No termina de arrancar bien el 2022 y la agenda política está calientita; desde lo que acontece en Xalapa hasta lo nacional. Inflación, inseguridad, declaraciones entre correligionarios, variantes del coronavirus, en fin. Si las cabañuelas auguraran el clima político entonces Veracruz tendrá, en adelante, meses de tormenta.

Desde hace mucho tiempo no experimentábamos un desalentador inicio de año en el país, parece que dada vez es menos efectivo el discurso optimista de la Presidencia y su imitación desde las entidades morenistas; a reserva de las acciones positivas que poco lucen, con un impacto focalizado, el trabajo de un proyecto que se supone integral, la 4T, va teniendo vacíos por la diferencia de sensibilidad y profesionalismo que caracteriza a los gabinetes estatales, sumado al gabinete federal.

La mejor noticia de inicio de ciclo es la continuidad en la vacunación, sobre todo de sectores fundamentales para el funcionamiento de diversos ámbitos de impacto social; es el caso del personal médico que ha sido la primera línea frente a la emergencia en la que todavía vivimos por la pandemia de coronavirus; por otro lado el magisterio, quienes han hecho esfuerzos extracurriculares para sostener un sistema de clases adaptado a radio y televisión, ese enorme y noble gremio que en Veracruz tiene una significativa participación política y de toma de decisiones.

Si todo se da como la primera dosis aplicada al personal educativo, la Secretaría de Educación de Veracruz y las otras instituciones involucradas en el proceso de vacunación darán ejemplo de organización y ejecución; y más allá de lo anecdótico, aplicar una dosis de refuerzo a las y los maestros veracruzanos es otorgar certeza para que desempeñen su función social y personal con un nivel mayor de protección ante contagios.

Pero en nuestro México mágico, como es habitual desde hace décadas, lo malo es más que lo bueno; las muestras horrendas de violencia que atestiguamos en Veracruz hace unos días nos recuerdan que entre nosotros sigue circulando gente armada, con las peores intenciones, sin escrúpulos; y del otro lado nuestras autoridades hacen lo que pueden, desde la perspectiva de su realidad. Ello nos convierte en una sociedad vulnerable, pues el estado de derecho se extingue cuando un grupo armado es capaz de dar muestras de su capacidad, asesinando y exhibiendo cadáveres, con una impunidad que escandalizaba en los tiempos de Fidel, de Duarte y de Yunes. Hoy el asunto se contiene a punta de hashtags.

En Xalapa los vientos soplan distinto, estrenamos alcalde; desde su discurso de toma de posesión, Ricardo Ahued está dando muestras de cómo se hace política, llevando el mensaje a la práctica, comunicando y trabajando. Nadamás en las semanas que tiene al frente del Ayuntamiento xalapeño ya se ve una mano distinta y, sobre todo, una capacidad de atención a las urgencias en la ciudad. Y no es que el intrascendente Hipólito Rodríguez, antecesor de Ahued, haya dejado la vara alta, cualquiera haría diferencia después de él; pero Don Ricardo trae otro ritmo, se le nota su amplia experiencia y eso, deseamos, beneficiará a la ciudad y sus habitantes.

Y finalizando el panorama, nuestro entorno político (el gacho porque el del maestro Quirino es de primer nivel). Como ciudadanía somos espectadores de un combate de muchas esquinas, y no importa la sociedad, siempre quedamos en medio. A periodicazos, con videos o posteos en redes, como argüende de vecindad nadie se quiere quedar callado; legisladores, alcaldes, titulares de Ejecutivos, y del mismo proyecto político, ahora echándose de habladas, mostrando que lo que menos hay en sus siglas es institucionalidad, quemándose solitos y llevándose entre las patas a su partido.

Así arrancamos enero del 2022, nada alentador; ciudadanas y ciudadanos debemos hacerle como podamos, echar para adelante y valorar a quienes vale la pena mantener en los puestos de elección popular y echar a los que no. No echemos en saco roto las recomendaciones de salud, recordemos que el cubrebocas es fundamental, seamos responsables con nosotros y los demás, sigamos lavando constantemente las manos y desinfectándolas; el fin de la pandemia es lejano todavía, mientras mantengamos la disciplina.