El fin de año nos trajo noticias contradictorias. Por un lado, ayer concluyó el año que marcó al gobierno más violento de toda la historia del país; por el otro, hoy inicia el año en que los mexicanos habremos de elegir al nuevo Presidente de México y poner un alto al delirio de un presidencialismo imperial.

El presidente López Obrador pasará a la historia como el sexenio más sanguinario, luego de que en su administración se rompió el récord de muertes violentas para una sola administración con más de 175 mil decesos, es decir, una cifra superior en más de 50 mil respecto al gobierno anterior. Y todavía falta el último año…

La tragedia que hoy vive México no fue a causa de la herencia recibida, sino de una estrategia de “abrazos y no balazos” que significó una patente de corso a la delincuencia organizada.

Esta violencia cobró, como nunca antes, la vida de jóvenes y mujeres. Durante la presente administración se han registrado al menos 61 masacres donde las principales víctimas han sido jóvenes y adolescentes, quienes, en lugar de recibir justicia, han sido señalados por el gobierno de ser responsable de su propia muerte.

En el caso de las mujeres, la violencia feminicida ha sido imparable. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en México son asesinadas 12 mujeres cada día. Eso no sucede en ningún otro país del mundo.

De un plumazo, el presidente López Obrador “desapareció” a más de 100 mil personas que se encuentran en calidad de desaparecidas.

La Secretaría de Gobernación informó que el saldo era de 113 mil 317 registros, sin embargo, el presidente decidió que eran muchas y que su gobierno sólo reconoce 12 mil 377 desapariciones confirmadas, a pesar de que tan sólo en las morgues del país hay más de 50 mil cadáveres sin identificar.

Las “buenas noticias” han resultado un amplio catálogo de ocurrencias, mentiras, fracasos y burlas. Trenes y aeropuertos con fallas, demoras y sin pasajeros; una refinería sin gasolina y desde el fin de semana, una mega farmacia con muchas recetas y pocas medicinas. Los elefantes blancos del Presidente no han aprendido a caminar.

El grupo de funcionarios de Alto Nivel del gobierno de Estados Unidos llegó tarde a su encuentro con el Presidente López Obrador porque los hicieron aterrizar en el aeropuerto Felipe Ángeles.

La nueva Mexicana de Aviación opera con aeronaves Boing –el popular refresco de la Cooperativa Pascual Boing-, y no con los Boeing como el resto de las aerolíneas del mundo. Su primer vuelo tuvo que aterrizar en Mérida en lugar de Tulum. El aeropuerto Felipe Ángeles mueve apenas al 1.5 por ciento de los pasajeros del país.

El colmo es que el Tren Maya ha dejado de funcionar cuando no cumplía siquiera dos semanas en operación y en medio de la mayor temporada vacacional, lo que dejó a cientos de pasajeros con boleto en mano.

La refinería de Dos Bocas sigue en periodo de pruebas a pesar de las veces que ha sido inaugurada. Como Presidente, López Obrador no verá un solo litro de gasolina de esa refinería.

Y la mega farmacia fue inaugurada con un inventario de apenas el 20 por ciento de su capacidad y sin una estrategia para llevar los medicamentos “en menos de 24 horas” a cualquier parte del país. Ni Sabritas o Coca Cola son capaces de lograrlo.

Hoy sólo podemos desear: ¡feliz fin de AMLO y próspero año nuevo!

La puntita

Cuitláhuac García Jiménez presume que la entidad acumuló 40 días sin homicidios. Una muestra más de su desorden mental disociativo.