Fue el propio Marko Cortés quien dejó claro que la alianza con el PRI nunca fue buena estrategia, pero resultaba necesaria para “sumar algunos cuadros” que todavía eran rescatables en el país, donde se encuentra el caso de Veracruz.

Y aunque tanto el líder blanquiazul como Xóchitl Gálvez querían a una o un panista liderando la alianza en el estado, durante la repartición de las candidaturas tuvieron que ceder Veracruz ante Alejandro Moreno.

Alito alegó que las disputas internas del PAN en Veracruz complicarían aún más las cosas, no sólo en la elección local, sino en aquello que pudieran rescatar para la presidencial, por ello defendió que “la opción menos conflictiva” era elegir a un tricolor para liderar el frente.

De esa manera, se llegó a la conclusión (en otros aspectos) de que José Yunes sería el candidato en Veracruz, adjudicándole al peroteño la misión más complicada en lo que lleva de trayectoria política. Por casos como éste fue, justamente, que el PAN aceptó la alianza (a pesar de los negativos de Alejandro Moreno).

Pero la labor del diputado federal con licencia es más difícil porque, a pesar de su carisma y buenos modos, no cuenta con el respaldo total del blanquiazul estatal y, para tenerlo, deberá ceder prácticamente cualquier posición o candidatura que le pidan.

Así el panorama con corte a diciembre para el frente opositor en Veracruz, cuando la precampaña arranca en los primeros días de enero. Veremos qué ocurre.

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