Aunque su historial como funcionario y legislador está manchado por graves agresiones físicas y verbales contra un par de columnistas –los cuales, por cierto, terminaron increíblemente sirviéndole como amanuenses–, este lunes el senador priista Héctor Yunes Landa convocó a un desayuno en un céntrico hotel de Xalapa a un nutrido grupo de comunicadores para conmemorar el Día de la Libertad de Expresión.

Ahí, Yunes Landa adelantó que dentro de siete meses se separará del cargo de representación popular que actualmente ejerce y afirmó que ayer –domingo– terminó el 2015, por lo que ahora inicia el 2016, dejando entrever su aspiración para buscar la gubernatura de Veracruz. “En enero le notifico a Éricka Ayala (su suplente) que pido licencia al Senado”, dijo el ex subsecretario de Gobierno y ex dirigente estatal del PRI, quien anunció que posteriormente dará a conocer su futuro político.

Al senador Héctor Yunes habría que preguntarle para qué va a esperar hasta enero de 2016 para separarse del relevante cargo legislativo que ya no quiere ejercer porque, como buen chapulín, ahora quiere saltar a la gubernatura del estado.

Veracruz, y sobre todo los electores que en 2012 votaron por él, necesitan tener en la Cámara alta del Congreso de la Unión a un representante popular de tiempo completo y concentrado al cien por ciento en su trabajo legislativo y de gestoría, como hasta ahora, por ejemplo, lo ha venido haciendo su compañero de escaño Pepe Yunes Zorrilla.

Yunes Landa no puede defraudar de esta manera a los ciudadanos que hace tres años depositaron en él su confianza para representarlos en el Senado de la República, luego de que el sexenio anterior (2006-2012) el priismo veracruzano se quedó por primera vez en toda su historia sin senadores, ni de mayoría relativa ni de primera minoría.

Precisamente en la elección federal de este domingo 7, la diputada local con licencia Anilú Ingram, que al inicio de la contienda encabezaba las encuestas en el XII distrito electoral (Veracruz Urbano), al parecer le afectó la campaña que sus detractores enderezaron en su contra por incumplir su compromiso firmado en 2013 ante notario público de que no buscaría otro cargo de elección popular hasta concluir su gestión en el Congreso del estado.

Hasta la tarde de ayer, según el Programa de Resultados Electorales Preliminares del INE, Ingram Vallines, quien la noche del domingo se autoproclamó ganadora de la elección en base a supuestas encuestas de salida, seguía ligeramente debajo de la candidata del PAN Gabriela Ramírez, la cual tuvo que suspender sus actividades proselitistas dos semanas antes de los comicios debido a una seria complicación de su embarazo.

Sin embargo, en su obsesión por gobernar la entidad el año próximo, el senador Héctor Yunes sigue echado para adelante, pues ayer anunció que iniciará una gira por todo el territorio veracruzano para reunirse con los medios de comunicación.

En este convivio con comunicadores, Yunes Landa habló también acerca de su pacto con el senador Yunes Zorrilla con miras a la sucesión gubernamental. “El acuerdo con Pepe sigue tan firme como él mismo lo ha dicho. El pacto fue entre dos corrientes. Pepe lo ha ratificado, lo ha confirmado y es en serio, Pepe y yo nos sentamos y es el tema central. Tenemos un acuerdo de ir juntos ahora e ir juntos después. Ni Pepe ni yo podemos definir quién va primero y quien va después, hemos definido un criterio, el criterio es que las encuestas orienten la determinación del partido”, expuso.

Pero Héctor Yunes no ha cumplido cabalmente con otros acuerdos que también traía con el legislador nativo de Perote. Uno era, por ejemplo, marcar claramente su distancia con el jefe del Poder Ejecutivo del estado en respuesta a la reforma política-electoral que estableció que en 2016 se elija, por única vez, a un gobernador para una administración estatal de dos años con el propósito de homologar la siguiente sucesión gubernamental local con la presidencial a partir de 2018. Ambos habían fijado públicamente su posicionamiento y endurecieron su discurso en contra de la decisión y la administración del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Inclusive el 7 de enero de este año, como una muestra de su descontento, abandonaron el acto conmemorativo del centenario de la promulgación de la Ley Agraria de 1915 que encabezó el presidente Enrique Peña Nieto en Boca del Río.

Todavía el sábado 17 de enero, en la comida de Alianza Generacional realizada en el puerto de Veracruz, Yunes Landa desmintió a los cientos de simpatizantes que uno de sus aliados fuera a asumir la Secretaría de Protección Civil del estado que supuestamente el gobernador Duarte le habría ofrecido. “En los días recientes diversos medios de comunicación han difundido la versión de (que) uno de los más destacados aliancistas de nuestro estado: mi compadre, mi amigo, mi hermano, Jorge Moreno Salinas, asumirá el cargo de secretario de Protección Civil en nuestra entidad. Quiero precisar, sin mayor detalle, que Jorge no rendirá protesta a cargo alguno, al menos en el próximo año, 10 meses y 13 días. Y que desde la sociedad civil seguirá construyendo el relevo institucional de Veracruz”, expresó Héctor Yunes, quien aún protagonizaba una fuerte confrontación pública con Duarte de Ochoa.

Pero este lunes 8, Yunes Landa dijo a los comunicadores que su relación con el gobernador es institucional, así como con el presidente Peña Nieto y las diversas fuerzas políticas. “Con el poder no te puedes pelear, no te puedes confrontar. La política es de acuerdos, yo seguiré tratando al gobernador como gobernador. Yo soy un parlamentario”, se justificó. Sin embargo, este radical viraje se dio coincidentemente después de su reunión privada con Javier Duarte en la Casa Veracruz el 2 de febrero pasado, luego de la cual, a la semana siguiente, su comadre Yolanda Gutiérrez Carlín tomó posesión del mismo cargo al que públicamente vetó 23 días antes a su otro compadre, Moreno Salinas.

¿Pepe Yunes Zorrilla, quien hasta ahora ha honrado y cumplido su palabra, seguirá confiando en él?