Por alguna extraña razón, pocos medios dieron difusión a la nota más importante del último mes: diariamente, el gobierno –a través de Hugo López-Gatell- sólo ha venido informando de los casos graves de Covid-19 y no de los confirmados, porque se trata de “casos leves”. Esto quiere decir que en México no hay 24 mil 905 personas contagiadas como se dijo anoche, sino más de 130 mil.

La única explicación posible es que la situación colapsará en los próximos días y el gobierno tendría que dar muchas explicaciones, por ejemplo, cómo es que se tenían sólo 24 mil casos confirmados y la tasa de fatalidad rondaría por encima de los 20 o 30 decesos por cada cien enfermos –actualmente está en 9.1-, lo que no ha sucedido en ningún país del mundo. ¿Porqué confesarlo justo en la fase tres?

En cambio, con la nueva cifra de positivos, la tasa se va al suelo (1.7) y permite al gobierno mantener un discurso de aparente tranquilidad. El problema es que ya hemos alcanzado los 2 mil 271 muertos, tan sólo de los que tienen registrados los hospitales públicos y eso no tranquiliza a nadie. Las cifras sobre la atención hospitalaria en hospitales privados y aquéllos que se han quedado recluidos en casa sigue siendo un absoluto misterio.

Además, dijo que en este momento ya no es útil el método estadístico para calcular el número de contagios -“olvídense de Centinela”, eso ya no sirve para esta etapa-, porque esa cifra resulta irrelevante, ya que la atención está centrada únicamente en los casos que se atienden en los hospitales del sector salud del país, ni siquiera aquéllos que se recuperan o fallecen en casa.

La fase tres ha dejado atrás la etapa de prevención y ha obligado al gobierno a enfocarse en la etapa de la emergencia. La realidad será lo que suceda en los hospitales; lo que pase afuera no existe, como sucedió recientemente en el hospital Las Américas del IMSS en el Estado de México.

Lo grave del tema no sólo es la mentira -siempre se dijo que se trataba de casos confirmados y no sólo de casos graves-, sino que implica que más de 104 mil personas anduvieron propagando el virus en sus familias, en sus trabajos, en centros comerciales, en tianguis, sin que hubiera control alguno. Los casos graves y los leves no son un mismo universo, son casos que se deben sumar, dijo el propio Gatell, lo que explicaría el crecimiento exponencial de las últimas horas.

La semana pasada, el ex secretario de salud del gobierno de Vicente Fox y actual Rector de la Universidad de Miami, Julio Frenk, publicó un artículo donde explica lo que realmente está pasando en México. Estamos lejos de ver la luz al final del túnel o de salir de la etapa crítica como insiste el Presidente en una especie de mantra que no se cumple.

Julio Frenk explicó que la respuesta a una epidemia como la de Covid-19 depende de cinco elementos: 1) el sistema de vigilancia epidemiológica con el que se cuenta; 2) la existencia de una reserva estratégica de insumos y un plan nacional de respuesta ante pandemias; 3) la oportunidad y características específicas de la respuesta a dicha contingencia; 4) la estrategia de comunicación utilizada, y 5) el tipo de sistema de atención a la salud del que se dispone.

Sin embargo, atados a la voluntad personal del Presidente, el gobierno fracasó en prácticamente todas. Se le quitaron recursos presupuestales al sistema  de vigilancia epidemiológica, no hubo una reserva estratégica de insumos –por semanas el personal médico ha tenido que salir a las calles a reclamarlo y los aviones de China apenas están aterrizando–, no hubo una respuesta operativa oportuna –sólo política–, a la contingencia; acaso la estrategia de comunicación ha tenido aciertos con un doctor López-Gatell convertido en rock star y sex symbol de la pandemia.

La preocupación de lo que veremos los próximos días no cesa. Con la publicación de los Lineamientos de Manejo General y Masivo de Cadáveres por COVID-19 en México, el gobierno estatal y los Ayuntamientos deberán implementar centros temporales de resguardo de cadáveres ante el incremento «súbito» en el número de fallecidos a causa de la pandemia. El problema es ¿dónde los colocarán, con medidas y protocolos adecuados, cuando las morgues siguen repletos de cadáveres a causa de la violencia?

Los 104 mil casos “no graves” que no se habían informado, sólo son la punta del iceberg de lo que conoceremos mucho antes de que no haya una sola cama de hospital disponible en todo el país.

Las del estribo…

  1. A López Obrador no le calienta tanto que lo comparen con el pasado sino que descubran la corrupción de su gobierno. Las denuncias contra el hijo de Manuel Bartlett eran una oportunidad para validar su discurso de honestidad; en cambio, volvió a acusar campañas orquestadas para debilitar a su gobierno. El pensamiento liberal de hoy es guardar silencio cómplice ante las fechorías de la corte del emperador.
  2. El gobierno se acabó. Si los pronósticos económicos se confirman, este año México podría tener una caída del PIB del 7% y sería el segundo año consecutivo con crecimiento negativo. Los más optimistas aseguran que a partir del 2021 el país podría alcanzar un crecimiento del 2%, lo que le llevaría –en el mejor de los escenarios- cuatro años recuperar lo perdido. La 4T sólo dejará más pobres que se podrán pasear en sus elefantes blancos.