Las visitas de Claudia Sheinbaum, Rocío Nahle y Adán Augusto López a Veracruz siguen alimentando los odios de las tribus locales.

Mientras el Gobernador y sus operadores estrellas –Cazarín y el primo incómodo- se ocuparon de convocar y movilizar a miles de borregos para recibir a la jitomata y la perejila allá en Coatzacoalcos, desde las mismísimas entrañas del gobierno estatal se encargaron de cancelar invitaciones y dinamitar la convocatoria.

Por el otro lado, el risueño tabasqueño se fue a refugiar a Acayucan, donde las multicolores hermanas Vásquez Saut, las que han desfilado por todos los partidos, las que a todos han traicionado, le armaron tremendo huateque al Secretario de Gobernación. Por más que lo intenta, Morena no deja de ser el viejo PRI.

Ahí volvió a alzarle la mano a su primera espada y también aspirante a gobernador, Sergio Gutiérrez Luna, a quien llamó “veracruzano de primera”. Ambas parejas violan la ley con actos anticipados de campaña, pero al menos, los caballerangos tienen mejores formas, mejor trato, más apertura y menos arrogancia que la chilanga y la zacatecana.

Por supuesto, con el delegado federal Manuel Huerta ni cuenten. Al menos públicamente no ha decantado por ninguna corcholata y prefiere tejer una extrañísima alianza con el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued, al mismo que una y otra vez descalificó ante las críticas que hizo como senador en contra de Hipólito Rodríguez. Nadie es aliado o enemigo para siempre.

El tema es que Cuitláhuac y su pandilla se están gastando millones y millones de pesos del erario público en promover a su corcholata presidencial. Dinero que sale de las finanzas del estado, del Congreso o el Poder Judicial. Incluso de la corrupción que hay en Seguridad Pública. Es lo de menos. No tienen dinero aborrecido.

Pero el desmadre que se traen las corcholatas presidenciales –“Es Claudia”; “Ahora es Adán”, dicen cientos de anuncios y espectaculares-, no tendría la menor importancia si no fuera porque tiene una incidencia directa sobre quien podría ser el próximo gobernador de Veracruz. Y sí, de Morena o de cualquier otro partido.

Me explico. Morena ganará la Presidencia, aunque no de la forma que lo hizo el mesías tropical. Pero en Veracruz, las tribus podrían terminar devorándose para evitar que el enemigo llegue al gobierno. Los enemigos de Morena, están en Morena, por eso han empezado a buscar aliados en otros partidos.

Por lo pronto, la estrategia presidencial de soltar a todos sus canes les ha funcionado de maravilla. El pleito, real o ficticio, que se traen la Sheinbaum, el tabasqueño Adán Augusto y el canciller Ebrard trae entretenida a la perrada. Muy entretenida.

Los nombres de los tres están en todas partes. Todos hacen apuestas sobre quien será el candidato y, en consecuencia, el Presidente; la oposición no existe y cuando logren alcanzar un acuerdo, el candidato presidencial de Morena estará a kilómetros de distancia. A Morena, sólo lo puede vencer Morena.

El desmadre está en las tribus de la aldea. Según quien sea el candidato, muchos terminarán en el bote o en el exilio.

Moreno igual de gandalla que Alito

Con razón. Cuando el infame presidente del PRI nacional, Alejandro Moreno –amlito para los cuates-, intentó apañarse la dirigencia hasta pasada la elección presidencial y la postergación de su mandato fue impedida por el INE, Morena no dijo ni pío porque estaba esperando la reacción de los organismos electorales. Poco les faltó para aplaudirle al priista.

Ahora Mario Delgado –demasiado ojón para paloma- está en la misma situación. El Tribunal Electoral podría echar abajo la ilegal decisión del Congreso Nacional de Morena de extender su presidencia hasta pasada la elección de 2024, igual que Alito. Pero resulta que la ley sí es la ley y que la extensión de horario va en contra de sus propios estatutos.

Por lo pronto, las 22 gobernadoras y gobernadores de Morena, de sus partidos afines y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México mostraron su respaldo a Mario Delgado ante la posibilidad de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) rechace su ampliación en cargo esta misma semana.

Ahora resulta que la ley se litiga en desplegados y que Morena le estaría haciendo el paro a Alito para que siga en el cargo. No se trata de una injerencia a la vida interna de los partidos, sino que tienen que acatar lo que dicen sus estatutos. Si ya se arrepintieron, ¡cámbienlos!

¡Se parecen tanto entre sí, que no pueden engañarnos!

Tiburón, tiburón… tiburón a la vista

 De Miguel Ángel Yunes han dicho todo, menos que es un rajón. Luego de meses de ausencia, le dio un súbito entusiasmo por las redes sociales y lo mismo se le ve corriendo en medio de la nieve, haciendo ejercicio en Boca del Río o nadando entre tiburones. Las fotos deben darle diarrea a Cuitláhuac y Javier, quienes ya lo hacían en el exilio.

Pero resulta que el Kid Yunes, como Rocky Balboa, se ha vuelto a poner los guantes y se declara listo para la próxima pelea. Este fin de semana posteó una fotografía donde se supone nada al lado de un tiburón, con el mensaje: “Tiburón, tiburón… tiburón a la vista”. Así que el que entendió, entendió.

La ratonera

Un documento desclasificado revela que el presidente mexicano José López Portillo fue un informante de la CIA. ¡Ah cabrón! Resulta que el modelo a seguir del actual mandatario, ya fallecido y quien gobernó el país de 1976 a 1982, colaboró con la agencia estadounidense al menos hasta antes de asumir el cargo, según el archivo.

¡O sea que a López Portillo lo eligieron en la Casa Blanca y no en México!