Tras un par de décadas de picar piedra en Xalapa, Alejandro Figueroa —el Grillo para toda a banda— decidió hilar fino. Su tránsito por la música clásica, el rock, el rap, el funk y todos los géneros que aglutinan grupos como Macuiles, le dieron las agujas y los hilos para hacer su propio bordado.
Hilando Fino, su ópera prima en la fonografía, aglutina todos esos elementos bajo el manto unificador del rap, ese lenguaje de los juglares de la era cibernética que el Grillo esgrime como pincel para hacer sus trazos líricos sobre un mundo lleno de colores turbios. Neurótico y con lúcidos deslices —sus elementos—, Figueroa llueve su verdad sobre el cielo abierto de estos días.
Así me platicó el proceso:
Enhebrando la aguja
Yo soy fan del rap desde hace como 20 años, hace como 10 años hice una rola que se llama Neurótico; un poco más adelante hice un par de rimas que después retomé para hacer una rola que se llama El turbio color, y unos cuatro años después hice Funky punk flow, esas tres son en lenguaje rapeado.
En paralelo, estaba trabajando con bandas de rock como Camerina Rabasa. También estuve con Alcatraz, el grupo de Jennifer Moule que era más de jazz-funk. A la par seguía trabajando rolas mías que maqueteaba en un estudio casero que tenía, pero que iban más en el rollo melódico y más tirándole al rock latino y a otras influencias que tengo como Cerati, La Barranca, todo el rock en español de antaño.
Cuando tenía varias dije ahora sí voy a hacer un disco mío, entonces agarré esas rolas que eran más melódicas y las empecé a ordenar de manera que fueran un disco, e incluí dos rapeadas, Neurótico y Funky punk flow. Lo dejé y me clavé a trabajar con las bandas con las que estaba, después de un tiempo lo volví a escuchar y me hizo ruido porque era muy dispar, sonaban las rolas melódicas y de repente entraba esta onda más rap, más de flow, de habilidades verbales y sentí que no tenía sustento, dije esto no es un disco, no tiene un hilo conductor que haga que vaya construyéndose rola por rola.
Lo abandoné y me entró la idea de hacer un disco entero en lenguaje rapeado. Eso fue hace como tres años, empecé a trabajar rolas y a maquetarlas en mi casa. En ese tiempo entré a tocar con otra banda de rock que se llama Hunab Ku, me concentré a trabajar con ellos —estábamos produciendo un disco— y dejé de lado mi proyecto; sí escribía, a veces se me ocurría una frase y la escribía en el teléfono o cuando viajaba a Puebla, en el ADO iba escribiendo y pensando cómo ir armando el disco, pero no le daba el cien por ciento de mi tiempo.
Después hubo algunas situaciones y salí de Hunab Ku de una manera medio ríspida y dije ya basta de estar colaborando, a mi edad ya tengo que hacer mi rollo, ahora sí ya le voy a dar al full a mi proyecto. Estaba en eso cuando Manuel Vásquez me invitó a Irradia [programa de Radio Más], saliendo de ese programa me encontré a Rafa [Campos] y me dijo:
—¿Qué onda?, ¿qué estás haciendo?
—Estoy planeando un disco, ya lo voy a hacer
—Pues vente y hazlo aquí
Rafa me metió presión, entonces tuve que redoblar la onda de la escritura porque todavía me faltaba material, apenas tenía como siete temas. Me clavé como dos o tres meses a escribir más temas; hice cuatro, uno se quedó fuera y los otros tres los encajé y a partir de ahí me dediqué a maquetar en mi casa, en Pro Tools, y a ir armando el esqueleto el disco.
Determiné el orden tratando de que tuviera una secuencia armónica, por ejemplo, el Intro termina en el cuarto grado del primer acorde de la rola que sigue. Quería que tuviera un discurso armónico estable y que también tuviera una narrativa coherente. Eso me llevó varios meses, pero una vez que lo tuve definido, pude llegar al estudio con ese esqueleto que armé en mi casa, entonces fue más sencillo porque varias cosas de las que hice en preproducción, quedaron en el disco, nada más tuve que quitar cosas que había programado con el MIDI y sustituirlas por músicos, ese fue el proceso de grabación.
El disco se llama Hilando fino, es el nombre del track número cinco. La portada la hizo Atenea Castillo, que es excelente retratista, y el diseño lo hizo Luisa de Gante, es una chica que vivió mucho tiempo aquí y ahora vive en Cancún y tiene su estudio, de ella fue la idea de los hilos y todo ese rollo, yo le di el nombre del disco y a ella se le ocurrió este rollo de hacerlo como un textil. Estoy muy feliz con el resultado porque finalmente sí quedó como yo me la imaginé, le dije a Atenea quiero que esté mi cara y mi apodo [el Grillo] y un poquito de sangre en la camisa. Las gotas de sangre no son obvias, pero si te fijas bien ahí están, simbolizan el esfuerzo, porque llega uno al final de estos procesos medio madreado [carcajadas].
Es un disco que habla bastante de mí y trato de ser lo más honesto posible, de no ponerme a hablar de cosas que no vivo sino que es un disco que sí me representa. Estoy orgulloso de eso de que logré: un material que es honesto, que no pretende ser otra cosa —como sucede muchas veces— sino que es un rap que habla de un punto de vista bien humano, bien de adentro y estoy contento con el resultado.
Hice el estreno mundial en YouTube. En físico está disponible en La Culpa, en El Submarino, en La Central, en la Mezcalería Tin Tan, en La Casa de Nadie, en el taller Cordófonos y en la pizzería Corleone. También está a la venta por Mercado Libre. En archivo está en Cd Baby y en un par de semanas estará en iTunes y en Spotify.
SEGUNDA PARTE: Hilando fino
VER TAMBIÉN: Historias de la selva │ Alejandro Figueroa / I
(Entrevista en tres partes, en la parte inferior están las ligas a las siguientes)
CONTACTO EN FACEBOOK CONTACTO EN G+ CONTACTO EN TWITTER