Las dos corcholatas con más posibilidades de suceder en la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, se placearon este sábado en el sur de Veracruz casi a la misma hora, aunque en distintos municipios. Mientras Claudia Sheinbaum estuvo en Coatzacoalcos, Adán Augusto López visitó Minatitlán, donde por cierto, la alcaldesa Carmen Medel, le hizo saber cuánto lo quiere al ordenar el retiro de unas lonas con la leyenda #AhoraesAdán.

Claudia estuvo apapachada y apoyada por el aparato estatal encabezado por el gobernador Cuitláhuac García que le juntó entre 7 mil y 10 mil entusiastas acarreados. Pero horas antes en el hotel Terranova, la acompañaron a un desayuno más de 70 alcaldes, todos los legisladores locales de Morena y Rocío Nahle que ahora sí, ya comenzó su campaña.

En la carpa de enfrente, el Centro de Convenciones de Minatitlán, Adán Augusto fue arropado por Ricardo Aldana, líder del STPRM que le juntó a 7 mil ruidosos petroleros. También estuvieron el diputado federal Sergio Gutiérrez, las hermanas Vázquez Saud, hijas del extinto Cirilo Vázquez y la legisladora Jéssica Ramírez.

Nada que ver con la categoría de acarreados que le llevaron a Claudia. Y mucho que ver con el hecho inaudito de que por vez primera en la historia de este país, una jefa de gobierno de la capital de la República, recibiera más atenciones que el segundo hombre más importante y poderoso (políticamente hablando) de esta nación.

Pero más allá de eso lo sobresaliente fueron las declaraciones. “Las mujeres lo podemos todo; construir una refinería, gobernar una ciudad, gobernar el país”, dijo Claudia apenas se bajó del avión.

Adán negó estar haciendo proselitismo en Minatitlán y dijo desconocer que Claudia estuviera en el municipio de ha lado. “¿Me creen si les digo que no lo sabía?”

La que estaba hecha unas pascuas era Rocío Nahle que henchida de alegría manifestó: “En Veracruz es tiempo de las mujeres y hoy en Veracruz estamos con Claudia Sheinbaum”. Y conmigo, debió pensar.

Al verlos parlotear, lector, no pude menos que pensar en el desprecio que siente Andrés Manuel por el país que gobierna y por el estado al que quiere terminar de reventar.

Sin discusión, Claudia Sheinbaum es la peor jefa de gobierno que ha tenido la Ciudad de México convertida ahora en una de las ciudades más sucias de América; con baches hasta en las banquetas, una alarmante escasez de agua, un Metro que se cae a pedazos por falta de mantenimiento y con graves problemas de movilidad.

Adán Augusto es inoperante y carente de visión política. Se ha desentendido de una de sus principales obligaciones que es la seguridad del país. Los migrantes (otra de sus obligaciones), simplemente no le importan y es incapaz de actuar por su cuenta porque no se mueve si no se lo ordena el presidente. Su fama de negociador y conciliador se fue por el caño; ahora es un sujeto altanero y estridente que aprendió pronto de su jefe la gandallez del descontón verbal.

No es que sean malos, es que son pésimos aspirantes. Pero con uno de ellos piensa ganar Andrés Manuel la presidencia en 2024 porque son los únicos que cumplen a cabalidad su exigencia máxima: 10 por ciento de efectividad y 90 por ciento de fidelidad lacayuna.

Y en el caso de Veracruz ¡aguas!

Veracruz es después de Oaxaca, el estado que más ha visitado el presidente pero como paradoja, es el que menos apoyos ha recibido de la federación en los últimos 60 años.

A Veracruz viene a Andrés Manuel a dorarnos la píldora, a decirnos paisanos, a felicitarnos por la enorme dicha de tener un gobernador honesto, a echar pestes contra los corruptos del pasado y se va, dejando con la ira en la boca del estómago a las madres de los desaparecidos a las que ignora; a las mujeres acosadas, golpeadas y violadas a las que detesta, a los niños con cáncer que no le importan y a una sociedad que está a merced de la violencia.

Y a Veracruz mandará a Rocío Nahle, zacatecana de origen; cosa que no tendría la menor importancia sino fuera porque desde hace más de treinta años que pisó tierras veracruzanas donde formó una familia, no ha hecho nada por la entidad que la acunó.

El sábado en Coatzacoalcos no se anduvo con remilgos a la hora de destapar a su favorita Claudia Sheinbaum y ensalzar su labor como jefa de gobierno. Gracias a Claudia existe el parque solar fotovoltaico más grande del mundo; gracias a Claudia hay un proyecto para una planta recolectora de desechos que se transformarán en energía; gracias a Claudia se prohibió el plástico en la CDMX porque es contaminante. En fin, Claudia por aquí y Claudia por allá. ¿Y ella? ¿Qué ha hecho Rocío Nahle en treinta años por la tierra de adopción que quiere gobernar?

Nada, no ha hecho nada, pero quién se fija en pequeñeces.

Es evidente que a la señora ya le dieron luz verde desde Palacio Nacional para que comience a moverse, aunque tenga pendiente el asuntito de la refinería.

Reitero, su casi nominación demuestra el desprecio que López Obrador tiene por Veracruz y lo poco que le importan los más de 6 millones de veracruzanos en edad de votar, de donde podría escoger a treinta docenas de excelentes candidatos. Pero no, los está haciendo a un lado para que den paso a una fuereña como sucesora de su honesto gobernador Cuitláhuac García.

Con esto les restriega en la cara que son tan inútiles y zopencos que no saben gobernar, de ahí su necesidad de importar de Zacatecas a una candidata que haga esa chamba.

Peor humillación, imposible.

“Si Adán o Claudia resultan elegidos a la Primera Magistratura de la Nación y Rocío es gobernadora de Veracruz, que Dios se apiade de nosotros a partir del 2024”, me dijo este domingo por la mañana un analista político de un diario de circulación nacional.

El analista agregó: “Lo que hemos padecido mexicanos y veracruzanos con el advenimiento de la 4T, es un juego de niños comparado con lo que se vendrá”.

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