Semanas antes de que Ricardo Ahued tomara posesión como alcalde de Xalapa por segunda ocasión, un amigo me dijo: “Con que pavimente un par de calles y le pase la escoba al centro de la ciudad, Ricardo habrá hecho más que el zángano de Hipólito Rodríguez”. Y en efecto lector, Ahued ha hecho en un año lo que su antecesor fue incapaz de hacer en cuatro.

El xochimilca llegó a la presidencia municipal colgado de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador para convertirse en el peor munícipe en la historia de Xalapa. Nunca hizo nada por la ciudad que no fuera ocasionarle problemas.

Inepto como él solo, cerró el relleno sanitario de El Tronconal “porque había corrupción”, pero no se le ocurrió un plan B para tirar la basura. ¿Y qué pasó? Por semanas Xalapa estuvo convertida en un basurero a cielo abierto.

Su primera gran bronca fue con la ciudadanía porque dejó fuera de las direcciones del Cabildo a políticos locales de valía, para enquistar a sus cuates de la Ciudad de México que vinieron a robar y se marcharon con los bolsillos bien forrados.

Hipólito Rodríguez se peleó con los trabajadores de limpia pública; con los de la CMAS, con los vendedores ambulantes y hasta con el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Pero también hizo el ridículo; como cuando mandó a Puebla a un grupo de aspirantes a policías municipales que regresaron sin haber sido adiestrados en el uso de las armas; lo que lo convirtió en el hazmerreír de sus gobernados.

A días de dejar el cargo dijo textual en una entrevista: “La ciudadanía se quedó ‘picada’ con muchos proyectos que no se pudieron concretar”.

Lo que no dijo es que esos “muchos proyectos” no se pudieron concretar porque dejó de ejercer millones de pesos que se convirtieron en subejercicio y fueron devueltos a la Federación. Pero aparte, por un presunto daño patrimonial por más de 42 millones de pesos. Y eso nomás para empezar.

Quizá por eso está tramitando amparos para que la administración de Ricardo Ahued no revise su gasto en obra pública. Y es que con lo que seguramente se está encontrando Ricardo es que casi no hubo obra pública. Y la que hay no empata con los millones que se gastaron.

Lo que son las paradojas de la vida, lector. La obsesión de Hipólito durante los cuatro años que estuvo en la presidencia municipal, fue descubrir y exhibir las “raterías” de su antecesor Américo Zúñiga y a ello se abocó. Ordenó buscar “hasta por debajo de las piedras” los presuntos quebrantos de Américo y su gran frustración es que no encontró nada.

Ahora el que está contra la pared es él. Bastará con que Ricardo Ahued se asome debajo del tapete, para que vea la de porquerías y corruptelas que le dejó su antecesor y actúe en consecuencia.

¿Será Hipólito Rodríguez Herrero el primer miembro de la 4T en ir a prisión?

Unos dicen que no porque es protegido de Andrés Manuel, pero otros dicen que sí porque Ricardo Ahued no es tapadera de corruptos ni se presta a componendas.

Una tercera vía es que todo termine en calambres para el ex alcalde y ya.

Veremos qué sucede; veremos.

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