La NASA decidió posponer el lanzamiento a la Luna de la misión Artemis I que estaba previsto para la mañana de este lunes debido a fallos técnicos.

El poderoso cohete SLS con la cápsula Orión en su cúspide se mantenía a la expectativa en la plataforma 39B del Centro Espacial Kennedy, hasta que se optó por la cancelación del lanzamiento.

La NASA había anunciado con anterioridad que en caso de que hoy no despegara esta histórica misión, que supone una vuelta al satélite terrestre al cabo de casi medio siglo, maneja como segunda y tercera fechas tentativas los días 2 y 5 de septiembre próximos.

Previo a la cancelación, los ingenieros estaban solucionando un “problema de sangrado del motor” en la plataforma de lanzamiento, así como la acumulación de escarcha detectada en un sello interior del tanque, según dijo un comentarista de la NASA en un webcast.

“Mientras continúa la carga de oxígeno líquido en la etapa de propulsión criogénica provisional y los tanques de la etapa central continúan rellenándose con propulsores, los ingenieros están solucionando un problema que condiciona uno de los motores RS-25 (motor 3) en la parte inferior de la etapa central”, detalló la NASA.

“Los controladores de lanzamiento acondicionan los motores aumentando la presión en los tanques de la etapa central para purgar parte del propulsor criogénico a los motores para llevarlos al rango de temperatura adecuado para arrancarlos. El motor 3 no se está acondicionando correctamente a través del proceso de purga y los ingenieros están resolviendo problemas”.

La misión Artemis I, sucesora del programa Apolo, consiste en un vuelo de prueba de seis semanas no tripulado alrededor de la Luna y de regreso.

El cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), de 32 pisos de altura y dos etapas, y su cápsula para la tripulación Orión debían despegar desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida.

El viaje inaugural del SLS-Orión, una misión bautizada como Artemis I, tiene por objeto poner a prueba el vehículo de más de 2.5 toneladas y poner al límite el diseño antes de que la NASA lo considere fiable para transportar astronautas.

Anunciado como el cohete más potente y complejo del mundo, el SLS representa el mayor sistema de lanzamiento vertical que la agencia espacial estadounidense ha construido desde el Saturno V, utilizado durante el programa lunar Apolo de los años 60 y 70.

Aunque no habrá humanos a bordo, Orión llevará una tripulación simulada de tres personas -un maniquí masculino y dos femeninos- equipados con sensores para medir los niveles de radiación y otras tensiones que experimentarían los astronautas de la vida real.

Uno de los principales objetivos de la misión es probar la durabilidad del escudo térmico de Orión durante la reentrada, ya que golpea la atmósfera terrestre a 39,429 kilómetros por hora, o 32 veces la velocidad del sonido, mucho más rápido que las reentradas más comunes de las cápsulas de astronautas que vuelven de una órbita terrestre baja.

El escudo térmico está diseñado para soportar la fricción de la reentrada, que se espera que eleve la temperatura fuera de la cápsula a casi 2,760 grados Celsius.

El programa Artemis de la NASA, que lleva el nombre de la diosa que era la hermana gemela de Apolo en la antigua mitología griega, tiene como objetivo devolver a los astronautas a la Luna a partir de 2025. También pretende establecer una colonia lunar a largo plazo como trampolín para futuros viajes aún más ambiciosos que envíen humanos a Marte.

Con más de una década de desarrollo, con años de retrasos y miles de millones de dólares en sobrecostos presupuestarios, la nave SLS-Orión ha costado hasta ahora a la NASA al menos 37,000 millones de dólares, incluyendo el diseño, la construcción, las pruebas y las instalaciones en tierra.

EFE /Reuters/Forbes

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