La agencia estatal de noticias Anadolu compartió imágenes de rescatistas colocando a un hombre y una mujer en camillas después de que ellos y un niño pasaran 296 horas enterrados bajo los escombros.

Más tarde el medio informó que el niño murió a pesar de los esfuerzos para salvarlo.

Trece días después del terremoto en el que murieron más de 40,000 personas en Turquía y Siria, los socorristas turcos encontraron el sábado a tres personas vivas entre los escombros, aunque una de ellas, un niño de 12 años, falleció poco después.

Más de 43,000 han muerto después del terremoto de magnitud 7.8 que el pasado 6 de febrero sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria, el desastre natural más mortífero de la región en siglos.

Los equipos han estado sacando a sobrevivientes toda la semana a pesar de haber estado atrapados bajo los escombros durante tanto tiempo en un clima helado.

Pero en los últimos días el rescate de personas con vida ya es cada vez más escaso y parece un milagro prácticamente imposible.

La agencia estatal de noticias Anadolu compartió imágenes de rescatistas colocando a un hombre y una mujer en camillas después de que ellos y un niño pasaran 296 horas enterrados bajo los escombros en la misma ciudad. Más tarde el medio informó que el niño murió a pesar de los esfuerzos para salvarlo.

El ministro de Salud turco, Fahrettin Koca, compartió un video de la mujer de 40 años en un hospital de campaña recibiendo tratamiento. «Está consciente», tuiteó.

En cambio, el exfutbolista internacional de Ghana, Christian Atsu, no corrió la misma suerte y figura entre las víctimas fatales de este desastre. Su mánager confirmó ese sábado que su cuerpo había sido encontrado debajo de un edificio derrumbado en Antakya.

El vicepresidente turco Fuat Oktay precisó el viernes que los esfuerzos de rescate continuan en menos de 200 sitios, mientras los socorristas compiten contra el tiempo para encontrar más personas vivas.

El terremoto, ocurrido en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, golpeó áreas pobladas, donde la mayoría estaba durmiendo, en casas que no habían sido construidas para resistir tan poderosas vibraciones del suelo.

Funcionarios y médicos dijeron que 39,672 personas habían muerto en Turquía y 3,688 en Siria desde el terremoto del 6 de febrero, con lo que el total confirmado asciende a 43,360 víctimas.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió críticas por la lenta respuesta a la catástrofe y por el hecho de que se permita construir edificios de mala calidad.

Los funcionarios habían prometido, tras un terremoto en 1999 que se cobró más de 17,000 vidas en el noroeste de Turquía, que se reforzarían las normas de construcción.

El edificio donde murió el futbolista Atsu, un bloque de apartamentos de lujo de 12 plantas, fue construido en 2013 cuando Turquía tenía normas más estrictas sobre la construcción.

Pero, para la sorpresa e indignación de muchos, el bloque de desmoronó. La policía turca arrestó al contratista después de que intentara huir del país, informó Anadolu la semana pasada.

Las autoridades detuvieron a docenas de contratistas mientras el gobierno promete tomar medidas enérgicas contra las normas de construcción laxas.

Más de 84,000 edificios se derrumbaron, necesitan ser demolidos urgentemente o resultaron gravemente dañadospor el sismo, indicó el viernes el ministro turco del Medio Ambiente, Murat Kurum.

Una de las zonas más afectadas fue Antakya, la famosa Antioquía, en español, una antigua encrucijada de civilizaciones.

 

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