta necesidad de prepararse continuamente:

“Intento sembrar esa semilla de ir más allá, particularmente las mujeres, independiente hay tiempo para todo, para casarse, para ser madre, pero la formación esa es continúa, siempre les comento a las chicas que finalmente tú formación y tú conocimiento es hasta el día que te mueras, yo creo que es una manera de desarrollar en las mujeres esta inquietud de sentirse seguras de lo que van a hacer y que hay muchas formas de desarrollarse profesionalmente y la ciencia es una de ellas”.

AVC

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