De cara a la elección de 2024 sería deseable que quien gane los comicios no llegue al cargo diciéndole mentiras a los ciudadanos y haciendo promesas imposibles de cumplir, dijo el expresidente Ernesto Zedillo en una conferencia en el Foro Global del Instituto Pearson, un centro de investigación de la Universidad de Chicago.

El expresidente de México (1994-2000) fue el encargado del discurso inicial del Foro Global de 2023 dedicado a analizar los problemas de la disparidad en América Latina, Palestina e Irán y luego participó en una sesión de preguntas y respuestas enfocada en nuestro país.

Zedillo, el primer presidente en ceder el poder a la oposición tras 70 años de gobiernos del PRI, señaló que lo mejor para México sería tener un presidente que reconozca lo complejo de los problemas del país y que hable con honestidad de las reformas necesarias para acabar con la inequidad existente.

“Me gustaría que llegue un presidente que no sea un demagogo y haga promesas imposibles de cumplir, que no divida a nuestras sociedades, que asuma la responsabilidad porque es muy fácil culpar a otros, a los extranjeros. En América Latina hay muchos políticos que evaden la responsabilidad, me gustaría ver que se elija a un presidente que no llegue al cargo mintiéndole a la gente, que no gobierne con mentiras“.

El hoy investigador de la Universidad de Yale, una de las más prestigiosas del mundo, reconoció que las políticas de apertura comercial y estabilización de la economía que se siguieron en su administración no fueron suficientes para impulsar el desarrollo.

A propósito de la necesidad de reforzar la aplicación de la ley y hacer cumplir el Estado de derecho, consideró que es paradójico que actualmente no se avance en esa dirección ya que el gobierno actual ha tratado de acabar con la independencia del Poder Judicial y está tratando de quitarle los recursos necesarios para su operación.

Zedillo hizo referencia a las diferencias en percepción entre analistas y académicos, que consideran que el gobierno del presidente López Obrador sigue una ruta autoritaria mientras los sectores de menores ingresos consideran que se vive en un país más democrático.

“Hay una paradoja porque estudios como los que ha hecho (la consultora) Latinobarómetro reflejan que lo que los mexicanos piensan hoy, es similar a lo que pensaban los venezolanos en 2006, en ese momento, los venezolanos creían que vivían en la mejor democracia de América Latina”.

El expresidente también mostró cierto escepticismo respecto a la reducción de la pobreza reportada por el Instituto Nacional de Estadística (16 millones de personas que salieron del nivel de pobreza por ingreso de acuerdo con la última encuesta de Ingreso-Gasto de los Hogares).

“He escuchado a algunos de mis amigos decir que han aumentado los ingresos de las familias debido a las remesas que se reciben de quienes trabajan en Estados Unidos y debemos preguntarnos si debemos depender de las remesas para reducir la pobreza en México”.

También recomendó no ser triunfalista acerca de los resultados de la encuesta de Inegi porque un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) mostró que el acceso de los más pobres a los servicios de salud simplemente colapsó durante el gobierno actual.

“Espero que la reducción de la pobreza se mantenga, espero que tenga relación con acciones de política, pero sugiero ser cauto con esos números. Desafortunadamente, la mejor escuela en ciencias sociales en México, el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económica), una escuela pública, está literalmente bajo ataque por parte del gobierno, así que quizá ya no queden investigadores en México para investigar qué está sucediendo realmente”.