Las mentadas en las calles de Xalapa son de todos contra todos.

El caos vial ha provocado aumento en el estrés y que el malhumor prevalezca entre la mayoría de los automovilistas.

Este caos principalmente tiene que ver, sí, con las obras que por donde quiera hay en la ciudad, pero también con la falta de agentes de Tránsito desde hace años, con el aumento desmedido del parque vehicular, el pésimo servicio del transporte público y con la ignorancia y actitudes abusivas de miles de conductores.

Pusimos las obras en primer lugar porque evidentemente han venido a complicar el problema en la vialidad.

No deberían las obras ser causa de enojo, porque finalmente reditúan beneficios, pero lo son dado que por muchas calles aparecen de repente interrumpiendo el tráfico.

Circula con profusión la fotografía arreglada de un automóvil al que supuestamente le instalaron un microondas y una hornilla para ahí mismo comer, dado el largo tiempo que se consume para trasladarse de un lado a otro de la capital. ¡Solo faltó la bacinica!

Decíamos que no hay agentes de Tránsito. Bueno, sí los hay en Xalapa pero son muy pocos y no se notan, así que cada quien hace lo que quiere al frente de un auto, desde estacionarse en donde le plazca, manejar como en pista de carreras y circular hasta en sentido contrario.

Los agentes del Estado solo son vistos en los operativos de las grúas que ya sabemos que esos sí son intensos para que caiga el dinero.

El parque vehicular ha crecido desmedidamente y cada quince días, con el pago salarial y la llegada a comprar o a realizar trámites de miles de habitantes de Coatepec, Xico, Emiliano Zapata, Banderilla, Perote, Actopan, Alto Lucero y demás poblaciones de la región hacen crecer el problema.

El transporte público podría ser un alivio, pero al contrario, contribuye al caos con camiones grandes y viejos para calles estrechas. Sus choferes son arbitrarios y difícilmente pierden en un choque. La insultante contaminación que generan (¿cómo demonios pasan la verificación vehicular?) daña la salud y aumenta la irritación de los automovilistas.

Los taxistas son otro problema. Embisten dado que, en su razonamiento, los únicos que tienen derecho a llevar prisa son ellos.

También afecta la ignorancia de muchos conductores, que tal pareciera lo único que saben hacer es pisar freno, acelerar y medio mover el volante, pero desconocen o fingen desconocer las más elementales reglas viales.

De esa ignorancia se pasa al abuso, muy común en las calles de Xalapa. Una gran cantidad de personas tienen el síndrome del chofer de ambulancia, es decir, quieren que todo mundo les abra el paso, rebasan por donde el diablo les da a entender, doblan en retornos donde no está permitido y exigen el paso 1×1 donde no lo hay y a la cuadra siguiente ellos no lo dan. El insulto y la agresión es la respuesta ante cualquier insinuación de reclamo.

Y llegamos al punto de las obras, las cuales han venido a complicar lo que ya estaba mal en materia de vialidad.

Obras siempre ha habido, solo en el cuatrienio pasado, el del alcalde cuyo nombre se le olvida a la mayoría, el ritmo fue bajo porque una buena porción del dinero presupuestado era devuelta a la Federación por no ejercerlo.

La cuestión es que las obras se venían haciendo en su mayoría en las colonias de la periferia y las realizadas sobre vialidades principales no se hacían al mismo tiempo.

En este gobierno el alcalde Ricardo Ahued decidió ejecutar buena parte de los trabajos en las principales avenidas al mismo tiempo, lo que lógicamente, en una ciudad como Xalapa, terminó por complicar la circulación.

Ya sabemos, además, cómo es la obra pública, es decir, cómo trabajan diversas constructoras a pesar de que la autoridad esté sobre ellas. Peor son las que dan fuertes moches pues entonces hacen lo que quieren.

En la rehabilitación de Lázaro Cárdenas, por decir algo, los xalapeños pudieron ver como varios tramos de losas nuevas fueron demolidas y vueltas a construir, por ejemplo, abajo y saliendo del distribuidor vial de Araucarias. Suponemos que eso fue por cuenta del constructor que hizo mal la obra, ¿pero el tiempo perdido y perjuicios causados a los xalapeños?

Luego se le ocurrió al Gobierno del Estado construir el puente sobre esa avenida y vuelta al problemón para circular, de tal forma que ni siquiera han podido pintar los carriles de circulación dificultando y haciendo peligroso el manejo por esa rúa.

También ha sido notoria la lentitud de unas pequeñas obras en la carretera federal, por la Plaza Las Ánimas y Garnica, y los conflictos causados.

Agréguele las fugas de agua y los días y días que pasan para que CMAS retire los escombros de sus reparaciones y entonces, con la suma de todo, llegamos a la situación actual que padecemos.

Así que las mentadas de madre están al día en Xalapa, todos contra todos.

VÍA VERACRUZANA, bajo la guía de Amadeo Flores, vuelve a tener su comida tradicional de fin de año y será mañana en Xalapa.

Asistirán Pepe Yunes y cientos de políticos y personajes de la sociedad civil de todo el Estado.

Si a usted le gusta la política y quiere una candidatura esté atento al mensaje que dará Amadeo.