La marcha de este domingo nos ha dejado muchas y valiosas lecciones. Ha sido una experiencia fantástica.

Ayer vimos, y compartimos la calle, con cientos de miles de mexicanos en todo el país ejerciendo libremente su libertad en defensa de sus derechos políticos y sociales fundamentales. La cólera presidencial sólo confirmó que la marcha era necesaria.

¿Qué lecciones nos ha dejado la marcha? La primera es que los mexicanos valoramos nuestra democracia y tenemos confianza en las instituciones electorales. El INE, el Tribunal Electoral y los organismos estatales son instituciones perfectibles como todas; que debemos revisar el gasto sin abaratar nuestra democracia. El problema del Presidente con el INE no es por el dinero, es por su autonomía.

Que la marcha y la protesta social no es una franquicia del Presidente, de su movimiento o de su partido. Que no puede decidir quién puede marchar, cuando y con qué causa. El discurso agresivo y beligerante del presidente ha ofendido a millones de ciudadanos que se asumen apartidistas, pero con responsabilidad social y política.

Que los mexicanos y los veracruzanos no queremos un país dividido ni instituciones sometidas al mandato personal del Presidente. Que no sea el poder quien decida quiénes serán los candidatos, cuál será el resultado de las elecciones y que se cancelen los principios de certeza y legalidad.

Que los ciudadanos no vamos a permitir más agravios lanzados desde el púlpito presidencial. Que no importa que agreda e insulte a los colectivos feministas o a los padres de niños con cáncer. Los insultos presidenciales nos unen, no nos dividen.

La marcha de ayer también nos mostró a un país que quiere continuar su camino hacia el futuro y no volver al pasado. Que buscamos un país democrático con igualdad de oportunidades y no una sociedad sometida por el asistencialismo y el paternalismo perverso.

Ayer, por cierto, muchos de quienes marcharon son jóvenes, madres solteras y personas de la tercera edad beneficiarias de los programas sociales del gobierno. Sin embargo, también son ciudadanos que asumen que los apoyos económicos que reciben no los convierte en la base electoral del Presidente ni de su partido.

Los mexicanos salimos a decir «no a la destrucción del INE» y no a alinear a los órganos a voluntad del gobierno para que nuestros votos sigan contando y se cuenten de manera profesional, cierta e imparcial, para que los resultados electorales sigan teniendo certeza y no se manipulen los votos. Nunca más el Presidente debe ser el gran elector.

Por ello, como ciudadano, me sentí más empoderado, más fuerte, más libre que cuando he subido a la tribuna del Congreso de la Unión y en el Congreso local. He confirmado que el verdadero poder se encuentra en la ciudadanía, en su libertad de opinar y de decidir, en la pluralidad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó lo que parecía imposible: ante una reforma electoral perversa y autoritaria, convocar a millones de mexicanos a defender la democracia y las instituciones que la representan. ¡Y lo logró!

La puntita

El Gobernador Cuitláhuac García –no el Pleno del TSJE como lo marca la ley- decidió que la próxima presidenta del Tribunal será la magistrada Ailett García Cayetano, esposa de Elio Hernández, titular de la SIOP, y hermana de Dorheny García, titular de la Secretaría del Trabajo. ¡Qué bonita familia!