La historia del deporte está llena de anécdotas de jóvenes que tenían un enorme potencial, pero, por algún motivo, no se convirtieron en profesionales de clase mundial. Un nuevo estudio de 6,000 deportistas encontró algunas de las razones de que esto ocurra. 

Como en todo ámbito, existen algunas narrativas dominantes. Muchas de ellas tienen que ver con la disciplina, el trabajo duro, comenzar la práctica desde muy pequeño y, recientemente, con las famosas 10,000 horas de entrenamiento. Por otro lado, los detractores del mérito argumentan que los privilegios son los que hacen la diferencia.

No es que esos motivos no tengan peso, sino que no cuentan la historia completa. Como todo fenómeno, el éxito en el deporte obedece a distintos factores: políticos, económicos, naturales, sociales, culturales, etc. 

De manera general, este nuevo estudio encontró que quienes se convirtieron en deportistas de éxito: 

  • Practicaron varios deportes y diversas disciplinas antes de especializarse.
  • Comenzaron la especialización más tarde que sus compañeros.  
  • En los inicios de su especialización, tuvieron un progreso más lento que los demás. 
  • Dedicaron menos tiempo al entrenamiento.

Estos resultados son contraintuitivos y tiran por la borda muchas suposiciones que dominaron durante décadas. No es fácil cambiar creencias tan arraigadas culturalmente, pero es necesario hacerlo, con el afán de darle mejores oportunidades a los jóvenes, para que estos puedan desarrollar su potencial de forma más sana y eficiente. 

Como alguien que practicó un deporte desde muy pequeño y fungió como coach deportivo durante varios años, comparto las siguientes reflexiones:

  • No hay que obsesionarse con que los jóvenes se conviertan en profesionales. El deporte en sí mismo es una gran herramienta de desarrollo personal, si no es que la mejor.  
  • No todos los niños y jóvenes tienen la misma necesidad de logro. Todos tienen diversos motivos por los cuales eligen practicar un deporte. Debemos darles autonomía al respecto. 
  • Es mucho más importante respetar los procesos que obsesionarse con los títulos y campeonatos. 
  • Las metas de desempeño son mejores que las de logro. Las primeras se enfocan en el desarrollo de habilidades; las segundas, en los resultados de las competencias. Ambas se complementan, pero, normalmente, el desarrollo de habilidades es lo que trae logros. 
  • No solo hay que practicar otros deportes de forma recreativa para tener “amplitud”, como diría el periodista David Epstein; también hay que dar espacio para que los niños tengan vida más allá de la escuela y el deporte.