Han pasado 30 años desde que Luis Donaldo Colosio Murrieta, entonces candidato presidencial del PRI, fue asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana; un magnicidio que cambió radicalmente el rumbo del país en el lejano 1994.

A pesar de las tres décadas transcurridas, aún persisten muchas dudas sobre el homicidio del aspirante priista. Oficialmente se sabe que el arma fue accionada por Mario Aburto, pero no hay certezas sobre si hubo un autor intelectual del crimen.

Desde el 23 de marzo de 1994, las sospechas se han dirigido principalmente hacia figuras como Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y Manuel Camacho Solís, quienes tuvieron que rendir declaración formal ante las autoridades judiciales.

La historia oficial indica que Aburto actuó de manera individual, sin órdenes de ninguna esfera de poder; sin embargo, la hipótesis del caso como crimen político apunta a que Colosio rompió con el presidente Salinas y la cúpula del PRI, lo que desembocó en el asesinato.

Esta versión se sustenta principalmente en el discurso que ofreció Colosio el 6 de marzo de aquel año en el Monumento a la Revolución, donde resaltó la inequidad y los problemas sociales que aquejaban a varias regiones de México, el país de la modernidad que tanto presumía Salinas, quien a su vez había designado a Murrieta como su candidato y sucesor.

“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”, indicó el candidato 17 días antes de ser ejecutado.

¿Salinas asesinó a Colosio?

El principal sospechoso del crimen, al menos en la mente de millones de mexicanos, es Carlos Salinas de Gortari, uno de los personajes más oscuros y repudiados en la historia del país. Sin embargo, el expresidente ha negado reiteradamente cualquier implicación en la muerte de Luis Donaldo.

Salinas ha argumentado que carece de sentido que él hubiera impulsado la candidatura de Colosio para luego retirarle su apoyo, y mucho menos ordenar su asesinato, lo que solo habría generado inestabilidad en el partido y en todo el país. Además, ha negado rotundamente cualquier tipo de ruptura con el entonces candidato.

El expresidente ha señalado en entrevistas que fue él quien le propuso a Murrieta distanciarse discursivamente del Gobierno en turno para convencer a las personas que no creían en el proyecto, lo que mostraría que no hubo un rompimiento, sino que se trató de una maniobra política concertada desde lo alto del poder.

“Su desaparición vino a truncar la posibilidad de consolidar la estrategia de cambio que él y otros más habían venido promoviendo desde mi administración. Lo que es más, el delito representó un atentado contra la nación”, declaró años después el exmandatario en entrevista con Jorge Ramos.

Hoy en día, Salinas de Gortari, de 75 años, ejerce como escritor y conferencista a nivel internacional, visitando México rara vez.

¿Camacho Solís estuvo detrás del magnicidio?

Irónicamente, el principal rival político de Colosio no era otro candidato, sino su compañero de partido Manuel Camacho Solís, quien buscó convertirse en el candidato presidencial y continuó enviando indirectas contra Luis Donaldo incluso después de que éste ya había sido elegido por Salinas y los líderes del Revolucionario Institucional.

El 23 de noviembre de 1993, el PRI anunció a Colosio como su candidato presidencial. Camacho se negó a felicitarlo públicamente, mostrando su descontento por no ser él el elegido. Renunció al Departamento del Distrito Federal, pero Salinas lo nombró secretario de Relaciones Exteriores.

Ante el levantamiento del EZLN en Chiapas el 1 de enero de 1994, el presidente lo designó coordinador para el Diálogo y la Reconciliación en Chiapas, logrando firmar un tratado preliminar de cese al fuego que le otorgó prestigio.

Funeral de Colosio en 1994. Foto: Cuartoscuro

Tras varios meses de roces, Colosio y Camacho Solís tuvieron una cena el 16 de marzo, donde limaron asperezas y acordaron que el político priista declararía el 22 de marzo que no tenía ninguna intención de contender por la candidatura presidencial del PRI, respaldando además la campaña de Luis Donaldo.

Efectivamente, Camacho Solís ofreció un mensaje el martes 22 de marzo reconociendo la campaña de Colosio, un día después, por la tarde, Murrieta fue asesinado a tiros tras ofrecer un mitin en Baja California; lo cual resulta en una casualidad que sigue levantando sospechas.

“Si lo hubiera mandado matar, estaría en el poder”, declaró Camacho Solís en 2014 para Milenio, donde volvió a negar cualquier implicación en la muerte del entonces candidato, quien incluso lo había invitado a formar parte de su Gobierno, aunque el polémico priista había declinado la invitación.

El personaje falleció en junio de 2015 mientras era senador de la República. Además de quedar marcado por el caso Colosio, es recordado por ser el maestro político de Marcelo Ebrard.

Parte de las sospechas también se han centrado en Ernesto Zedillo, el economista que era el coordinador de campaña de Colosio, y tenía entre sus responsabilidades la organización de los mítines, como el que dio Murrieta minutos antes de ser asesinado en Lomas Taurinas.

Al igual que sus compañeros de partido, el priista ha negado cualquier implicación en la muerte del candidato y ha señalado que el mitin en Baja California se llevaba a cabo con normalidad, como había ocurrido con decenas de actos en semanas previas. Zedillo fue nombrado candidato presidencial del PRI tras el asesinato y posteriormente llegó al poder el 1 de diciembre de 1994.

El ahora expresidente también ha descartado que existieran diferencias políticas o rompimiento entre Salinas y Colosio, además de confirmar que el distanciamiento discursivo en el Monumento a la Revolución fue planificado por el partido para dar mayor impulso a la campaña de Murrieta.

“No existió la pretensión de plantear la ruptura con el entonces presidente, sencillamente porque no era conveniente desde el punto de vista electoral”, argumentó el exmandatario en su declaración judicial, obtenida por el portal La Lista.

Actualmente, Zedillo, de 72 años, se desempeña como docente y conferencista a nivel internacional, además de asesorar a grandes empresas y fondos de inversión. Recientemente, generó polémica por su crítica a la situación actual de México.

¿Raúl Salinas tuvo que ver con la muerte de Colosio?

Uno de los personajes más oscuros del sexenio de Carlos Salinas fue su hermano Raúl, quien también ha sido señalado como posible autor intelectual del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Esta hipótesis fue apoyada principalmente por el líder de la izquierda, Porfirio Muñoz Ledo, quien declaró que el llamado “hermano incómodo” supuestamente pidió a Colosio que estableciera comunicación con grupos del crimen organizado, pero este se negó.

“Luis Donaldo Colosio fue asesinado, según toda inferencia, porque de manera quizá imprudente, reveló que no estaba dispuesto a ser cómplice de la corrupción. Según se ha sabido, recibió una llamada de Raúl Salinas para que se entrevistara con los capos de la droga, y él se negó.”

En la misma entrevista con Ricardo Rocha en 1996, Muñoz Ledo señaló que Carlos Salinas, a través de su jefe de asesores, José María Córdoba Montoya, envió un discurso prefabricado que elogiaba al régimen para que lo leyera en un acto público, pero el candidato se negó a hacerlo.

Con Zedillo en el poder, Raúl Salinas fue encarcelado por acusaciones de corrupción, aunque fue liberado 10 años después. Actualmente, con 77 años, se mantiene alejado del ojo público.

El papel de Manlio Fabio Beltrones

El entonces gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, de 71 años, fue enviado a Tijuana por el presidente Carlos Salinas de Gortari para informar sobre el estado de Luis Donaldo Colosio y la situación a su alrededor.

Expresó que Colosio no tenía enemigos conocidos y criticó las versiones periodísticas que intentaban distanciarlo del presidente. Antes del asesinato, Beltrones había advertido sobre deficiencias en la seguridad de Colosio.

Tras el crimen, surgieron irregularidades, como el supuesto “préstamo” de Mario Aburto para ser interrogado, atribuido a Beltrones, donde Aburto afirmó haber sido amenazado y torturado para que confesara bajo coacción.

Beltrones ha reconocido haber sido enviado por el presidente para supervisar toda la situación en torno al asesinato de Colosio, pero ha negado haber interferido en las investigaciones y mucho menos haber coordinado la tortura contra Mario Aburto durante la madrugada del 24 de marzo.

Tras varios años activo como senador y diputado del PRI, en 2016, Beltrones, de 71 años, renunció a su cargo como líder del partido. Aunque parecía haberse retirado de la vida política, en 2024 anunció públicamente sus aspiraciones de regresar al Senado por el estado de Sonora.

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