Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, ha incluido dentro de su plataforma gubernamental la continuación del fortalecimiento del sector paraestatal de construcción, desarrollo y operación de aeropuertos, así como de la nueva aerolínea estatal, una visión promovida por la actual administración morenista.

Al inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las Fuerzas Armadas no tenían el control de ningún aeropuerto que llevara a cabo operaciones comerciales.

Hoy, los aeropuertos operados por el Grupo Aeroportuario Ferroviario de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica (GAFSACOMM), adscrito a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), incluyen Campeche, Ciudad Victoria, Nogales, Ixtepec, Chetumal, Tamuín, Palenque, Puebla, Uruapan, Santa Lucía y Tulum.

Además, GAFSACOMM también controla la aerolínea estatal Mexicana de Aviación, que inició sus operaciones el pasado 26 de enero. Sin embargo, la información disponible sobre la misma es limitada.

«No hay un plan de negocio»

Una de las propuestas de Sheinbaum es llevar a cabo la segunda fase del AIFA, que implica la ampliación de la terminal de pasajeros, calles de rodaje, plataformas y zona de carga para alcanzar una capacidad de 700,000 toneladas anuales y 80 millones de pasajeros, con 68 posiciones fijas y 39 remotas.

También dijo que buscaría ampliar la flota de aviones de la nueva aerolínea estatal Mexicana de Aviación.

Gerardo Herrera, especialista del sector y profesor de la Universidad Iberoamericana, opina que tanto Mexicana de Aviación como el del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) son proyectos que no acaban de despegar, ya que se llevaron a cabo sin tener en cuenta las demandas del mercado.

«Están estancados porque carecen de un plan de negocios», dice en una entrevista con Expansión.

La información más reciente proporcionada de manera oficial indica que Mexicana de Aviación aspira a realizar 16 vuelos diarios y 448 mensuales. Sin embargo, aún no se ha confirmado si ha alcanzado este objetivo o en qué medida se ha acercado a lograrlo.

Herrera opina que, en lugar de priorizar los proyectos gubernamentales, se deberían diseñar estrategias para apoyar al sector, incluyendo a las aerolíneas comerciales privadas que ya están en funcionamiento.

«El mayor desafío es la política pública, ya que las aerolíneas nacionales no recibieron apoyo durante la pandemia y tuvieron que sobrevivir por sus propios medios. La política pública genera distorsiones en la competencia, ya que cuando tienes un jugador respaldado por el gobierno con subsidios y financiamiento opaco, eso afecta la competencia», dice Herrera.

Mantener el control del Ejército sobre los aeropuertos

Según Julio Zugasti, experto del sector aéreo en Hogan Lovells, las propuestas de Sheinbaum están alineadas con las demandas del mercado, que buscan mejorar el sistema aeroportuario. Sin embargo, enfatiza que estas mejoras deben realizarse en colaboración con el sector privado, y no únicamente por parte del gobierno federal.

«La colaboración con la iniciativa privada es crucial para poner en marcha el sistema aeroportuario; es un esfuerzo conjunto. Es fundamental que el sector privado se involucre y sea considerado en la planificación y toma de decisiones para la implementación efectiva de estos proyectos», declaró en una entrevista con Expansión.

El especialista también cuestiona si es la mejor decisión que las Fuerzas Armadas estén a cargo de la nueva aerolínea estatal y aeropuertos.

«Es una medida que necesita un análisis exhaustivo, ya que implica riesgos potenciales en cuanto a la utilización de recursos públicos y la opacidad en la gestión, justificada bajo el pretexto de seguridad nacional u otras razones definidas por las fuerzas armadas», añade Zugasti.

Expansión

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