El Libro de los Muertos es uno de los textos funerarios más famosos del antiguo Egipto. Se trata de una serie de pergaminos o papiros que contenían una serie de instrucciones, hechizos y oraciones destinadas a guiar al difunto en su viaje al más allá y asegurar su supervivencia eterna en el reino de los muertos. Estos textos no eran realmente un libro en el sentido moderno de la palabra, sino más bien una colección de escritos que se colocaba junto al difunto en su tumba.
El objetivo principal del Libro de los Muertos era proporcionar al difunto las herramientas necesarias para superar los peligros y obstáculos que encontraría en su camino hacia la vida después de la muerte. Los hechizos y oraciones incluidos en el texto abarcaban una amplia gama de temas, desde la protección contra los demonios del inframundo hasta la garantía de un juicio justo en el tribunal de Osiris, el dios de los muertos.
El reciente hallazgo de una copia del Libro de los Muertos en el cementerio de Tuna el- Gebel, en el centro de Egipto, ha proporcionado a los arqueólogos una pieza clave para poder comprender estas prácticas y su importante texto antiguo que plasmaban en las tumbas de sus difuntos. Con más de 3.500 años de antigüedad, esta copia del Libro de los Muertos es un testimonio excepcionalmente bien conservado, las excavaciones en el cementerio de Tuna el-Gebel también han mostrado otros tesoros arqueológicos, incluyendo momias, sarcófagos, amuletos y estatuillas. Sin embargo, el descubrimiento más significativo ha sido, sin duda, esta copia fiel del Libro de los Muertos, que ha permitido a los expertos estudiar en detalle la forma en que estos textos eran ilustrados y utilizados por los antiguos egipcios.
Los expertos han observado que los hechizos y oraciones estaban acompañados de detalladas ilustraciones que representaban escenas de la vida después de la muerte, así como de símbolos y amuletos protectores.
Esta nueva copia del Libro de los Muertos también ha permitido a los arqueólogos identificar variaciones y diferencias en los textos. Por ejemplo, los pergaminos podían ser personalizados para adaptarse a las necesidades y creencias individuales del difunto y esto, desafortunadamente solo era un privilegio de los más ricos. Al parecer, los antiguos egipcios tenían una comprensión bastante sofisticada de las prácticas funerarias que sí eran capaces de plasmar en un texto dinámico y adaptable que se ajustaba a las circunstancias específicas de cada persona que partía al “más allá”.
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