Ya en la soledad de su oficina en Palacio Nacional, y acompañado por cuatro de sus más cercanos colaboradores, el presidente López Obrador fluctuaba en sus estados de ánimo: sabía que (en realidad), los números alcanzados en la consulta no eran los deseados para su causa, sin embargo, le dio gusto ver lo que ocurrió en Tabasco y Veracruz.

“Se lució Adán Augusto con la participación en Tabasco, también estoy muy contento por lo ocurrido en Veracruz, ya son dos bastiones del movimiento, además de Campeche, donde Layda (Sansores) hizo un gran trabajo”, dijo AMLO en el “cuarto de guerra” posterior a la consulta.

Sin embargo, López Obrador mostró preocupación por Sheinbaum y su operación política en la CDMX. “Las cosas en la ciudad no están bien, cada vez más se aleja de lo que llegó a hacer, está llena de conservadores y Claudia no ha podido recuperar terreno”, dijo mientras revisaba los números.

Y aunado a su satisfacción por lo ocurrido en Tabasco y Campeche, López Obrador no cabía de gusto por lo acontecido en Veracruz. “En mi otra tierra me entregaron grandes resultados, nuestra popularidad como movimiento sigue fuerte ahí, a pesar de los errores de nuestro amigo Cuitláhuac”, sentenció el presidente.

Los más de millón y medio de votos que la consulta recibió de Veracruz (aunado a los aportes de Tabasco y Campeche), hacen pensar a AMLO que podrían, de alguna manera, llenar parte de los huecos que se tienen en la CDMX. “Sólo hay que seguir ayudando a Cuitláhuac”, dijo una voz al fondo. El presidente asintió con la cabeza. ¿Será suficiente?

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