El sueño es una actividad indispensable para un estilo de vida saludable, ya que cuando se descansa se beneficia el cuerpo y la mente, se restauran diversas funciones del organismo, los órganos, tejidos y hasta el sistema inmunológico, pero entonces es cierto que el no dormir por varios días puede ocasionar la muerte, los expertos responden.

Teóricamente una persona promedio debe dormir alrededor de 8 horas, aunque esto puede variar de acuerdo al estilo de vida, edad, estado de salud, entre otros, pero a grandes rasgos, los expertos de MedlinePlus recomiendan:

  • Recién nacidos: 16-18 horas al día
  • Niños en edad preescolar: 11-12 horas al día
  • Niños en edad escolar: por lo menos 10 horas al día
  • Adolescentes : 9-10 horas al día
  • Adultos (incluyendo adultos mayores): 7-8 horas al día

Sin embargo un adecuado descanso no solo depende del tiempo sino de la calidad, por eso a continuación te explicamos qué cantidad de horas o días puede pasar una persona sin dormir, así como las consecuencias que esto dejaría en su salud.

¿Cuánto tiempo puede estar una persona sin dormir?

Según el profesor de psiquiatría de la Universidad de California, J. Christian Gillin, el tiempo máximo que una persona podría estar sin dormir rondaría los once días, o lo que es equivalente a 264 horas.

Para dar estos datos los expertos citan el caso del estadounidense Randy Gardner, un joven estudiante de 17 años que en los años sesenta pasó 264 horas completamente despierto sin ningún tipo de estimulantes y que con ello estableció el récord mundial.

Este experimento comenzó como un proyecto escolar de ciencias en el que Randy y sus compañeros se propusieron ver cuáles eran los efectos que se iban acumulando cada día al no dormir . Asimismo, para completar este récord, un grupo de expertos, entre doctores y neurocientíficos, acompañaron el proceso.

Consecuencias en la salud por no dormir

Algunas de las consecuencias inmediatas que presentó Randy al no dormir fueron la presión arterial y dolor de ojos. Posteriormente perdió la capacidad para distinguir los objetos a través del tacto y tuvo problemas para coordinar sus movimientos y para hablar.

Para el día tres, el joven de 17 años experimentó fallas en su memoria, fuertes dolores de cabeza, náuseas y se encontraba de pésimo humor. En el quinto día empezó a tener alucinaciones auditivas, visuales y táctiles.

El sexto día perdió la capacidad para concentrarse y registró lapsus de memoria. Sus movimientos eran cada vez más torpes y experimentó dolores articulares. Posteriormente su visión fue prácticamente borrosa todo el tiempo y ni siquiera podía completar una frase.

El último día, al acumular 264 horas sin dormir, el estudiante tuvo un fuerte deterioro cognitivo y sus alucinaciones ya eran permanentes. Randy terminó el experimento gracias a sus amigos y a los expertos que lo acompañaban.

Luego del largo tiempo sin dormir, el joven tuvo que pasar un día en el hospital donde se le realizó un chequeo médico. Se concluyó que no habían quedado secuelas físicas ni psíquicas. Aunque años después ya en su adultez aseguró que sufría de insomnio y no descartó la posibilidad de que este fuera producto del experimento que hizo en su juventud.

El no dormir adecuadamente puede ocasionar la muerte

Indudablemente el no dormir correctamente o padecer algún trastorno del sueño crónico puede desencadenar en problemas de salud físico y/o mentales, que van desde hipertensión, obesidad, diabetes, depresión, estrés, ansiedad, afectaciones en el sistema nervioso, endocrino e inmunológico, entre otros.

Además, según otra investigación publicada en la revista Journal Sleep, aquellas personas que duermen menos de 7 horas tienen una esperanza de vida más corta.

Asimismo, los expertos explican que existe una rara enfermedad hereditaria que afecta principalmente una parte del cerebro llamada tálamo, que influye en el sueño, llamada insomnio familiar fatal.

De esta forma quien la padece, aunque quiera no puede conciliar el sueño, tiene insomnio persistente, deterioro de memoria, dificultad para moverse y hablar, pérdida de peso, sudoración excesiva, fiebre, taquicardia, alucinaciones, ansiedad, depresivos y otros síntomas.

La enfermedad regularmente aparece en la edad adulta, no tiene algún tratamiento y se agrava de forma progresiva hasta que la persona puede entrar en estado de coma y con ello ocasionar la muerte.

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