En tiempos pretéritos, cada vez que el Secretario de Comercio decía por ejemplo: “No habrá desabasto de azúcar, aceite y frijol” las amas de casa vaciaban los anaqueles del super y abarrotaban los mercados en demanda de esos productos, porque sabían que el desabasto venía y lo que decía el señor Secretario era puro cuento.

En la actualidad sucede lo mismo, pero desde una perspectiva muy macabra.

Cada vez que las autoridades de Veracruz anuncian un plan para acabar con la inseguridad y detener a los criminales, se genera una brutal carga de violencia.

Este viernes, horas después que el gobernador Cuitláhuac García y el Coordinador Federal de Seguridad Ciudadana Leonel Cota Montaño, firmaran en Coatzacoalcos un convenio llamado pomposamente “Mesa para la Construcción de la Paz”, se desató el diablo y la violencia cobró la vida de seis hombres que fueron linchados y calcinados, hubo cinco ejecuciones, dos feminicidios, dos secuestros y dos levantones frustrados.

Ese día se reportó en Soledad de Atzompa el linchamiento y calcinación de seis sujetos que presuntamente eran secuestradores.

Cansados de tanta inseguridad, los habitantes de ese municipio tomaron la justicia en sus manos y atraparon a cuatro sospechosos a los que después de lincharlos les prendieron fuego. Más tarde se toparon con los dos restantes e hicieron lo mismo.

En Martínez de la Torre, -convertido ya en uno de los municipios más violentos de la entidad- una joven mujer que acababa de dejar a sus hijos en la escuela fue ultimada a balazos. Lo mismo ocurrió con otra que trabajaba como afanadora en un hotel de Tecolutla.

Las restantes ejecuciones sucedieron en otros puntos de la entidad, sin faltar Coatzacoalcos y Xalapa donde ya forman parte de lo cotidiano.

Si en tiempos pretéritos las declaraciones de un funcionario sobre el desabasto provocaban enojo en las amas de casa y un rosario de improperios; en estos tiempos las declaraciones sobre mejorar la inseguridad provocan muerte, dolor, llano, zozobra y miedo, mucho miedo porque los criminales son cada vez más violentos.

Este primer mes de febrero de Cuitláhuac García como gobernador, resultó más violento que el primer febrero de Yunes Linares en el mismo cargo. A su vez, el primer febrero de Yunes fue más violento que el primer febrero de Javier Duarte, que a su vez fue más violento que el primer febrero de Fidel Herrera, que a su vez fue más violento que el primer febrero de Miguel Alemán.

La violencia -esa que nunca esperamos padecer en Veracruz-, tiene rato que se disparó a una velocidad que nadie puede contener.

Entre los eventos que se reportaron el viernes están los secuestros de una cajera en Catemaco y de un menor de 13 años en Cosoleacaque. La víspera, unos sujetos secuestraron en el centro de Xalapa a una empleada de un restaurante.

¿Una cajera y una empleada? ¿Cuánto pueden ganar para considerarse secuestrables? ¿Cuánto puede ser el sueldo de los padres del menor?

«En Veracruz todos nos hemos convertido en secuestrables o en candidatos a que un sicario nos llene de plomo nomás porque se le antojó” me dijo hace meses, con la rabia e impotencia reflejadas en el rostro, un maestro de escuela al que le secuestraron y asesinaron a un hijo. ¿Y quién le rebate?

La realidad es que la inseguridad con todo lo que conlleva, se apoderó de Veracruz y no hay nadie con un plan efectivo para hacerle frente.

Como candidato en 2016 Miguel Ángel Yunes Linares dijo que la solución serían más policías.

En aquella ocasión comenté: ¿Qué va a pasar si el número de efectivos no alcanza para contener la violencia que crece cada día? ¿Acaso tendremos que recurrir a la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y la Corte Celestial para que hagan la chamba que no pueden hacer las autoridades?

Yunes multiplicó por 100 el número de elementos policiacos, pero en contestación se desató una pesadilla de secuestros y ejecuciones no vista hasta entonces.

En los casi tres meses de gobierno de Cuitláhuac García el número de crímenes ha superado a los que se cometieron durante la administración yunista en el mismo periodo de tiempo. Y continúan a la alza.

¿A quién recurrir cuando ni la Guadalupana, ni San Juditas, ni la Corte Celestial han podido con el flagelo? ¿A quién?

Mientras Veracruz vive una situación lo más parecida a un infierno, el Secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros, encargado de la seguridad en la entidad, se pasea por las playas de Baja California Sur en compañía de sus cuates.

Caray qué envidia; quién pudiera hacer lo mismo.

bernardogup@nullhotmail.com