En 2017 murieron Mili Bermejo, Fernando Toussaint y Al Jarreu, los tres en febrero. Ese año caí en la cuenta de que muchos jazzistas han muerto en el segundo mes: Sergio «el Picos» Martínez, murió el 10 de febrero de 2010; Eugenio Toussaint, el 8 de febrero de 2011; Enrique Nery, el 22 de febrero de 2014; Alci Rebolledo, el 9 de febrero de 2015; Al Jarreau, el 12 de febrero de 2017; Mili Bermejo, el 21 de febrero de 2017; Fernando Toussaint, el 24 de febrero de 2017. Hace un par de semanas, el 10 de febrero, falleció Lyle Mays.
A cada uno de ellos hemos dedicado esta columna y ahora recordaremos a todos en dos entregas, en esta primera, Sergio Martínez, Eugenio Toussaint, Enrique Nery y Alci Rebolledo.

Sergio Martínez , el jazzista en su santuario

El 10 de febrero de 2010, la orquesta Nuevo Proyecto (hoy Xalli Big Band) ofreció el recital «Para los amantes» con motivo del Día del Amor y la Amistad. El concierto se desarrolló normalmente y al finalizar, en el encore, el fundador y director de la orquesta, Sergio «Picos» Martínez, sufrió un infarto fulminante y murió ahí, en la Sala Grande del Teatro del Estado, haciendo lo que más amó en la vida: música.

Si la última visión,
si lo último escuchado
es el acorde tocado
al final de la función;
si morir es condición
(con el piano por sudario)
para hacer que el escenario
logre vencer a la muerte,
bienvenida sea tu suerte,
el jazz será tu santuario

 

Eugenio Toussaint, el pianista en su laberinto

En 1976, los hermanos Toussaint —Eugenio, Enrique y Fernando— formaron el grupo Sacbé. Sobre el término, Wikipedia informa: «La palabra sacbej deriva de las voces mayas sac ‹blanco› y bej ‹camino›. Eran caminos elevados cubiertos por estuco blanco o cal de entre 4 y 20 m de ancho y hasta 300 km de largo. Generalmente conectaban plazas y templos o grupos estructurales dentro de las ciudades mayas, pero otros conectaban las ciudades entre sí. Algunos de ellos aún existen en la península de Yucatán y en ciertos lugares de Guatemala».
Tras un largo sinuoso y no precisamente blanco recorrido por escenarios y estudios de grabación, en 1996 Sacbé grabó «Los pintores», álbum en el que estuvieron como invitados especiales el percusionista Armando Montiel y el connotado multialientista Paul McCandless. Ese año, o el siguiente, el disco fue presentado en Xalapa; platiqué con Eugenio y me comentó que era el último intento por mantener vivo al grupo, si el disco —que se difundiría a nivel latinoamericano con el sello Verve— no funcionaba, el proyecto llegaría a su fin. Y sucedió, el grupo no logró consolidarse y anunció su disolución definitiva a finales de 1997. El Camino Blanco que fundó Eugenio, se convirtió en su laberinto.

La música, tu recinto,
esa fruta permitida
con que nutriste la vida,
fue también tu laberinto,
el lugar siempre distinto
nunca igual, siempre diverso.
En él estuviste inmerso
y tu destino fue franco,
hiciste un Camino Blanco
que conduce al universo.

 

Enrique Nery, trotacielos

Enrique Nery tuvo una despedida conmovedora: sus cenizas recorrieron un buen tramo del Paseo de la Reforma acompañadas de un contingente formado por músicos, amigos, alumnos, admiradores de su música y de su vida. Como en Nueva Orleans, la música estuvo presente durante todo el desfile fúnebre, Calacas Jazz Band fue agrupación encargada de musicalizar ese último recorrido de Enrique por las calles de su ciudad. Al llegar al Ángel de la Independencia, su hija subió y desde arriba esparció las cenizas para que se integraran al cielo de su vida, al cielo de música, al cielo de su muerte. Porque así lo pidió, Enrique Nery se convirtió en trotacielos.

De un meñique a otro meñique
cabe todo el universo
si alguien está tan inmerso
en su piano y en su psique
como estuvo siempre Enrique.
Ya sus sueños, sus desvelos,
sus tormentas, sus anhelos
se encuentran en otro plano;
Enrique ya no es mundano,
se convirtió en trotacielos

 

Te vas, Alci, vestido de jazz

Nuevamente está de duelo
nuestra música. Este día
el ave de la alegría
otra vez truncó su vuelo;
hoy, de nueva cuenta, el cielo
se ha ataviado con el traje
del dolor y del coraje.
Por tu pasión y denuedo
gracias, Alci Rebolledo,
camina en paz, muy buen viaje.

Camina en paz, muy buen viaje.
Tus cuerdas, tus armonías,
tu pasión, tus melodías;
todo tu inmenso bagaje
va, sin duda, en tu equipaje
resguardado con recelo
pues, como siempre, tu anhelo
es hacer un monumento
que se funda con el viento
y se esparza por el cielo.

 

VER TAMBIÉN:
Febrero, mes antijazzero II | Al Jarreau, Mili Bermejo, Fernando Toussaint y Lyle Mays.

 

 

 

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