En el superficial tratamiento de las redes sociales como instrumento de difusión de mensajes y consolidación de un proyecto político, a veces se toma equívocamente como reflejo de votos al número de seguidores. Tener una comunidad funcional en alguna red social no siempre va ligado a la cantidad de gente que da like, comparte o simplemente es parte de una lista de gente suscrita a tu contenido, o que sigue a una personalidad, una empresa, en este caso a un candidato.

Si que pueden presumirse esas cifras de seguidores como positivo en las comparaciones entre iguales, el caso de Rocío Nahle y Pepe Yunes evidencia claras diferencias de «arrastre» digital de la sociedad. Vamos pues a revisar los números en las principales redes sociales de las que ambos políticos se sirven como plataformas de difusión.

Pepe Yunes, muchos en Facebook y pocos en TikTok

Hasta hoy, de entre X, Instagram y TikTok,  la cuenta oficial de Pepe Yunes en Facebook es la que más seguidores tiene con 224mil; le sigue X (antes Twitter) con 85mil 933; luego está Instagram con 3233 y al final TikTok en la que tiene 2209 seguidores. Digitalmente, bajo cavernícola idea de que seguidores es igual a preferencia electoral, Yunes Zorrilla contaría desde el espacio digital con 315, 375 de votos, en el supuesto. Pero no es verdad.

La persuasión mediante una campaña digital es un proceso que toma tiempo, además nuestra sociedad ha mostrado un hartazgo de la política y sus estrategias convencionales de comunicación; es una realidad que al escuchar o ver los spots de partidos y sus candidatos muchos cambian de canal o estación. Lo mismo sucede en el entorno digital, y es más notorio en contextos regionales pues la producción de contenido acerca del candidato o candidata obedece a creencias y verdades que fueron efectivas antes de la convergencia mediática.

Nahle, muchos seguidores, pero mucha distancia en la vida real

Para no hacer el cuento largo, sumando los seguidores de Rocío Nahle en las mismas redes sociales que utiliza Pepe Yunes; la precandidata morenista tiene poco más de 1millón con 250mil seguidores; cifra que supera por mucho a su contrincante.

Lo destacado, a diferencia del abanderado opositor, es que el trabajo del equipo de Rocío le ha rendido buenas cuentas en espacios donde se encuentra la mayor interacción y consumo de contenido por parte de las y los jóvenes, Instagram y TikTok. Pero la razón podría ser una trampilla, además de que la oposición no ha podido sacarla de su zona de confort.

Si comparamos el contenido que producen tanto Pepe como Rocío, como lo hemos mencionado anteriormente, siguen en el anacrónico concepto de la comunicación social; lo que seguramente pasa con Nahle es que sus cuentas están infladas por la burocracia, un secreto a voces como el hecho de que sus eventos están llenos de burocracia coaccionada. Entonces la comparación de cifras de seguidores entre los dos precandidatos no puede definir nada, solamente es un frívolo número de popularidad.

Lo que necesitan: monitoreo, seguimiento y producción; en ese orden y en un bucle imparable

Cuesta tiempo, recursos humanos, técnicos y económicos; pero la profesionalización de los especialistas en comunicación actualizados lo obliga. Deben dejar de lado, por el momento, la cantidad de seguidores, concentrarse en el contacto real durante los eventos. Por el lado de Nahle no está bien que donde llegue las vallas impidan el libre acercamiento a la gente, además es incongruente con su dichoso mensaje de amor por Veracruz la monten en templetes lejos de la sociedad. Como dice su jefe, el que nada debe, nada teme.

Pepe Yunes no es cercano con la gente nadamas para las fotos, su personalidad es así, un caballero de la política, una especie en extinción. Su trato siempre es cálido, su atención al diálogo no hace distingos; es directo, claro pero siempre amable. Si esas cualidades personales se combinan con su enorme conocimiento de la política y el servicio público para generar contenidos digitales fáciles de entender y que inciten a la interacción, daría pasos de gigante en el camino comunicativo.

Cada producto que los equipos de campaña, ambos, hagan especialmente pensados para tener un efecto, deben ser monitoreados en su rendimiento; más allá de likes y compartidos, deben generar conversación, y si la conversación crece, las y los ciudadanos afines a quienes los siguen se sumarán; de ahí viene el seguimiento a cifras y comentarios, se debe responder todo, en la medida de lo posible y tomar decisiones en base a lo percibido para , luego, seguir el bucle de producir, monitorear, seguir.

Tener muchos seguidores en redes sociales no es garantía de igual número de votos, como es hoy todo, hay una vida real y una digital; es lo que hay. México todavía no se encuentra entre los países donde las elecciones se ganan en las redes sociales, mucho menos el caso de Veracruz. Asegurar que se tienen adeptos porque se es popular, como un influencer, es un autoengaño.