Cuando termine el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, México tendrá la deuda pública más grande de su historia. En sólo cuatro años, la administración morenista ha aumentado un tercio su deuda externa e interna; hoy cada mexicano debe al nacer 128 mil pesos … más lo que se acumule.

Pero el Presidente no está dispuesto a reducir el monto del adeudo nacional. Por el contrario, para el próximo año, Morena y sus aliados en el Congreso le han extendido un cheque para que adquiera una deuda interna de 1.1 billones de pesos y una externa por 5 mil 500 millones de dólares. Es el endeudamiento más alto en los últimos 4 sexenios.

La cifra representa el 4.1% del Producto Interno Bruto (PIB). Significa que se pedirá prestado casi el doble de lo que crecerá nuestra economía durante 2022 (2.4%). La deuda será el tercer generador de ingresos del gobierno. Sin estos créditos, el país tendría otro año con crecimiento negativo.

¿Es mucho o es poco? Es muchísimo. En 2018 el gobierno debía 9.9 billones de pesos; para el año que entra adeudará 14.4 billones de pesos, es decir, 4.5 billones de pesos más, un crecimiento de 45 por ciento respecto de la deuda nominal que recibió.

En cuatro años, López Obrador ha pedido el doble de préstamos que Peña Nieto en todo su sexenio. En consecuencia, frente al cínico y perverso discurso de que no se ha contratado deuda, el incremento del pago de intereses equivale a ¡2 mil 120 millones de pesos por día!

¿A dónde irá el dinero del endeudamiento? Al drenaje de la corrupción y la ineficiencia. Por ejemplo, el viernes pasado nos enteramos que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) registró pérdidas por ¡50 mil 671 millones de pesos! durante el tercer trimestre del presente año, lo triple en comparación con los números presentados durante el mismo trimestre de 2021.

En Pemex pasa lo mismo. La paraestatal ha reportado una pérdida neta de 52 mil millones de pesos durante el periodo de julio a septiembre del 2022. Actualmente la deuda financiera bruta de Pemex es de 2.16 billones de pesos, equivalente al 7.5% del PIB estimado para 2022. ¡Es la empresa petrolera más endeudada del mundo!

Eso sin contar los hoyos negros del presupuesto que siempre han sido los elefantes blancos del gobierno lopezobradorista. Felipe Ángeles –el aeropuerto que no utiliza ni el Presidente- ha registrado pérdidas millonarias cada día desde su inauguración. El AIFA cuesta 75 veces más de los ingresos que genera.

En la refinería de Dos Bocas, cuando aún no se ha refinado un sólo barril de petróleo y convertida hace unos días en el parque acuático más caro del mundo, los costos de construcción están fuera de control; el próximo año podrían alcanzar 18 mil millones de dólares, más del doble del presupuesto original.

Por supuesto el Tren Maya sufre el mismo cáncer. Actualmente la inversión requerida será de 300 mil millones de pesos, es decir, 150% más del monto original proyectado, que era de 120 mil millones. Sin contar el irreversible desastre natural que han provocado.

Falta, por supuesto, los miles de millones de pesos que se irán a programas sociales para garantizar la base electoral con la que pretenden ganar las elecciones presidenciales de 2024. Para educación, salud, medio ambiente y seguridad no habrá un centavo adicional.

López Obrador dijo que lo prometido es deuda. ¡Y cumplió!

La puntita

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