Tres fotógrafos de guerra que han hecho coberturas en el conflicto de Ucrania participaron en un conservatorio que forma parte del Festival de fotografía “Distancia Focal”; en la charla hablaron de los riesgos de cubrir conflictos armadas, las dificultades y limitantes económicas a las que se enfrentan quienes no son respaldados por medios internacionales así como de las redes de apoyo que se crean entre los “freelance”.

Daniel Ochoa Olza, Cristopher Rogel Blanquet y Héctor Ad Quintanar contaron sus historias, por qué decidieron cubrir la guerra, el costo y la burocracia que la rodea, todo bajo la moderación de Daniel Ochoa Olza.

¿Por qué un fotógrafo va la guerra ?

Héctor Ad Quintanar, fotógrafo veracruzanos con especialidad en cobertura de conflictos y viajes, consideró que la violencia está presente en todas partes de diferentes maneras y que en el estado de Veracruz pudo atestiguar que la violencia arrebató a varios de sus amigos.

Actualmente ha realizado cinco viajes desde el inicio de la invasión en Ucrania y comentó que si se quedaba en Veracruz “no habría cambiado mucho por una foto”.

“A mí solo me bastó una semana de trabajar en Veracruz, porque yo empecé a trabajar un poco fiestas patronales y después la violencia, para darte cuenta que no va a cambiar mucho por las fotos. El tema de la violencia escaló tanto que aquí en Veracruz hay colegas que han sido asesinados, yo vi cómo algunos se apartaron. Empecé a ver cómo la violencia ya no era un tsunami lejano, sino que empezó de pronto, los desaparecidos comenzaron a ser amigos míos, los asesinados también.

“Empezamos nosotros a acompañar a buscar personas en las manifestaciones y entonces ahí es cuando dije ‘lo único que tengo es mi gusto por la cámara y y empecé en esa escalinata en la que lo hemos parado’. Ucrania yo lo tomé también viendo la necesidad de cobertura de una situación como lo era un conflicto armado de Ucrania”.

Por su parte, el fotógrafo Víctor Fernando Gahbler Madera señaló que aunque pudiera pensarse que la cobertura de guerra es una cuestión de “ego” también implica el deseo de crecer como profesional y como persona.

“No veo que sea ego sino como una necesidad personal de querer crecer, de estar en el lugar. Me acuerdo que yo cuando empecé a ver las imágenes en Ucrania lo que quería hacer era el éxodo, ver cómo la gente estaba saliendo. Es hacerte la pregunta de ¿qué vas a aportar? No es tu guerra, no es tu país, pero eso es lo que te peguntas”.

El ganador del World Press Photo 2023, Cristopher Rogel Blanquet, afirmó que muchos inician este tipo de coberturas por una cuestión de sobresalir y ego pero que eso no es necesariamente mal siempre y cuando tras la cobertura su visión cambie.

“En la guerra de Israel estaba en Nueva York con unos colegas y empezaron a bombardear la región y había una chica y otro chico y todos empezamos a mover para poder ir a Israel pero no podíamos entrar, le pregunté a una persona y me dijo que quería ir porque se volvería famoso. Yo le dije que no estaba mal si era un motivo primigenio pero que si después de ver la tragedia no cambiaba su visión, entonces sí estaba mal”.

Y agregó que esto no es exclusivo de coberturas de conflictos armados como en Ucrania o en Siria, que también cubrió, sino incluso en el mismo país en el que se vive.

“Cuando empiezas a cubrir estos temas no solo en Siria o ahora en Ucrania sino aquí en los conflictos humanos en Michoacán como narcotráfico, desaparecidos me parece que sería muy poco empático seguir pensando que todo está por encima de las historias. Ahora tengo más experiencia documentando y ya no está ese motivo pero en un principio sí fue y no me da vergüenza decirlo”.

¿Es caro ir a la guerra?

Ad Quintanar señaló que no solo es caro sino burocrático pues para llegar se requieren trámites de permiso de estancia, y luego enfrentarte a la realidad al país en conflicto como en su caso fue Ucrania.

“Yo pensaba al inicio de la invasión llegar y cruzar de colonia en Ucrania caminando y alguien me va a dar ‘ride.’ A veces dependen del humor del país en que estés cubriendo porque al inicio de la invasión todo el mundo te dice ‘ven a mi casa, coman aquí, gracias por su trabajo’ y hoy te dicen ‘lárgate ¿qué haces aquí?’,”.

A esto se suman las complicaciones para poder publicar el trabajo realizado pues algunos medios están más interesados en abordar temas políticos nacionales y no tanto los internacionales.

“Ha sido complicado buscar dónde publicar porque puedes tener una gran foto pero a los medios mexicanos les va a interesar el tema de las elecciones. La imagen de los mexicanos corresponsales en el extranjero ya desapareció, ya no existe. Tenemos que tenemos que trabajar para solventar todo eso y una vez llegando ahí empieza la complicación”.

Por ello afirmó que es vital contar con redes de apoyo entre colegas.

“Es un reto que solo no se puede lograr, tenemos que crear una red de apoyo, a mí me han apoyado colegas extranjeros, mexicanos, las personas que a veces se compadecen y agradecen que te invitan de comer, te ayudan, te dan Wi-Fi que es como un oasis en el desierto”.

Cristopher Rogel Blanquet indicó que a pesar de formar parte de AFP, una de las agencias internacionales más grandes, no le publicaron su trabajo en Ucrania porque no ha realizado un curso de capacitación de coberturas hostiles.

“A pesar de que yo tengo contrato con ni agencia internacional a mí no me publicaron nada por una cuestión de responsabilidad. Necesitaba un curso de pues de capacitación en temas hostiles y sin ese curso no te pueden publicar. Esto responde a lo que ocurrió en la Primavera Árabe cuando mataron a muchos periodistas. Las agencias hicieron un pacto para no contratar a ‘freelance’ que fueran una especie de Kamikaze solo para ganar un lugar y así evitarse muchos problemas. Si a mí me publica algo Getty y me matan para la opinión pública gente se tendría que hacer responsable de mí”.

Pero a pesar de las limitaciones dijo que al menos 10 fotógrafos mexicanos lograron acudir a cubrir el conflicto, aunque ha ido cambiando la forma pues actualmente incluso ya se cuenta con un área de Comunicación Social del Ejército.

“Creo que fue exponencial la presencia de mexicanos en esa guerra y sí se volvió un poco más democrática y relativamente, a pesar de que no contamos con todo estos requisitos como freelance, pudimos entrar.

“En los primeros meses era tan activo el conflicto que en realidad te podían caer unas bombas o te podían caer ataques muy cerca y tú los documentaba. Ya pasaron dos años y ya hay Comunicación Social del Ejército ahora si tú quieres ir a las trincheras, te asignan un press officer, esa es la vía burocrática. La otra es que si tú conoces los caminos vas y si no llegamos hasta ahí es porque no queríamos morir, ves que están cayendo bombas, llegamos a ver soldados aterrorizados saliendo porque estaban saliendo de la línea de frente. Uno tiene que asumir que no sirve de nada que nos maten, entonces tampoco voy a ir a levantar la cámara y que me vayan a atravesar la cabeza porque no lo estábamos haciendo de la manera burocrática”.

Arriesgar la vida

Héctor Ad Quintanar aseguró que si bien se tiene la idea de que al cubrir una guerra se arriesga la vida y es cierto, también se hace al trabajar en estados como Veracruz, en donde fotoperiodistas han sido asesinados solo por tomar una fotografía que no le gustó a un político.

“Cuando me dijeron ¿por qué Ucrania? porque aquí yo podría hacer lo mismo pero probablemente dos o tres años no voy a regresar y la mayoría de los periodistas que trabajamos aquí, aunque cubramos las conferencias de prensa, estamos en vigilancia. Hay un gran número de veracruzanos asesinados y no por ejercer en guerras sino por tomar una foto que no le gustó a tal persona.

Agregó que el miedo se convierte en la mejor arma para poder sobrevivir en ese tipo de ambientes.

“Empieza uno a pensar cómo regresar vivo, completo. Yo he tomado curso, a raíz de que vi el precio de 10 mil dólares del curso y que no se da en México, tienes que ir a Nueva York. Yo tomé un curso de paramédicos en pandemia”:

A ello se suman vulnerabilidades como el salario, pues recordó que hay quienes a cambio de cubrir una conferencia de prensa solo piden un café.

“Hay gente que cubren hasta por un café y eso es muy triste y muy serio. El periodismo ejercido desde la no capital es muy complicado, es muy difícil, salir de aquí. Después de cubrir el duartismo y hacer cobertura de riesgo, donde nos hemos puesto en peligro, a lo mejor puedo ir a puedo ir allá, eso fue lo que pensé”.

Víctor Fernando Gahbler Madera consideró que incluso para quienes se consideran “miedosos” el estar en una zona de conflicto hace que actúen y se convierte en un impulso.

“Sí te mueve lo lo mediático y las ganas de hacer esto, de registrarlo, de vivirlo porque el estar ahí es otra cosa. Yo soy algo algo miedoso y cuando estaba ahí la adrenalina me hacía mover. El miedo me da impulso para documentar cosas que jamás pensé hacer”.

Aún así admitió que en ocasiones se toma la decisión de viajar a un punto de conflicto de manera irresponsable.

“Que uno se va de manera un poco irresponsable porque yo no estaba preparado técnicamente como para cubrir una guerra, nunca había tenido una experiencia. Si vas sabes que puedes morir y que te puede pasar algo. Vas preparado, con un chaleco, con un casco, pero no no te garantizar nada. Al menos yo todo lo que viví fueron bombardeos, nunca vi fuego cruzado. Hubo dos ocasiones en donde hubo bombardeo y es donde valoras tu diva y dices ¿qué hago aquí, por qué no me metí a esto si no es mi guerra?”.

Cristopher Rogel Blanquet abundó que aún así ante todo el peligro que enfrentan también logran tener acciones generosas de sus colegas.

“Por el mismo estrés todos los colegas con los que yo he podido compartir en campos siempre han sido muy generosos conmigo, desde que su security advisor que me dan información que no tendría porqué darme porque no los contraté, que me dan los mapas, me suben a sus coches y eso me da un poco de confianza a la hora de cubrir”.

AVC

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