Por Juan Javier Gómez Cazarín
Diputado local, Presidente de la Junta de Coordinación Política
Una de las mayores emociones de participar en la Cuarta Transformación nacional es la certeza de que estamos concurriendo a un movimiento histórico.
Ayer lo confirmé, porque fui una de las más de un millón 200 mil personas, de todo el país, que nos sumamos a marchar al lado de nuestro líder y presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Desde luego, el contingente de Veracruz, con el gobernador Cuitláhuac García a la cabeza, se hizo presente.
He estado en muchos mítines políticos, cierres de campaña –del propio Andrés Manuel-, marchas y concentraciones. Si me permiten la comparación: he estado en finales del América con el estadio lleno y mis Águilas ganando el partido. Pero nunca había visto y vivido lo que pasó este domingo en la avenida Reforma y en el Zócalo de la Ciudad de México.
Para empezar, nunca me había tocado ver a un millón 200 mil personas –si no es que más- reunidas físicamente en un solo lugar y alrededor de una misma causa y un mismo sentimiento.
Esa experiencia no se vive muchas veces en la vida. De hecho, dicen los que saben, que en México no existe registro de una concentración así. Imagínense: al Estadio Azteca le caben 87 mil personas; y todo Xalapa tiene menos de 500 mil.
Pero no era sólo la cantidad de gente, que por sí misma es impresionante, lo que más me impactó de la marcha.
Lo más destacable de la marcha era el sentimiento que nos movía. El espíritu de mujeres y hombres entusiastas, emocionados, convencidos. Mujeres y hombres riendo, cantando, gritando hasta quedarnos sin voz. Gente desbordando felicidad por lo que se ha hecho en estos cuatro años de Gobierno y optimismo en lo que viene para el país en los años futuros.
Mujeres y hombres libres. Contentos de saber que la 4T tiene vida para mucho tiempo y que no fue llamarada de un solo sexenio.
Y hay otra cosa de la que no se ha hablado: ¿Se imaginan cuánta gente quiso ir y no pudo? Yo conozco a mucha. Este millón 200 mil personas es sólo una pequeña muestra de que México está del lado de la Cuarta Transformación. Estamos más convencidos que nunca.
Hoy sé que la historia recordará al 27 de noviembre. Yo siempre estaré orgulloso de haber estado ahí.