La inexperiencia en política coloca a la gente lejos de los éxitos y próximos a cometer errores, caer en la soberbia y creerse las mentiras que abundan en esa actividad.

Por esa inexperiencia un buen número de funcionarios actuales del Gobierno del Estado estaban seguros que podrían ser candidatos a diputados y senadores y otros dieron rienda suelta a la imaginación y soñaron con la gubernatura.

¿Qué fue de estos soñadores, los cuales, entre otras cosas por su inexperiencia en la función pública, despegaron los pies de la tierra y creyeron, la mayoría, en encuestas internas que ellos mismos mandaron a realizar para ser colocados como los morenistas más populares?

Patrocinio Cisneros, exsecretario de Gobierno, quien llegó a tener más poder que nadie en este gobierno, está fuera de todo. Su única posibilidad para volver relativamente pronto a la política veracruzana es que pierda Rocío Nahle.

José Lima Franco también aspiró a la gubernatura y ahora debe concentrarse en quebrarse la cabeza para que, como secretario de Finanzas, los números cuadren y resulta que unas veces la deuda la baja y en otras la sube.

Eleazar Guerrero de sentir posibilidades de ser candidato a gobernador no pudo ni ser candidato directo a legislador, se inscribió en la tómbola y desde arriba decidieron alejarlo al número 16 de la lista plurinominal. En estricto rigor no está mal para él, pues aprovechó para renunciar a la Subsecretaría de Finanzas y así no deberá cerrar la puerta de la que fue su cuestionada oficina.

Dorheny García Cayetano, exsecretaria del Trabajo, también soñó con ser senadora. Tapizó Xalapa y otros poblados con su publicidad y nada. Luego quiso la candidatura a la diputación federal y tampoco. Finalmente es candidata suplente.

Jorge Sisniega, director administrativo de la Secretaria de Salud, no pudo ser candidato a diputado por Poza Rica. Ariadna Aguilar, oficial mayor de la SEV, tampoco alcanzó candidatura, ni tampoco fue aceptado por el nuevo grupo el coordinador de Comunicación Social, Iván Luna.

A Zenyazen Escobar y a Juan Javier Gómez Cazarín les fue mejor, aunque el primero deberá ganar voto por voto en un lugar donde hay un mal alcalde y el otro tendrá que demostrar que los amarres políticos se traducen realmente en triunfos.

La inexperiencia en política, insistimos, también lleva a creerse lo que propalan las encuestas, en reiteradas ocasiones echadas a andar a sabiendas de su falsedad.

Ahí están las relativas a cómo van las preferencias para la gubernatura y que dicen que prácticamente está resuelta la elección.

En ese sentido lo que se sabe es que del lado de la candidata Rocío Nahle hay conciencia de la realidad, no así en un buen número de sus seguidores. Eso se notará, entre otras cosas, en los abanderados a diputados locales, pues de ser como los federales no aportarían mucho y la realidad marca que la candidata necesita muchos más votos de lo que dicen las encuestas.