Prefacio.

Pepe Yunes ya es el candidato formal de las tres fuerzas políticas congregadas en la coalición “Fuerza y Corazón por Veracruz”. *** Llega a este momento con una franca tendencia al alza, con la creciente convicción de los ciudadanos de que pueden llevar al gobierno estatal a un verdadero veracruzano, a alguien que conoce sus problemas y ha demostrado que cumple sus compromisos. *** Ya suena hueca esa narrativa de los “más de 30 puntos de ventaja”. Encuestadoras serias, que no tienen compromisos con ninguna fuerza política, advierten que en Veracruz la distancia no es mayor a 5 puntos y que, de seguir la tendencia, se estaría dando el cruce en los primeros días de abril, casi iniciando la campaña formal. *** Es indudable que al proyecto del bloque opositor (que es uno solo) le vino muy bien la incorporación del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares como suplente de su hijo en la primera fórmula al Senado, y que la adición de la doctora Sara Ladrón de Guevara fortaleció el tema de género y la inclusión de académicos y universitarios. *** No es casual que del otro lado hayan decidido sacrificar una vez más (bendita disciplina) al exdelegado federal Manuel Huerta. Hoy quien define las candidaturas se llama Rocío Nahle y ella considera a Claudia Tello “de su equipo”; para ella es más importante que su amiga llegue a la Cámara Alta (aunque sea como primera minoría) a que lo haga quien la exhibió derrotándola en el proceso interno por la candidatura al gobierno estatal. *** En la alianza de los partidos que están en el poder parecen estarse preparando para los premios de consolación, y no para la victoria.

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El liderazgo de Rubén Carrasco es “orgánico”, natural. No es producto de una “escuela de cuadros” o de circunstancias que pudieron haberle favorecido.

Se reveló en uno de los momentos más críticos, no sólo de su región (Misantla y sus alrededores) sino del estado, del país y del mundo: la pandemia por Covid-19.

Apenas un par de años antes había iniciado uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera empresarial: la adquisición y rescate de una fábrica emblemática para Veracruz, la refresquera “Coyame”, en la región de Catemaco.

Aunque atractivo, ese proyecto tenía un alto riesgo, que muy pronto comprobó Rubén Carrasco. Con el inicio de la pandemia se dio el cierre de negocios y escuelas, los sitios naturales para vender el producto que ahora producía.

Cualquiera hubiera decidido “guardar sus centavos” y esperar a mejores tiempos. Rubén no lo hizo así. Fue de los primeros en enfrentar el mortal coronavirus y, motivado por los difíciles momentos que pasó, salió a las calles a ofrecer toda la ayuda que estuviera en sus manos.

Hoy cientos de familias, miles de personas agradecen que están vivos porque “El Coyame” les facilitó un tanque de oxígeno, les dotó de gel antibacterial, cubrebocas y trajes especiales a los socorristas que tenían que atender a quienes habían caído infectados por el Covid-19.

Se llegó el período electoral del 2021 y, motivado por la gente, Rubén Carrasco buscó ser diputado local. Se acercó al partido en el poder, Morena, donde le aclararon que ese Distrito (el VIII local) le tocaba a uno de los partidos aliados, el PT.

“El Coyame” tocó esa puerta y le abrieron, pero muy pronto se llevó una gran decepción: el Partido Verde -otro de los aliados- se negaba a respaldarlo y tenía su propia propuesta.

Al final Rubén Carrasco participó bajo el membrete del minúsculo Partido del Trabajo. Morena y PVEM llevaron a sus propios candidatos y se enfrentaron a una coalición opositora, que consiguió la victoria.

Los números, sin embargo, fueron muy claros: El PT obtuvo casi 10 veces la votación más alta que había conseguido en ese Distrito; Rubén Carrasco derrotó, de manera individual, al PRI, al PAN y al PRD, pero unidos lo superaron por poco más de mil votos.

Rubén Carrasco asimiló el golpe y siguió con los proyectos productivos que había descubierto en sus recorridos por la región. Siguió ayudando a la gente y echó a andar empresas con vocación social.

Tres años después, Rubén Carrasco volvió a levantar la mano, dijo “es mi turno”. Se encontró, sin embargo, con que “las circunstancias” habían cambiado. El coordinador estatal del PT, Vicente Aguilar, reclamó para su partido el Distrito VIII, pues fue la organización política con más votos conseguidos tres años antes. Una vez que le asignaron ese Distrito (ahora sí respaldado por la alianza), anunció que el candidato sería su hijo, el actual alcalde de Alto Lucero.

El mensaje para Rubén fue: “ya no podemos hacer nada; si te sirve, ahí está Fuerza por México”.

Pero “El Coyame” es un hombre convencido de que, para el que trabaja, para el que hace bien las cosas, cuando una puerta se cierra, otra habrá de abrirse. Hubo quienes sí reconocieron su liderazgo, quienes entendieron que Rubén Carrasco era lo más cercano a un “candidato ciudadano” y lo llamaron.

En el frente opositor, en el Distrito VIII le correspondió al PAN proponer candidato. Se barajaban los nombres del actual diputado Othón Hernández, o el de su hija, María Graciela. En el ánimo de consolidar el proyecto (esto es, sacar a Morena del gobierno) ambos se dijeron dispuestos a sumarse a la propuesta de Rubén Carrasco. Los Yunes de El Estero dieron su anuencia. El propio Pepe Yunes, candidato del frente opositor a la gubernatura, se dijo contento de que Rubén Carrasco se sumara.

La soberbia de quienes deciden en la alianza que actualmente está en el poder, los llevó a desdeñar un liderazgo fuerte, triunfador, en un Distrito que es estratégico.

Rubén Carrasco no sólo sumará al frente opositor los votos que genere en su Distrito, sino una dinámica que ya demostró que es eficaz y que se habilitará, de manera paralela, en las campañas de los 30 candidatos a diputados locales.

“El Coyame” será un factor determinante en el proceso del próximo dos de junio y varios -del lado de Morena- se darán de topes en la pared por haberlo desdeñado.

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Epílogo.

La candidatura de Américo Zúñiga es, sin duda, una de las más fuertes en la búsqueda de posiciones para el Congreso federal. *** exalcalde xalapeño, exdiputado local y exdirigente del PRI en Veracruz, Américo sabe lo que es caminar por las calles de Xalapa y ver de frente a sus pobladores. *** El pasado viernes inició su campaña a la diputación federal y lo hizo en un par de sitios que son emblemáticos para quienes hemos vivido muchos años en la capital del estado: el mágico barrio de Xallitic y la calle Enríquez, justo en el sitio donde se ubica la placa alusiva a un personaje que fue muy querido por los xalapeños, Juanote. *** Al hablarles a los xalapeños, Américo Zúñiga les habló con claridad. Les dijo que la representación de Xalapa en el Congreso de la Unión está abandonada desde hace más de cinco años: “la curul ha estado vacía, hemos tenido el espacio para defender las causas, hemos tenido el lugar donde se levanta la voz, en donde se enarbolan las banderas de demandas de la sociedad, de falta de educación, de una nula política pública en favor del campo, de una auténtica política pública de apoyo a la salud y eso tiene que cambiar”. *** Américo Zúñiga se dijo convencido de que todos los xalapeños deben ocupar esa curul y les presentó a los asistentes una silla similar a las que se usan en el edificio de San Lázaro. Les dijo que esa silla será de todos. “De las mujeres, de las personas con discapacidad, de los adultos mayores, de la clase trabajadora, de los empresarios, de los emprendedores. Que puedan utilizarla, que puedan sentirse representados y que sirva realmente para levantar la voz en favor de todos ellos”. Será, seguramente, un gran diputado. *** El ambiente de violencia en la entidad sigue creciendo. La noticia de este fin de semana fue el hallazgo de otros cuatro cadáveres en la cabecera municipal de Tuxpan. *** Bien lo dijo Pepe Yunes: “Mañana, la nota será que van a mandar más policías federales y estatales hasta que, lamentablemente, haya otros hechos similares en el sur para llevarse los que se llevaron a Tuxpan al sur”.

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