Desde hace al menos 30 años, los bajos precios y los problemas de comercialización afectan al sector cafetalero, cuyo campo está empobrecido.

Se trata de un cultivo sumamente importante para la entidad, desde el punto de vista económico y ambiental. Hay que recordar que Veracruz  es de los estados con la mayor y la mejor producción.

En 2019, la asociación civil Pronatura difundió un interesante trabajo denominado “Regiones cafetaleras de Veracruz. Aroma de la biodiversidad”, donde se refiere a la importancia del café para Veracruz; el cultivo se realiza en 842 comunidades y 82 municipios en los que habitan 86 mil productores. Hay en Veracruz 10 regiones productoras, de norte a sur: Huayacocotla, Papantla, Atzalan, Misantla, Coatepec, Huatusco, Córdoba, Zongolica, Tezonapa y Los Tuxtlas.

Hablamos de 139 mil hectáreas; la mayoría, más de 95 por ciento, son pequeñas fincas de menos de tres hectáreas, donde este producto se alterna con otros cultivos.

Hace unos días platicaba con don Humberto Callejas Sangabriel, conocedor del tema, productor de Naolinco, particularmente de la comunidad El Espinal, quien señala que el 40 por ciento de los productores tienen menos de media hectárea.

Al parecer, en el pasado quedaron los tiempos de las grandes fincas, las enormes extensiones dedicadas a este cultivo.

Lamentablemente, el común denominador en todas las regiones cafetaleras veracruzanas es la falta de organización en el campo, no así en la cadena de comercialización, monopolizada por cuatro o cinco empresas, como AMSA y Aresca, por citar dos ejemplos.

A pesar de ello y de los bajos precios, Veracruz se mantiene como la segunda entidad con mayor producción del grano, dado que aquí se genera el 24 por ciento del total nacional; la primera es Chiapas.

En tema ambiental, el Instituto Nacional de Ecología, INECOL, difundió en 2019 un interesante trabajo del doctor Robert Hunter Manson, considerado un especialista en el papel de los ecosistemas cafetaleros en la conservación del bosque mesófilo. En el estudio titulado “¿Es posible imaginar un Veracruz sin café?”, que se refiere a la vulnerabilidad del sector debido a “la falta de planeación nacional estratégica para la producción y comercialización del grano, así como una capacitación y un financiamiento adecuado para los productores”.

El investigador estima que en la zona centro del estado, 42 mil hectáreas de café fueron reconvertidas en las últimas décadas; “sólo en el municipio de Coatepec, origen de un café considerado unos de los mejores a nivel mundial durante el último siglo, unas 7 mil hectáreas han sido reconvertidas a otros usos de suelos en los últimos 13 años…”

De forma reciente hablaba con el propietario de una cafetería de Xalapa, cuyo nombre no viene al caso, a quien preguntaba sobre el negocio del café; decía que la comercialización del grano en cereza o pergamino es una mala idea, no así la venta en taza.

Don Humberto Callejas, el veterano productor de Naolinco, lo explica a la perfección: unos cuantos pesos recibe por un kilogramo de café cereza, pero en las cafeterías el consumidor paga 20 o 30 pesos por taza.

Más simplificado: el kilogramo de café molido tiene un precio de 130 o 140 pesos; de ese kilo salen 160 excelentes tazas; cada una, a 20 o 30 pesos; es decir, de 3 mil 200 a 4 mil 800.

A eso se debe que organizaciones como el Consejo Regional del Café de Coatepec, al cual pertenece don Humberto, explore nuevos proyectos para beneficiar al campo cafetalero en esta, que es una de las zonas productoras que por su calidad es considerada de las más importantes del país; porque a fin de cuentas, quienes se dedican a este cultivo llevan años expuestos a la voracidad de intermediarios; y vulnerables tanto por los bajos precios en el mercado internacional, como por un gobierno que ha estado ausente por décadas en el sector. @luisromero85