Este popular fármaco para la diabetes estimula la producción de un compuesto que nuestro cuerpo genera tras la actividad física intensa y que reduce el apetito

La Metformina, vendida en España como Dianben, es uno de los fármacos que más se recetan para la diabetes de tipo 2 y el síndrome del ovario poliquístico con resistencia a la insulina. Su función principal es reducir el nivel de glucosa que produce el hígado y retrasar su absorción, lo cual ayuda a controlar el nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, su uso médico se ha visto muchas veces relegado a un segundo plano. De forma parecida a lo que sucede con medicamentos para la diabetes como Ozempic o Wegovy, muchas personas en España y Europa recurren a la Metformina para adelgazar.

En esta línea, la revista Nature Metabolism publicó ayer dos estudios liderados por las prestigiosas universidades de Stanford y Harvard, en Estados Unidos. ¿El objetivo? Descubrir por qué la Merformina sirve para perder peso. Muchas personas diabéticas a las que se prescribe metformina pierden hasta un 3% de su peso corporal durante el primer año de tratamiento.

Aunque el impacto es modesto si se compara con el 15% o más que suelen registrar las personas que toman Ozempic y Wegovy, los descubrimientos que dieron lugar a estos fármacos también surgieron a partir de observaciones de pérdidas de peso relativamente leves, pero reproducibles, en personas que tomaban versiones de primera generación de los medicamentos.

“Hasta ahora no estaba clara la forma en que la metformina, que se prescribe para controlar los niveles de azúcar en sangre, también provoca la pérdida de peso”, afirma el Dr. Jonathan Long, profesor adjunto de Patología en la Universidad de Stanford.

Ahora, ambas investigaciones coinciden en apuntar al mismo mecanismo: la Metformina hace que nuestro cuerpo produzca un compuesto ‘anti-hambre’ que reduce el apetito. Se trata del metabolito lac-phe, recientemente descubierto pero cada vez más famoso, que por lo general, producimos de forma natural después de realizar actividad física intensa.

Unos resultados intrigantes, que podrían contribuir al uso de este fármaco como la nueva gallina de los huevos de oro en los fármacos para la obesidad. “Ahora sabemos que [la Metformina] actúa a través de la misma vía que el ejercicio vigoroso para reducir el hambre”, explica Long. Esto podría allanar el camino a una nueva clase de fármacos para perder peso, pues “comprender cómo se controlan estas vías puede conducir a estrategias viables para reducir la masa corporal y mejorar la salud de millones de personas”, vaticina.

En resumen, los estudios realizados en ratones y humanos, afirman que esta molécula saciante producida tras el ejercicio de alta intensidad es la responsable de la pérdida moderada de peso provocada por el antidiabético. Unos hallazgos significativos sin tenemos en cuenta que la molécula lac-phe fue descubierta por investigadores de Stanford Medicine en 2022.

El descubrimiento, realizado conjuntamente por investigadores de Stanford Medicine y de la Facultad de Medicina de Harvard, refuerza el papel fundamental que la molécula lac-phe desempeña en el metabolismo, el ejercicio y el apetito. Podría allanar el camino a una nueva clase de fármacos para perder peso.

Cómo perder el apetito después de entrenar

Cuando Long y sus colegas descubrieron el lac-phe en 2022, estaban a la caza de pequeñas moléculas responsables de reducir el apetito tras el ejercicio vigoroso. Lo que encontraron fue un “bebé Frankestein”, hijo del lactato (un subproducto de la fatiga muscular) y un aminoácido llamado fenilalanina. Lo bautizaron como lac-phe, y demostraron que no sólo es más abundante después del ejercicio, sino que también hace que las personas (así como los ratones e incluso los caballos de carreras) sientan menos hambre inmediatamente después de un duro entrenamiento.

“Existe una íntima conexión entre la producción de lac-phe y la generación de lactato”, explica Long. “Una vez comprendimos esta relación, empezamos a pensar en otros aspectos del metabolismo del lactato”. La metformina era un candidato obvio, porque al estimular la descomposición de la glucosa, puede desencadenar la generación de lactato.

Así, los investigadores descubrieron que los ratones obesos de laboratorio a los que se administró metformina presentaban mayores niveles de lac-phe en sangre. Coincidió que eran los que comían menos en comparación con sus compañeros, y perdieron unos 2 gramos de peso corporal durante el experimento de nueve días.

Long y sus colegas también analizaron muestras de plasma sanguíneo almacenadas de personas con diabetes de tipo 2 a las 12 semanas de empezar a tomar Metformina. Observaron aumentos significativos en los niveles de lac-phe. Por último, en un amplio estudio multiétnico sobre aterosclerosis (arterias obstruidas) que contó con 79 personas, las que tomaron el medicamento presentaron niveles significativamente más altos de lac-phe y mayores pérdidas de peso durante varios años de estudio y seguimiento.

“Fue agradable confirmar experimentalmente nuestra corazonada”, afirma Long. “El hecho de que la metformina y el ejercicio vigoroso afecten al peso corporal a través de la misma vía es extraño e interesante”. El doctor señala algo importante: mientras que los fármacos con semaglutida se inyectan en el torrente sanguíneo, la metformina es un medicamento oral que ya se receta a millones de personas.

“Estos hallazgos sugieren que puede haber una forma de optimizar los medicamentos orales para que afecten a estas vías de equilibrio del hambre y la energía para controlar el peso corporal, el colesterol y la presión arterial. Creo que lo que estamos viendo ahora es sólo el principio de nuevos tipos de fármacos para perder peso”, remata.

Long y el Dr. Mark Benson, profesor adjunto de Medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, son coautores principales del estudio. El doctor Shuke Xiao, becario postdoctoral, es el autor principal del estudio.

larazon.es

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