Es una realidad que los puestos de elección popular son ganados gracias a una mayoría que simpatiza con una candidata, candidato, partido político o proyecto de campaña; pero en los últimos años se confunde ese triunfo con una deuda hacia quienes dieron los votos o con quienes impulsaron el proyecto ganador a nivel político; esos puestos son parte del servicio público, de un gobierno municipal, estatal o federal, de diputaciones o posiciones en el Senado, todos son parte de un sistema republicano que sirve a toda la sociedad, no únicamente a las porras, los afiliados, las siglas.

Hoy es mucho más marcado ese desprecio por la sociedad en general porque también se manifiesta un desprecio por la oposición en ejercicio de gobierno, se nota una descoordinación, falta de comunicación, incluso señalamientos sin sustento desde espacios en medios o conferencias; todo termina por perjudicar solamente a las y los ciudadanos. La competencia en campaña termina cuando hay un ganador, en adelante lo que debería seguir es gobernar para toda una sociedad que merece gobiernos que no lleven por delante siglas, fobias o filias.

Ayer hubo un destello de civilidad y responsabilidad que, desgraciadamente, no es común en la política veracruzana más reciente; sentados en reunión de trabajo una alcaldesa panista con un funcionario de primer nivel de un gabinete estatal morenista, Patricia Lobeira y Zenyazen Escobar.

El Secretario de Educación del Gobierno Estatal visitó a la Presidenta Municipal del puerto de Veracruz para dar continuidad al trabajo de rehabilitación en espacios educativos de ese municipio, pues durante el periodo de confinamiento se presentaron actos de vandalismo y robos en algunos planteles, un tema que desde hace meses es atendido por la SEV en otras zonas del estado y ahora se hará en Veracruz.

Al menos en lo que un servidor tiene registrado de lo que va del gobierno actual, el gobierno estatal, no habíamos visto una muestra de sensibilidad política, de compromiso por lo que representa un cargo entre dos personajes de opuesta formación partidista. Es tal el impacto y lo singular del asunto que hasta en redes sociales se tomó a bien la reunión y la forma en que se abordó desde las dos partes, basta con echarle una leída a las publicaciones en twitter y Facebook para corroborarlo.

Es grato, como ciudadano, darse cuenta de que la conciencia prevalece, y que dos servidores públicos, pertenecientes a contextos políticos opuestos, puedan dejar a un lado los colores y trabajar por el bien común, sobre todo en temas de impacto social profundo como as condiciones de las escuelas. Es una muestra para los fanáticos recalcitrantes, que sudan calenturas ajenas, que basan su trabajo en el servicio público replicando los discursos del presidente, de que un puesto es pasajero y se debe dejar lo mejor para la sociedad, por mandato, por voluntad.