Un grupo de investigadores encontró un trozo de ámbar, de casi 100 millones de años, que contenía la cola emplumada de un dinosaurio. Este descubrimiento, además de ayudar a entender a estos seres que vivieron hace millones de años, también aporta más a la teoría de que los dinosaurios, distinto a lo que se creía, podrían asemejarse más a un pollo gigante. Te contamos sobre este increíble hallazgo.

El descubrimiento fue realizado en el año 2015 en Myanmar, por la paleontóloga Dra. Lida Xing, incluye huesos preservados, tejidos blandos y plumas. Se realizó un estudio sobre la misma mediante una tomografía computarizada y observación microscópica, los resultados fueron publicados en el portal Current Biology.

Esta fue la primera vez que se encuentra un material esquelético de este tipo de un dinosaurio en ámbar. Con esto, los científicos pueden decir que la cola flexible era una dinosaurio y no de una criatura parecida a un pájaro, debido a la forma en que las vértebras de la muestra no están fusionadas en una varilla rígida. Esto arroja luz sobre la evolución de las plumas en los dinosaurios, ya que la cola probablemente pertenecía a un pequeño dinosaurio, no más grande que un gorrión.

Se trataría de un espécimen dentro del grupo de dinosaurio llamado Coelurosauria, el cual engloba animales desde tiranosaurios hasta aves modernas. El Dr. Ryan McKellar, paleontólogo del Museo Real de Saskatchewan en Canadá y autor del estudio, describió al animal en una entrevista con ResearchGate:

«El individuo del que provino la cola habría tenido filas de plumas que salían de los lados de la cola, y esta parte del cuerpo habría tenido un aspecto borroso, con plumas pálidas o blancas en la parte inferior de la cola y plumas marrones en la superficie superior. Si este tipo de plumaje corriera a lo largo de toda la cola, parece poco probable que el animal hubiera sido un volador activo.»

Este espécimen está tan bien conservado que mirarlo por primera vez entusiasmó al Dr. McKellar, un experto en ámbar, quien lo encaminó después de que el Dr. Xing lo encontrara.

«Cuando llegó a mi escritorio, me quedé impresionado […] Es una de esas cosas en las que dices, ‘¡Guau!’ Es lo más cerca que estarás de tener un dinosaurio en tus manos. Explicó McKellar al New York Times.»

Estaba fascinado por la estructura característica, que no tenían un eje central llamado ‘raquis’, algo que la mayoría de las aves de hoy en día tienen, ya que lo necesitan para volar. Su ausencia en la muestra se puede explicar si otros ejes y filamentos en las plumas llamados ‘púas’ y ‘bárbulas’ se desarrollaron antes que el raquis, y era usado por los dinosaurios posiblemente para camuflarse, señalar visualmente y regular su temperatura en lugar de volar.

“Da forma a nuestra visión de cómo se desarrollaron las plumas en las aves modernas, y nos da una idea poco común de cómo eran los dinosaurios y, potencialmente, para qué se usaban las plumas a mediados del Cretácico”, explicó el Dr. McKellar.

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