El que un diputado local presente ante la Legislatura del Estado una iniciativa para castigar a los funcionarios que mientan al comparecer ante el Congreso no debería extrañarnos; la propuesta no suena mal.

Ese fue, en síntesis, el planteamiento del diputado Sergio Rodríguez Cortés, ex perredista y nuevo integrante del grupo legislativo “Juntos por Veracruz”, durante la sesión del pasado martes en el congreso veracruzano.

El diputado propuso que aquellos funcionarios que mientan en sus declaraciones ante el Poder Legislativo o no proporcionen la información que se les requiera recibirán una fuerte sanción: diez años de cárcel, multa de hasta 500 Unidades de Medida e inhabilitación para ocupar un cargo público.

La propuesta, sin embargo, podría ser mucho más contundente de no ser por la baja calidad del autor, porque si hay un diputado cuestionado en la Legislatura local ese es Sergio Rodríguez, quien ha enfrentado diversos señalamientos, desde los derivados por su desempeño en la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática hasta los que le vinculan con el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, a quien sirvió como director del Servicio Nacional de Empleo en la entidad a partir del 2010.

Ese nombramiento del entonces perredista fue, trascendió en su momento, el supuesto pago del ex gobernador Duarte por la sumisión y el entreguismo de Sergio Rodríguez.

Al interior del Sol Azteca, por otro lado, el actual legislador era considerado como un actor poco confiable; se decía que comía de la mano del gobierno estatal.

Para el anecdotario político veracruzano queda la imagen, la fotografía que captó al actual legislador recostado en una cama cubierta con billetes.

Es el mismo legislador que fue denunciado ante la Fiscalía General del Estado, hace un año, por el presunto robo de una camioneta.

Debido a ello, a muchos extrañó su inclusión en la lista de los candidatos plurinominales a una diputación local por la alianza entre los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, PAN y PRD; y más todavía, la presidencia de la Comisión de Hacienda del Estado en la Legislatura veracruzana.

Pues bien, Sergio Rodríguez, el cuestionado diputado ex perredista, hoy de la bancada “Juntos por Veracruz”, que antes servía al sistema y ahora critica al gobierno estatal, es el mismo que pidió cárcel para los funcionarios que mientan al comparecer ante la Legislatura.

Y sin embargo, a pesar de esos antecedentes, digamos poco congruentes, el ex perredista no plantea un absurdo ni suelta una ocurrencia sin sentido: durante años, los funcionarios del gabinete estatal han acudido al congreso local a evadir cuestionamientos y a decir lo que se les antoja, sin que nadie les moleste por ello.

Los secretarios de despacho van cada año a la Legislatura local y en muchas ocasiones sólo toman el pelo a los diputados que solicitan información sobre el desempeño de las diferentes áreas del poder Ejecutivo.

Recordamos casos, llevados al extremo, de ex funcionarios de las dos anteriores administraciones estatales, que no fueron a comparecer, sino sólo a pasearse y a convertir la sede de la Legislatura en una verbena popular. Secretarios que acarreaban a gente humilde o bien a burócratas; montaban carpas y repartían tacos y refrescos para que al salir recibieran una ovación.

En una de sus primeras comparecencias como secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, por ejemplo, pretextó un hecho delincuencial grave para interrumpir los cuestionamientos de los pocos diputados no alineados, y salir corriendo, viéndole la cara a sus interlocutores del Poder Legislativo.

Son prácticas que deben terminar; y un buen paso podría ser la sanción para los funcionarios que engañen en sus comparecencias. @luisromero85