Con el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua suman siete religiosos ultimados en lo que va de la actual administración, lo que sigue colocando a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el ejercicio sacerdotal, manifestaron fuentes religiosas a este diario.

En los últimos 32 años se han registrado en el país 81 crímenes contra sacerdotes y religiosos. De acuerdo con el “Reporte anual del 2021, situación de la Iglesia católica ante la violencia en México”, elaborado por el CCM, entre los homicidios, que suman 78, están los de un cardenal, 61 sacerdotes, un diácono, cuatro religiosos, nueve laicos y una periodista católica, además de dos sacerdotes desaparecidos. En este año se han documentado tres casos.

El lunes fueron ultimados los jesuitas Javier Campos, Joaquín César Mora y un civil identificado como Pedro Palma en el interior de la iglesia de Cerocahui, municipio serrano de Urique y la zona del Parque Nacional Barrancas del Cobre, en la Sierra Tarahumara en Chihuahua.

La Congregación General de la Compañía de Jesús es la orden religiosa más numerosa de la Iglesia católica. Según su página de Internet, hasta el 1 de enero de este año había 14 mil 439 jesuitas en el mundo, de los cuales 10 mil 432 son sacerdotes distribuidos en todo el mundo.

Los reportes extraoficiales coincidían en que el ataque lo cometieron integrantes del grupo delictivo Gente Nueva, brazo armado del Cártel de Sinaloa, que dirige José Noriel Portillo, alias El Chueco.

Guillermo Gazanini, coordinador de la Unidad de Investigación del CCM, dijo a La Razón que estos acontecimientos son un factor de desestabilización social, ya que los presbíteros o líderes de comunidades son incómodos para los grupos de poder y estorban en su trabajo delincuencial.

“En el caso de los jesuitas, hasta donde sabemos fue una intermediación que tenían para salvar a una persona; se supone que por eso dieron la vida, para proteger a alguien que estaba siendo perseguido de un delincuente, en este caso supuestamente se le atribuye a Portillo”, explicó.

Destacó que en lo que va de este año han sido ultimados tres sacerdotes: los dos jesuitas que fallecieron este lunes y el 22 de mayo fue privado de la vida el clérigo de la Arquidiócesis de Tijuana, José Guadalupe Rivas, en Baja California.

También recordó que, en abril de este año, en Chihuahua, hubo un operativo de la Secretaría de Marina Armada de México y distintos grupos policiales para capturar a El Chueco; sin embargo, no lo lograron.

“Este hombre (Portillo), desde 1992 empezó a operar para el Cártel de Sinaloa… Trae una cola fuerte en cuanto a sus actos delictivos y es el principal responsable de la violencia en esa parte de la Sierra Tarahumara, al disputarse el territorio con el Cártel de Juárez”, mencionó.

Sergio Sotelo comentó que la violencia y el crimen organizado han crecido tanto en Chihuahua, como en Veracruz, Guerrero, Edomex, Michoacán y Tamaulipas.

“Los sacerdotes no están ajenos a esta realidad… Tanto el norte, centro, sureste son caldo de cultivo para que el crimen organizado haga de las suyas. Difícilmente encontramos territorios donde esto no se dé y, por desgracia, las diócesis y arquidiócesis han sufrido.

“Entonces, México —qué triste decirlo— es un caldo de cultivo para el crimen organizado que, en vez de debilitarse, ha encontrado rutas que lo fortalecen y, en muchos lugares, ha dado la batuta para generar narcoviolencia, narcopolítica, y narcoeconomía”, expuso.

Instituciones educativas piden investigar el crimen

La Universidad Iberoamericana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) lamentaron el asesinato de los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, y exigieron justicia por dicho crimen ocurrido en Chihuahua, así como un alto a la violencia en el país.

A través de un comunicado, la Ibero expresó su pesar por los hechos: “Nuestra universidad, confiada a la Compañía de Jesús, condena la violencia de estos hechos; exige la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos, que fueron sustraídos de la iglesia por personas armadas, y demanda el esclarecimiento de lo ocurrido”.

El ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, también se sumó a la exigencia de justicia por el crimen de los dos miembros de su comunidad y, sobre todo, urgió a la pronta recuperación de sus cuerpos.

En un mensaje en Twitter, acompañado de un comunicado de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, reclamó que se recuperen, a la brevedad, los cuerpos de los dos jesuitas asesinados en Chihuahua.

“Exigimos justicia y seguridad por el asesinato de Javier Campos SJ y Joaquín Mora SJ en #Chihuahua. Urge la pronta recuperación de sus cuerpos. La violencia en México debe parar. Las universidades y colegios jesuitas mantenemos el compromiso de formar para la paz y reconciliación”, publicó.

La Razón De México

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TEXTO Y CONTEXTO | Veracruz en los primeros lugares, pero de crimen y extorsión