La industria mexicana aún tiene dudas en torno al decreto presidencial para sustituir las importaciones de glifosato, una acción que podría impactar a la dinámica comercial del país y los costos de los productos
No hay recursos ni claridad de cómo se va a alcanzar la autosuficiencia y soberanía alimentaría en torno al maíz en México, pese a que a partir de enero del 2023 empieza la cuenta regresiva para eliminar la importación del glifosato.
Aunque los especialistas difieren en torno a si esta eliminación de importaciones del herbicida más utilizado en la agricultura a nivel mundial podría impactar o no las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, sí hay consenso respecto a que no hay una ruta clara de cómo se va a sustituir.
En diciembre de 2020 el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en el país que lo contienen como ingrediente activo, por “alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas”, hasta que al 31 de diciembre de 2024 se complete el proceso.
El decreto agrega que para disminuir el impacto de la sustitución gradual del uso e importación del glifosato en la agricultura comercial, las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Recursos Naturales promoverán e implementarán alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas al uso del glifosato. Además, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) será el encargado de proveer dichas alternativas.
Sin embargo, hasta la fecha no se ha destinado una partida presupuestal al Conacyt para cumplir con el mandato que se establece en el decreto que se publicó hace dos años.
“Para echar a andar lo que dice el decreto, Conacyt debería sacar dinero de otros recursos y otras partidas para poder destinarlo a lo que dice el decreto, cuando eso no debería de ocurrir porque entonces se descobijan a ciencia, tecnología y desarrollo para una cuestión que es nueva pero para la que no se destinó el recurso necesario”, advierte José Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
Actualmente la tasa de crecimiento demográfico y el crecimiento del sector pecuario e industrial se encuentran por encima de los avances de producción mexicana, además el país es el principal importador de maíz estadounidense y el segundo comprador a nivel mundial.
De acuerdo con cálculos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), en 2022 México compró 18 millones de toneladas de este grano por un valor de casi seis mil millones de dólares.
Un análisis económico de World Perspectives advierte que desde la publicación de este decreto no se ha presentado una guía clara sobre qué clases de maíz o productos derivados del grano estarían sujetos a la prohibición. Aunque hasta el momento se ha señalado únicamente al “maíz transgénico”, en tanto que el presidente López Obrador ha dicho que no se permitirá la importación del maíz amarillo para consumo humano.
Impacto de la prohibición del glifosato en el maíz
Además de un posible impacto a las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, luego de que asociaciones productoras de maíz estadounidenses solicitaron la intervención del gobierno de Joe Biden, este veto al grano transgénico no sólo podría generar un aumento en los costos del maíz en México y además de un efecto negativo para la industria pecuaria.
“El sector pecuario y la industria, que son los que consumen principalmente maíz amarillo, importan alrededor de 17 millones de toneladas. Hay inquietud en la industria porque no tiene claro si se va a permitir o no la importación de maíz amarillo”
Juan Carlos Anaya
Director general de GCMA
Para el primer año de la prohibición, los precios del maíz no transgénico aumentarían un 48 por ciento y México pagaría 571 millones de pesos adicionales por el maíz importado, de acuerdo con el análisis de World Perspectives.
“El costo del maíz no transgénico aumentaría un 19 por ciento durante el periodo de pronóstico de 10 años. La prohibición del maíz transgénico puede estar destinada a ayudar a las granjas de maíz, pero su impacto en los precios de los alimentos afectaría negativamente a la mayoría de la población mexicana, especialmente a casi la mitad de la población que se considera que vive en la pobreza”, apunta el análisis.
Este aumento en uno de los granos más importantes para la industria y la canasta básica de los mexicanos también podría impactar los costos de productos y servicios, advierte el especialista.
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