Por su propia naturaleza, o por la hiperactividad de sus titulares, hay dependencias en el gobierno estatal que constantemente difunden actividades, obras o acciones.

Tenemos cuatro ejemplos en Veracruz; la Secretaría de Seguridad Pública, que de forma regular da a conocer los resultados de operativos, rescates de migrantes o capturas de presuntos delincuentes; otro es la Fiscalía, que informa sobre capturas, consignaciones o vinculaciones a proceso de probables responsables de delitos del fuero común.

La Secretaría de Educación de Veracruz, a cuyo cargo está Zenyazen Escobar García, todos los días tiene actividad; genera de tres a cuatro notas diarias; básicamente hablamos de información sobre inversión en infraestructura educativa, programas escolares, apoyo a estudiantes y, coyunturalmente, el regreso a clases, tema de actualidad.

Algo parecido ocurre con otras dos dependencias estatales, la Secretaría de Turismo, que ha retomado protagonismo tras la llegada de Iván Martínez Olvera; y el Instituto Veracruzano de Cultura, que todos los días tiene actividades.

Inexplicablemente, no ocurre lo mismo en otras áreas del gobierno estatal, cuyos titulares parecen agazapados; uno de esos casos es la Secretaría de Salud; el pasado 12 de mayo, hace más de tres meses, el ex secretario Roberto Ramos Alor encabezó su último evento, la ceremonia del Día Nacional de la Enfermería; una semana después, el ex secretario salía con cajas destempladas del gabinete estatal.

El paso de Ramos Alor por el Gobierno del Estado se caracterizó por su evidente incontinencia verbal; el ex funcionario era proclive a manejar frases que podrían resultar ofensivas para oídos sensibles, como aquella de que “ningún chile les embona”; o como cuando se refirió a una legisladora local que era “totalmente palacio”.

A Ramos Alor le correspondió dar la cara del gobierno veracruzano en el marco del manejo de la pandemia de Coronavirus. Sin embargo, tras el escándalo de los miles de medicamentos en bodega, el ex secretario salió del cargo el 19 de mayo.

Como encargado de despacho, el gobernador Cuitláhuac García nombró a Gerardo Díaz Morales.

Este médico cirujano fue asesor del ejecutivo estatal. El problema es que a partir de su llegada al cargo, la Secretaría de Salud ha dejado de informar de forma oficial sobre sus actividades, como si estas no existieran.

El 6 de julio, el gobernador otorgó el premio de antigüedad 2021 a trabajadores de Salud; y entregó un reconocimiento a los trabajadores que cumplieron 45, 50, 55 y 60 años.

El día 20, el gobierno estatal inauguró el Hospital General de Perote, que después fue objeto de escarnio en redes sociales por la inundación del inmueble.

El 28 de julio, la Secretaría emitió su reporte mensual de la estrategia estatal contra el Coronavirus; y dio a conocer que en esa fecha se acumularon 16 mil 617 defunciones por Covid y 186 mil 490 casos.

Fuera de eso, podríamos decir que la etapa de Díaz Morales en la dependencia ha pasado de noche; cierto, sin los escándalos que caracterizaron a Ramos Alor, pero también sin la capacidad para comunicar las acciones de gobierno en materia de salud pública. Una pena.

@luisromero85