La creencia popular dice que algunos animales son capaces de oler nuestro miedo … y atacarnos. ¿Será verdad? Esto es algo que la ciencia ha intentado descubrir.

Los estudios más recientes sorprenden con sus hallazgos. Sugieren que, efectivamente, algunos animales son capaces de distinguir olores asociados a emociones y que, además, pueden modificar su conducta en función de ese olor.

En un trabajo de 2023, los científicos experimentaron con caballos para observar sus reacciones en función de diferentes olores , unos asociados a la alegría y otros al miedo. Los sujetos del estudio miraron videos de comedia y de terror, y luego se midió la reacción de los caballos frente al olor de los humanos.

En este caso, descubrieron que ante los olores asociados a la alegría, los caballos activaban solamente la fosa nasal izquierda . En cambio, para el miedo, activaban ambas fosas nasales. Esto sugiere que los equinos responden -en principio, básicamente- a los estados emocionales de los humanos.

Pero si la respuesta de los caballos es llamativa, la de los perros es casi conmovedora. Otro estudio, esta vez del 2018, se enfocó puntualmente en los labradores retrievers. Igual que en el estudio anterior, los investigadores expusieron a un grupo de participantes humanos a videos alegres, ya otro grupo a videos de terror.

Luego fue el turno de exponer a los canes a los olores de los humanos. Descubrieron que los perros respondían a cada olor de un modo equivalente a la emoción del humano. Así, los perros que habían olvidado a una persona alegre, aumentaron sus interacciones con extraños. Y, al contrario, luego de oler el miedo, los perros exhibieron conductas evasivas, como querer escapar o buscar refugio en su dueño.

Conexión emocional

¿Cómo funciona este mecanismo? Ambos estudios apuntan a las llamadas “quimioseñales”, una especie de comunicación emocional entre especies. ¿De qué se trata esto?

Según la científica equina Nancy Diehl, de la Universidad Estatal de Pensilvania, la clave está en que los animales poseen dos procesos olfativos , cada uno con su especificidad.

El proceso primario se ocupa de detectar las moléculas volátiles que se desprenden de las sustancias, como los perfumes o las comidas. Los receptores olfativos de las fosas nasales captan las moléculas en el aire y proyectan la señal al sistema límbico, la región del cerebro responsable de la percepción y respuesta emocional.

Pero las emociones como la alegría y el miedo no producen olor . Al menos no los olores que se puedan detectar e identificar, como el de un rico café.

Aquí interviene el segundo proceso, que se conoce como sistema olfativo accesorio. En este proceso la comunicación se inicia en el órgano vomeronasal, que está ubicado encima del paladar blando en la cavidad nasal. Este órgano es capaz de detectar moléculas altamente específicas y las transmite al bulbo olfatorio accesorio para su procesamiento.

El sistema olfativo accesorio no detecta moléculas en el aire, sino que capta mensajes de feromonas no volátiles, sustancias químicas que producen todos los animales y que transmiten información asociada al territorio, la agresión y la reproducción.

Hay algo más

Sin embargo, las investigaciones han sugerido que la comunicación de feromonas no puede darse entre animales de distintas especies, con lo cual sería imposible que un perro o un caballo identifiquen nuestro miedo a partir de nuestro olor.

Según la científica, es más probable que los animales identifiquen el miedo en los humanos a partir de otras pistas, asociados más bien a la gestualidad, la voz, la postura y el comportamiento.

Las investigaciones han demostrado que los mamíferos domésticos, como los caballos, los perros y los gatos, pueden percibir las emociones humanas a través de varios canales sensoriales , incluidas las expresiones faciales y las vocalizaciones.

Estas especies son capaces de integrar estímulos visuales y vocales para formar representaciones mentales de las emociones humanas, en particular de la ira y la alegría. Con todo esto, entonces, la creencia popular sólo sería un poco errada. Quizás los animales no pueden oler nuestro miedo. Pero sí pueden percibir que lo tenemos.

tiempo.com

Conéctate con Formato7:

Niña de doce años se quita la vida en Orizaba