A propósito de la huelga de hambre de Javier Duarte, que hoy cumple 15 días, un amigo me preguntó qué pasará si el gordo se muere.

Pues nada hombre. ¿Qué va a pasar? Ni la tierra dejará de girar ni el sol se apagará; las cosas continuarán exactamente igual a como estaban antes de que comenzara con su teatro. Acaso se irá con unos kilos de menos, pero de ahí en fuera todo seguirá igual.

Javier y su huelga no han movido las conciencias de nadie. Hasta ahora ninguna ONG se ha pronunciado a favor de que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares ponga en libertad a sus ex colaboradores para que el gordo levante su protesta y no se vaya a pelar de inanición.

Creo que esta es la primera vez en la historia que un sujeto que está acusado de ladrón con todas las agravantes, se pone en huelga de hambre para exigir la libertad de otros sujetos acusados de lo mismo.

Por eso es que la huelga del gordo no ha prendido ni prenderá; por eso es que nadie lamentaría su partida. Acaso quedará entre la veracruzanada la frustración de saber que se fue al otro mundo sin haber pagado la cuenta.

Lo que debería hacer, ahora que aún está lúcido, es buscarle una buena defensa a su esposa Karime Macías a la que está por acabársele la fiesta.

Y es que la ex primera dama no tarda en llegar al país en calidad de detenida e indiciada. De acuerdo con el periodista Carlos Loret de Mola, la carpeta de investigación de la PGR contra la mujer ya tiene los suficientes elementos para imputarla. “Los testimonios de los prestanombres de Duarte son piezas clave, pero también las operaciones de dinero que ha rastreado la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y lo que las propias áreas de la PGR han indagado”, dice el periodista.

A lo anterior habrá que agregarle (y ojalá así sea) el aumento de 600 mil pobres y miserables en la entidad.

En 2010 cuando Javier Duarte llegó a la gubernatura, había en Veracruz 4 millones 448 mil pobres y dos años después, en 2012, la cifra bajó a 4 millones 141 mil. Esto lleno de felicidad a los duartistas que cacaraquearon el huevo hasta la náusea.

Fue por ese tiempo que comenzaron a escasear los apoyos para los más necesitados y para las madres solteras; la leche para los lactantes, las medicinas para los enfermos y los dineros de la Federación para el campo. Y en 2014 la cifra de pobres aumentó a 4 millones 634 mil 200.

Entre 2015 y 2016 se tienen contabilizados el mayor número de protestas, plantones y bloqueos en la historia de Veracruz. No hubo semana en la que no hubiera al menos un par. Todo mundo pedía lo que por derecho le correspondía, pero todo mundo fue ignorado.

La cifra de desempleados comenzó a subir lo mismo que la de pobres y Duarte cerró su malhadado sexenio con 5 millones, 049 mil 500 pobres.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la entidad veracruzana es la segunda del país con el más alto número de pobres, superada únicamente por el Estado de México.

En términos de porcentaje, Veracruz pasó de 57.6 por ciento de pobres en 2010, a 52.6 por ciento en 2012; a 58 por ciento en 2014; y de ahí a 62.2 por ciento en 2016.

En seis años Veracruz aumentó en 600 mil el número de pobres.

De esos 5 millones 049 mil 500 pobres son cientos de miles los que hacen huelgas de hambre involuntarias casi todos los días porque no tienen nada que llevarse a la boca.

Como título de mi columna pongo que son 600 mil, pero son más lector, muchos más. Y a ninguno de ellos le hicieron caso ni Javier Duarte ni Karime Macías; a ninguno vieron, a ninguno apoyaron, a ninguno atendieron y a ninguno le recibieron una carta como las que el gordo le envía a Ciro Gómez Leyva.

Será imperdonable que no respondan por este deleznable y vergonzoso crimen. Porque lo que cometieron fue un crimen. Ni más ni menos.

bernardogup@nullhotmail.com