La fractura al interior del PRI veracruzano es evidente. La imposición que representaron los nombramientos de Adolfo Ramírez Arana en la presidencia y de Lorena Piñón Rivera en la Secretaría General del Comité Directivo Estatal pasa la factura a una fuerza política que se tambalea aun antes de comenzar formalmente la contienda por la gubernatura.

Esa es la cara que presenta el priismo en la entidad en las vísperas del inicio del proceso electoral: un partido que pasó de un mal dirigente a otro aun peor; es un recordatorio de que cuando algo está en el piso, aun puede caer más y llegar al subsuelo.

Marlon Ramírez era un pésimo líder en el PRI de Veracruz, no trabajó en la estructura y ni tuvo logros importantes en el plano electoral; durante su periodo parecía que el partido se caía a pedazos.

El diputado local dejó el cargo; la dirigencia nacional le tendió un puente de plata para no tener que echarlo con cajas destempladas y en su lugar colocó a Adolfo Ramírez, ex alcalde de Paso de Ovejas, ex diputado local y ex dirigente de un desdibujado sector popular del partido.

Las reacciones en rechazo al nombramiento de Ramírez Arana y Piñón Rivera salieron desde Boca del Río, donde Fernando Kuri, aspirante a encabezar el comité estatal, los calificó como producto de un “dedazo” y como un atropello a la militancia.

El ex alcalde de Oluta y ex diputado local anunció la creación del “Grupo Veracruz”, una expresión independiente para continuar su participación en la actividad política.

Dos ex dirigentes estatales del partido estuvieron en ese evento: Renato Alarcón Guevara y Jorge Carvallo Delfín; al igual que ex diputados federales, como Marco Aguilar Yunes, ediles y dirigentes del partido en diversos municipios.

Renato Alarcón lanzó una crítica a la gestión de Moreno Cárdenas en el comité nacional; dijo: debe saber que Veracruz no es Campeche… aquí no nos viene a ver la cara…”; en tanto que Carvallo señaló que el presidente del CEN del partido “traicionó a los priistas veracruzanos que lo llevamos a la dirigencia; nos quedó a deber…”

Este fue, en síntesis, el recibimiento que tuvo Ramírez Arana a su llegada a la dirigencia de un partido que cada vez representa menos en el escenario político veracruzano.

Lo único rescatable para el priismo veracruzano es que en un par de meses se definirá la candidatura al gobierno estatal; y si en los términos de la alianza el tricolor postula al abanderado, la casa de campaña sustituirá a un comité estatal que arranca su periodo en un ambiente de inconformidad y división interna.

Cisneros se asume ganador de la encuesta de Morena

En la recta final del proceso interno de Morena, el ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, se declaró ganador.

Dijo que no sólo encabezó la encuesta de reconocimiento, sino que también ganará la encuesta final, que se dará a conocer el próximo lunes.

Entre los simpatizantes del ex funcionario estatal corre la versión de que la competencia real en esta elección interna es entre Rocío Nahle, ex secretaria de Energía, y Eric Cisneros.

Antes, estos dos personajes eran amigos y aliados; hoy están distanciados por la contienda interna, dado que ambos buscan representar a la 4T.

Nahle cuenta con el evidente apoyo del gobierno estatal y de una parte importante del Congreso local; cualquiera pensaría que ello es suficiente para aparecer muy arriba en las encuestas; sin embargo, esos apoyos no se reflejaron en la última medición de Morena –la encuesta de reconocimiento–.

Veremos cómo le va a la ex titular de Sener, a la ex responsable del megaproyecto de Dos Bocas en este proceso interno de Morena, donde el origen en Zacatecas podría pesarle, a pesar de su campaña por mostrarse “más veracruzana que la Bamba”.

El lunes 30 sabremos en qué lugar ubican los veracruzanos a los seis aspirantes registrados para este proceso: Rocío Nahle, Claudia Tello, Citlalli Navarro, Eric Cisneros, Zenyazen Escobar, Sergio Gutiérrez y Manuel Huerta. Unos días más adelante saldrá la convocatoria para el Senado y la 4T entrará a una nueva elección interna.

@luisromero85