Los señalamientos y acusaciones por presuntos actos de corrupción no son las únicas similitudes en los casos del actual gobernador veracruzano, Javier Duarte de Ochoa, y del ex mandatario de Tabasco, Andrés Granier Melo, recluido como probable responsable de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Ambos personajes, Javier Duarte y Andrés Granier, luego de su paso por la gubernatura de sus respectivas entidades, perdieron la elección; en el caso veracruzano, Miguel Ángel Yunes Linares, postulado por la alianza PAN-PRD, propinó al PRI su primera derrota en la historia estatal; en tanto que Granier Melo tuvo que entregar el cargo al perredista Arturo Núñez Jiménez, quien emprendió, casi inmediatamente después de rendir protesta, acciones legales contra su antecesor.

Granier y Duarte dejaron una impresionante deuda pública en sus estados: el tabasqueño reportó, al finalizar su mandato, compromisos pendientes por poco más de diez mil millones de pesos, aunque luego de las revisiones realizadas por las nuevas autoridades estatales, la cifra superó los 17 mil 700 millones, en tanto que el monto que le señalan al tabasqueño, por un presunto desvío, es de 918 millones; en cuanto al caso del ejecutivo veracruzano, el importe de la deuda que heredará a su sucesor podría ser de cuatro o cinco veces más que la registrada en Tabasco.

Sus más cercanos colaboradores han sido señalados por presuntos actos de corrupción; en Tabasco, José Manuel Sáiz Pineda, ex secretario de Finanzas, está preso luego de que al catear una de sus propiedades, la Procuraduría del Estado encontró e incautó más de 88 millones; en Veracruz no hay funcionarios o ex funcionarios presos, todavía, pero las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación ante la PGR siguen su curso. En Veracruz no es uno el funcionario acusado; es más de una docena.

Por otro lado, en los dos casos, los señalamientos llegaron hasta la Procuraduría General de la República. La diferencia radica en que mientras en Tabasco las investigaciones incluyeron a la familia de Andrés Granier, en Veracruz, que se sepa, el problema no llega al círculo familiar de Javier Duarte.

Otro dato parecido en ambos casos: debido a las denuncias contra Granier Melo, las bancadas de los partidos de oposición más importantes, PAN y PRD, en el Senado de la República y en la Cámara Baja exigieron que al ex gobernador tabasqueño se le fincaran responsabilidades penales por el saqueo al erario de esa entidad. En el caso de Duarte de Ochoa, los representantes del albilazul y del Sol Azteca en el legislativo también han exigido que la Federación actúe y que el ejecutivo estatal sea separado del cargo.

Duarte, ¿mismo final que Granier?

Por si fuera poco, el PRI Nacional los dejó solos. En junio de 2013, el entonces dirigente del CEN del tricolor, César Camacho Quiroz, deslindó al partido en el poder de las acciones cometidas por Granier Melo; dijo que el ex gobernador de Tabasco debería responder ante las autoridades por el presunto desvío de recursos públicos. En el caso de Veracruz, la hoy ex lideresa nacional del partido, Carolina Monroy del Mazo, criticó las acciones de blindaje promovidas ante la Legislatura local por el gobernador Javier Duarte; más recientemente, durante su toma de protesta, el nuevo presidente del CEN priista, Enrique Ochoa Reza, se pronunció por llamar a cuentas e incluso denunciar a los gobernadores que hayan incurrido en prácticas de corrupción; dicha declaración se realiza en un contexto de señalamientos contra los mandatarios de tres entidades, Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.

Ninguno de los dos podría considerarse como parte de un grupo político importante en el contexto nacional; Granier Melo era un prestigioso químico farmacéutico que había sido alcalde de Villahermosa de 2000 a 2003; cuatro años después fue postulado por el PRI como candidato al gobierno de la entidad y ganó la elección sin mayores problemas, superando por más de 80 mil votos al perredista César Raúl Ojeda. Al terminar su mandato, nadie metió las manos por el tabasqueño. En cuanto a Javier Duarte, llegó a Veracruz con el ex gobernador Fidel Herrera; fue diputado federal por el distrito de Córdoba y, sin mayor militancia o méritos políticos que impresionen, obtuvo la candidatura al gobierno estatal; se enfrentó al panista Miguel Ángel Yunes, hoy gobernador electo, a quien ganó por algo así como 80 mil votos, igual que Granier a César Ojeda. Finalmente, esa es la parte de la historia que todavía no termina, porque no sabemos quién meterá las manos por el actual ejecutivo veracruzano.

El 24 de junio de 2013, al ex ejecutivo de Tabasco le liberaron dos órdenes de aprehensión por los delitos de operación con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal; ese mismo día fue capturado e ingresado al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México. Javier Duarte todavía no corre con la misma suerte.

Lo que llama la atención, en todo caso, es que con tantas semejanzas en las historias del ex gobernador de Tabasco y del actual ejecutivo de Veracruz, es muy difícil imaginar un escenario diferente, una vez que el cordobés concluya su periodo, e incluso antes. @luisromero85